Es en esta conjunción de retos: la transformación digital de los procesos y la creación de habilidades y capacidades digitales de los ciudadanos nacionales o migrantes donde debemos trabajar en conjunto el gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y la academia.
En este siglo la transformación digital ha permeado nuestras vidas. De igual manera, para las personas migrantes las tecnologías son un cambio significativo en el proceso de migración y en la adaptación al país de acogida. Las redes sociales, las aplicaciones de envío de remesas y las plataformas digitales de empleo ayudan a esta comunidad, no solo mantenerse en contacto con sus familias o seres queridos, sino también a acceder a servicios críticos y a encontrar nuevas oportunidades en los países de acogida. Sin embargo, la transformación digital se convierte también en una barrera para el acceso a los servicios básicos cuando las personas no cuentan con un nivel adecuado de alfabetismo digital.
Para entender mejor estos efectos, pensemos en un disco de vinilo: tiene un lado A lleno de promesas y un lado B que puede esconder algunos desafíos.
Lado A: el ritmo de la transformación digital.
Una de las herramientas más valiosas para las personas migrantes ha sido el uso de las redes socio digitales. Plataformas como Facebook, WhatsApp, Instagram y tik tok, entre otras, permiten que las personas migrantes mantengan la comunicación y los vínculos afectivos con sus familias o seres queridos (Pandey et al., 2022). Esta posibilidad de comunicación constante ayuda a mitigar el aislamiento emocional, también conocido como duelo migratorio. A su vez, facilita la integración en las comunidades de acogida sin perder sus raíces. Además, estas redes incrementan el capital social de las personas migrantes al actuar como espacios de apoyo, donde pueden compartir experiencias, consejos sobre trámites migratorios y oportunidades laborales en sus nuevos entornos (Ortiz Cobo et al., 2023). Igualmente, estas redes socio digitales fortalecen el sentido de comunidad y solidaridad entre las personas migrantes (Romaniszyn, 2022).
Por otro lado, las plataformas digitales para el envío de remesas han revolucionado la manera en que las personas migrantes apoyan económicamente a sus familias en sus países de origen. Anteriormente, el envío de dinero se realizaba únicamente a través de sistemas bancarios tradicionales, muchas veces lentos y costosos. Sin embargo, con la aparición de plataformas digitales como PayPal, Western Union online, las aplicaciones bancarias y bancos 100% digitales, el proceso de envío de dinero se ha vuelto más rápido, seguro y accesible (Valle-Carrión et al., 2023).
La facilidad en el acceso a los servicios de transferencia de dinero no solo beneficia la economía familiar en los países de origen, sino que también crea un impacto positivo en el desarrollo económico de los países de acogida. Las remesas representan una fuente clave de ingresos para muchas familias, y con la digitalización, este flujo económico ha sido optimizado (Valle-Carrión et al., 2023).
Otra gran ventaja de la transformación digital es el acceso a empleos a través de plataformas en línea. Aplicaciones de búsqueda de empleo como LinkedIn, Indeed y Glassdoor ofrecen a las personas migrantes opciones de trabajo independiente de su ubicación geográfica. Además, algunas plataformas específicas, como Workana o Upwork, ofrecen trabajos con vinculaciones laborales flexibles, convirtiéndose en una alternativa para aquellos que pueden tener dificultades para acceder al empleo formal en el país de acogida.
Asimismo, además de beneficiar a las personas migrantes al permitirles generar ingresos que faciliten la adaptación en el país de acogida, las economías de los países receptores reciben las habilidades, perspectivas y experiencia de estas personas enriqueciendo sus prácticas organizacionales (Urinboyev, 2022).
Ahora bien, la transformación digital también ha facilitado a los gobiernos y organizaciones internacionales gestionar los flujos migratorios y ofrecer mejores servicios a las personas migrantes. Herramientas como los portales digitales de migración MigApp de la OIM, r4v.info, migrApp del Servicio Jesuita a Migrantes y los servicios en línea para la regularización de la residencia y las plataformas para el acceso a la salud digital pueden hacer que el proceso migratorio sea más eficiente y menos burocrático.
Por ejemplo, en Chile las personas migrantes pueden realizar solicitudes de visado o residencia a través de una plataforma en línea, lo que reduce los tiempos de espera y facilita el seguimiento de los trámites (Bulled, 2023). A su vez, organizaciones como la OIM utilizan estas tecnologías para monitorear los flujos migratorios y ofrecer apoyo en situaciones de crisis, como la asistencia a migrantes en tránsito o el acceso a educación y salud a distancia.
Lado B: Cuando la transformación digital te pone a bailar con la más fea
A pesar de las bondades de la digitalización del mundo, existen debilidades, lados grises y barreras que exacerban las dificultades que experimentan las personas migrantes en los países de acogida.
En primera instancia, la economía colaborativa, como se conocen las plataformas digitales que ofrecen trabajos a destajo, trae consigo dudosas prácticas de remuneración, seguridad social y respecto a los derechos laborales (Pedroni, 2019). Dichas plataformas son uno de los mecanismos a los que más acuden las personas migrantes para generar ingresos de manera relativamente rápida sin saber que están renunciando de manera tácita a los derechos laborales del país de acogida (Oficina Internacional del Trabajo, 2023).
Por otro lado, la creciente digitalización de la relación de los ciudadanos con el gobierno, conocido como e-government, ha intensificado la necesidad de habilidades digitales avanzadas para acceder a servicios básicos, desde la salud hasta la educación y el empleo. Sin embargo, la adaptación de las personas a estos nuevos procesos no ha sido uniforme ya que la brecha digital persiste, particularmente, entre las personas migrantes. Es bien conocido que, además de limitar el acceso a recursos vitales, el analfabetismo digital también perpetúa la exclusión social y económica generando lo que se conoce como exclusión digital (Servicio Jesuita a Migrantes, 2023).
En muchos casos las personas migrantes a menudo se encuentran en desventaja en cuanto a habilidades digitales en relación con las personas del país de acogida. Esta desventaja puede estar relacionada con diferencias en el acceso a tecnologías antes y después del movimiento migratorio, diferencias regionales y lingüísticas, niveles de educación, sectores laborales previos, falta de formación específica en competencias digitales y el desconocimiento de la sociedad digital de acogida.
Además, la brecha digital no es homogénea dentro de la población migrante. Existen variaciones significativas en las habilidades digitales entre diferentes grupos de migrantes, influenciadas por factores como la edad, el sexo, la orientación sexual, el género, la región de origen, la motivación y el nivel educativo. Estas diferencias individuales pueden generar jerarquías de acceso y oportunidades dentro de las comunidades migrantes, exacerbando la vulnerabilidad de aquellas personas menos capacitadas en el tema.
En conclusión, la brecha digital tiene un impacto directo en la capacidad de las personas migrantes para integrarse en la sociedad del país de acogida. En un país donde los servicios públicos y la interacción con el gobierno se digitalizan rápidamente, la falta de habilidades digitales puede convertirse en un obstáculo significativo para el proceso migratorio, para la consecución del estatus migratorio regular y para el acceso a derechos y recursos básicos. Como consecuencia, se dificulta la integración de las personas migrantes y se perpetúa la exclusión para aquellos que tienen menos habilidades y capacidades digitales. Adicionalmente, los expone a obtener información de fuentes no oficiales, resultando en trámites equivocados o estafas por parte de terceras personas (Domínguez Alegría, 2018).
Finalmente, analizando los procesos de las entidades pública, y en coherencia con lo expresado en el artículo “Transformación digital en instituciones públicas chilenas: más allá de la adquisición de tecnologías”(Romero-Hernández & Ochoa-Urrego, 2024), la transformación digital del estado es una tarea incompleta. Es común ver cómo procesos tales como las solicitudes de visa o las afiliaciones a los servicios de salud son digitalizados en el punto de contacto con el ciudadano. Sin embargo, el resto del proceso sigue teniendo un comportamiento analógico, donde la transparencia y trazabilidad no son posibles dado el comportamiento de “caja negra” que tienen.
Es en esta conjunción de retos: la transformación digital de los procesos y la creación de habilidades y capacidades digitales de los ciudadanos nacionales o migrantes donde debemos trabajar en conjunto el gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y la academia. Este podría ser un paso para lograr la integración de las personas migrantes que genere un crecimiento tanto para ellas como para los países de acogida y así lograr que el lado B de este “disco” sea armónico para todos y todas.
Referencias Bibliográficas
Bulled, N. (2023). Personal networks and the politics of belonging: Refugee integration in Thessaloniki Greece. International Migration. https://doi.org/10.1111/imig.13214
Domínguez Alegría, M. (2018). Brechas: Impacto de las Brechas Digitales en la Pobalción Extranjera. https://www.inclusion.gob.es/oberaxe/ficheros/documentos/Brechas.pdf
Oficina Internacional del Trabajo. (2023). Tendencias de la digitalización y virtualización del trabajo y la participación de las personas trabajadoras migrantes.
Ortiz Cobo, M., Jeri Levano, R. I., & García Martín, J. (2023). Technologies in Migration Processes: Mediation in Communication and Social Capital. Journal of Education Culture and Society, 14(2), 188–210. https://doi.org/10.15503/jecs2023.2.188.210
Pandey, A., Mishra, R., & Singh, R. (2022). Social networks as providers of social protection to urban migrants in Delhi. Asian and Pacific Migration Journal, 31(4), 426–453. https://doi.org/10.1177/01171968231154660
Pedroni, M. (2019). Sharing economy as an anti-concept. First Monday. https://doi.org/10.5210/fm.v24i2.9113
Romaniszyn, K. (2022). Social Networks as a Perpetual Vehicle for Migration. Studia Polonijne, 43, 365–380. https://doi.org/10.18290/sp2243.15
Romero-Hernández, N., & Ochoa-Urrego, R.-L. (2024, June 22). Transformación digital en instituciones públicas chilenas: más allá de la adquisición de tecnologías. El Mostrador. https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2024/06/22/transformacion-digital-en-instituciones-publicas-chilenas-mas-alla-de-la-adquisicion-de-tecnologias/
Servicio Jesuita a Migrantes. (2023, December 1). Fronteras Digitales: impacto de la brecha digital en el acceso a derechos de las personas migrantes. SJM. https://sjme.org/2023/12/01/publicamos-el-estudio-fronteras-digitales-impacto-de-la-brecha-digital-en-el-acceso-a-derechos-de-las-personas-migrantes/
Urinboyev, R. (2022). Ethnicity, Migration, and Digital Labor: Mobile Phone Technology Use Among Uzbek Migrants. In Oxford Research Encyclopedia of Communication. Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/acrefore/9780190228613.013.1327
Valle-Carrión, L., Torres-Diaz, V., & Ochoa-Moreno, S. (2023). Information and Communication Technologies and Remittances. 2023 18th Iberian Conference on Information Systems and Technologies (CISTI), 1–7. https://doi.org/10.23919/CISTI58278.2023.10211833
Claudia Martínez Quesada
Candidata a Doctora en Psicología
Universidad de Chile
R. Leonardo Ochoa Urrego
Académico Departamento de Tecnologías de Gestión
Facultad Tecnológica
Universidad Santiago de Chile