Se dice que las bodegas tendrían su origen en la Edad Media, me resulta imposible aseverar esta creencia si es que consideramos a éstas como un templo, es decir ese lugar misterioso en que se produce el milagro en que la uva se convierte en vino. En nuestros campos las bodegas no sólo tienen esta función, en ellas también se celebraban otros ritos relacionados al esparcimiento y la entretención, en ellas se dispensaba el mosto joven, visitarlas era una práctica extendida. Esos viajes territoriales evocan el tránsito de los Goliardos medievales que gozaban con esta bebida de ahí que gran parte de su poética sea un verdadero elogio a los bebedores: "Habla más de lo justo/ Y yo cuando empino el codo,/ hago versos sobre modo,/ mas sin báquica ambrosía,/ no estoy para la poesía". Ciudades de Europa central siguen recordando estos hechos y mitos, por ejemplo la hermosa Heidelberg, ciudad para caminarla entregados al ocio, tiene un curioso museo que cuenta la historia de los calabozos para estudiantes ebrios, ciudad que fue cuna del romanticismo, grandes escritores universales como Mark Twain y Goethe se enamoraron de ella, este último escribió: "Otros duermen el vino, pero yo lo llevo a los papeles. El que no bebe y no besa está peor que muerto".
El vino es sin duda un elemento significativo en nuestra cultura, de ahí que conocer los vinos de Bodega Mariana permita recobrar un importante valor cultural local arraigada al territorio, ya el nombre dota de carácter a estos vinos del norte costa de la Región del Maule, cercanos a Hualañé. Una viña que ya es parte de un legado familiar de tres generaciones de viñateros maulinos que custodian la experiencia adquirida por años en la elaboración de los vinos sumando la formación enológica de Sebastián Albornoz que es parte protagónica en varias de las fases que comprende el recorrido para que una botella de vino llegue a una mesa.
Bodega Mariana ya ha comenzado a ser una de las viñas emergentes en los circuitos de los vinos naturales y campesinos, son parte de las exposiciones de varias de las ferias especializadas acá en el país como en espacios internacionales. En estos lugares se puede conocer parte de la historia que prodiga a estos vinos del secano bajo el emotivo nombre de "Lágrimas del huaso" con la que toma responsablemente una identidad ligada a nuestra tierra.
La línea de vinos que he podido disfrutar son un particular Syrah, un exquisito pet nat de cepa País, un agradable Torontel, junto a un Cabernet Sauvignon y Carmenere. Lágrimas del Huaso es un paso ineludible para todos aquellos que han asumido el transitar nuestra excelente producción de vinos reales que se imponen la baja intervención en el proceso. Bodega Mariana viene ocupando un lugar que a base de este noble trabajo engrandecen nuestra historia vitivinicultora.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra