En el informe “The value of essential work” publicado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se ha definido como “clave” para las economías de los países las ocupaciones que realizan los trabajadores de los sistemas alimentarios, los trabajadores manuales y del comercio. Este tipo de empleos se asocia a las denominadas “ocupaciones elementales” que, si bien requieren bajo nivel de cualificación para ser ejecutadas, son esenciales para el funcionamiento de las sociedades.
En Chile, según la encuesta CASEN, las ocupaciones con mayor cantidad de trabajadores son “Vendedores de tiendas y almacenes”, “Obreros agrícolas” y “Personal doméstico”. Estas tres ocupaciones tienen salarios mensuales que bordean o, incluso, son menores al sueldo mínimo mensual. Para ser vendedor o vendedora se requiere educación media. Para los obreros agrícolas y el personal doméstico, que en su gran mayoría son mujeres, con enseñanza básica basta.
Según la Encuesta Nacional de Empleo (ENE-INE), a nivel país, con un 32%, en proporción al total de ocupados, la región de O’Higgins es la que tiene la mayor cantidad de trabajadores en “ocupaciones elementales”. Además, en esta región, el 18% de las personas se desempeña en “servicios y venta de comercios y mercados” y el 12% lo hace como “Artesano y operario de oficios”. Es decir, el 63% de los trabajadores en O’Higgins ejecuta labores que la OIT considera “esenciales para el funcionamiento de las sociedades”. Sin embargo, a pesar de su importancia, las remuneraciones de estas ocupaciones suelen ser bajas. En efecto, según la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI-INE), en esta región, quienes realizan ocupaciones elementales obtienen un salario líquido mensual promedio de $345.193, los trabajadores de servicios y vendedores de comercios y mercados llegan a los $386.843, y los artesanos y operarios de oficios a $437.538 mensuales.
Como se puede apreciar, a pesar de que son fundamentales parta el funcionamiento básico de las economías y los países, existe una baja valoración a nivel salarial, laboral y social de este tipo de ocupaciones. Con el ánimo de revertir las consecuencias sociales de aquello, se vuelve urgente tomar medidas.
Resulta crítico, en este contexto y sobre todo considerando las consecuencias de la pandemia, invertir en empresas sostenibles para reforzar la capacidad de las economías de mantener los empleos, el suministro de productos y los servicios en periodos de crisis. Con lo cual, además de continuidad productiva, se obtiene estabilidad laboral de las ocupaciones esenciales. Es necesario, a nivel de sectores o empresas, implementar tecnologías que modernicen los procesos productivos y las cadenas de valor, optimicen el uso de los recursos y generen empleos más sofisticados, que requieran especialistas con mayores niveles de cualificación.
En materia laboral, es pertinente avanzar en políticas que promuevan el “trabajo decente”. Es imperioso entregar mayores niveles de protección social y laboral; promover la igualdad de trato para todas las formas de contratación, sean indefinidas, por obra o faena o intermediadas por terceros (subcontrato y colocación de personas); implementar horarios de trabajo y turnos seguros y previsibles; impulsar políticas salariales que promuevan la valoración del trabajo y que no reproduzcan la pobreza, como ocurre en la actualidad con las remuneraciones de las ocupaciones elementales; así como también entregar formación a los trabajadores para desarrollar capacidades técnicas, de respuesta y adaptación.
Mauricio Muñoz
Sociólogo y Doctor en Ciencias Sociales
Profesor y Analista del Observatorio Laboral de la UOH