La experiencia sensorial del vino es uno de sus principios más consensuados por especialistas y por simples bebedores de ahí el rito de que frente a una copa de vino antes de beberla participa la vista y el olfato, puntos previos antes de comenzar a saborearlos. Creo que esto no es una cursilería sino que es parte de la plena experiencia sensorial que desde su misterio nos puede ofrecer una buena botella.
Los vinos de la enóloga Javiera Ortúzar cumplen con esta dimensión sensorial que es propicia a una buena disposición de goce que nos permite un buen diálogo o una celebración especial. El vino no es sólo para ser bebido, ya que aporta una sensación de agrado y dispone nuestro ánimo a esa pausa vital que nos permite la suspensión de la vida cotidiana para percibir de manera diferente el tiempo y el espacio.
La trayectoria de Javiera Ortúzar en la fabricación de los vinos es extensa con un desarrollo internacional de su carrera que le permitió ir acopiando distintos saberes y prácticas para fortalecer su trabajo, así fue como llegó a la decisión de crear sus propios vinos que podemos encontrar en distintas líneas de etiquetas que ya gozan del reconocimiento de un público que sabe acerca de nuestros vinos, razón por la cual la podemos encontrar en distintas ferias de vinos naturales y de autor.
Hace unos días atrás le presté atención a su línea Jacinta, principalmente a su Viognier y a su Blend (Semillón y Sauvignon Blanc). Esta línea trae de esos vinos que ya nos agrada por su perfume tal como lo hace la reconocida planta o ya nos cautiva como los dones del príncipe espartano que sedujo al Dios Apolo según la mitología griega. Otros vinos destacados de esta enóloga son los de la línea Intuición, entre los cuales podemos encontrar un exquisito Syrah. Finalmente, destaco bajo esta apuesta de vinos que agraden desde el aroma, un vino de cepa Barbera no tan conocida aún para nosotros.
El trabajo de varios enólogos jóvenes que se han atrevido a desarrollar sus propios proyectos es parte de la importante revolución que está aconteciendo en el mundo del vino nacional, esto fortalece la riqueza vitivinícola que es parte de de nuestro patrimonio cultural que distintos lugares geográficos nos ofrecen exquisitos vinos de calidad desde los cuales vamos conociendo distintas historias locales que son parte del relato del vino chileno.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra
