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El perdón y la reconciliación. Por Jorge Tarride

Es incompresible que aun en los medios de comunicación se hable de perdón o reconciliación cuando se tocan hechos horrorosos acontecidos bajo la dictadura cívico militar que tratan sobre las violaciones de los derechos humanos. Creo que se tiene una visión muy equivoca sobre la forma en que la democracia debe abordar estos hechos. A mi parecer aun se manejan valores muy distantes de la seriedad y la verdad que necesita una sociedad para convivir en harmonía. El pedir perdón no cambia los valores que motivaron a los militares y civiles como institución e individuos que ordenaron y/o ejecutaron este tipo de atrocidades sobre sus propios conciudadanos. Estos hechos no se trataron de un mal comportamiento temporal de algunos individuos que integraban instituciones estatales y colaboradoras de ellos, sino que fue una ideología con todos los valores “morales” y “éticos” que esta representa. Reconciliación también es un término que no nos deja ver claramente que es o qué tipo de democracia queremos construir o estamos construyendo. Reconciliación es el acto de volver a comenzar algo que nos separo por un tiempo de la acción misma de hacer ese algo en conjunto, entonces la pregunta seria; ¿ Se puede construir una democracia en donde un sector de los participantes tienen valores, demostrados con hechos, que no son los que fundamentan una democracia? Una democracia debe aplicar justicia, condenando a todo aquel que violo y viola los derechos fundamentales de los ciudadanos. Una democracia no puede ver estos hechos como un problema político a resolver por medio de la reconciliación o del pedir perdón, la democracia debe condenar política y judicialmente a toda persona que esta o estuvo involucrado en estos hechos, ya que son comportamientos netamente criminales de conductas sicopáticas, no hay otra explicación para la acción de torturar a otra persona y en cientos de casos hasta la muerte, estos individuos son elementos altamente peligrosos para la sociedad y la estructura misma de la democracia. Es completamente esquizofrénica la idea de preguntar a las víctimas de tortura si ellos pueden perdonar a sus victimarios, es exactamente lo que se hacía en las casa de tortura, primero te flagelan física y sicológicamente por medio de golpes, corriente, aislamiento, etc, etc y luego te llevaban la mitad de una marraqueta y te de decían, “ya po cabro, mira como estai, habla y te vai pa la casa o sino vo sabi po”; una frase típica de reconciliación negociadora y falsa utilizada en las casas de tortura.

El subsecretario de defensa Gabriel Gaspar en una entrevista realizada por CNN Chile el 28 de Julio del 2015 en relación al caso “Quemados” sobre la complicidad entre militares digo; “Esto no tiene que ver con la política de defensa, sino que con la justicia” Quizás la pregunta que los chilenos deberíamos hacernos es si los victimarios son personas mentalmente sanas y como tal el gobierno debe tomar cartas en el asunto porque se trata de un tema de seguridad y defensa nacional ya que no solo entorpece sino pone en peligro la democracia misma al tener en el interior de sus instituciones aun valores, ideas, e individuos que sustentaron y sustentan esta enfermedad mental con característica de un desquicio y desprecio total por la vida. Continua el señor Gabriel Gaspar; “La verdad y la justicia tendrá que imponerse algún día”, ese “algún día” se entiende como por casualidad, por obra sobrenatural, no es que la justicia y la verdad sea un fin mismo de un sistema democrático que utiliza todos los recursos necesarios para investigar hasta llegar a la verdad “real” y condenar a todo aquel que tenga responsabilidades penales, pero lamentablemente a como dice el subsecretario de defensa la verdad y la justicia tendrá que imponerse, o sea por obligación, por cargante, por descuidos, por arrepentimientos, por casualidades, no porque la base fundamental de este sistema democrático sea verdad y justicia. Luego agrega; “Muchos de estos casos nosotros no los conocíamos hasta ahora”, Extraordinaria revelación de su parte, ya que existen más de 37.000 declaraciones solo en la comisión Valech de estos hechos y no se ha investigado nada en referencia a estas violaciones a los derechos humanos, una cosa es no hacer público el vejamen sufrido por las victimas y otro es por lo menos leerlos para buscar el patrón de comportamiento de este tipo de persona al interior de las instituciones , sabiendo que una verdadera democracia sin apellido debería investigar cada uno de estos hechos y condenar a los culpables, no solo por el delito cometido y el sufrimiento que pasaron las víctimas, sino también para dejar y dejarnos en claro al mundo y a nosotros mismo que la base fundamental en nuestra democracia es la verdad y la justicia. En otra parte de la entrevista el señor Gaspar dice; “hay unos de estos procesos de complicidad, de pactos de silencio, de ocultamiento que se hicieron”.. Hoy ya no se puede ocultar que si existen estos “pactos de silencio” que no creo que estén libre de amenazas y chantajes, gracias el proceso que lleva el juez Mario Carroza. Hay que continuar desenterrando la verdad si queremos una democracia sana y no aceptar una democracia sentada con una esposa en cada muñecas y las otros dos puños metidos a las patas traseras de una silla y una venda en los ojos.

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