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El valor patrimonial: el paisaje de los Altos del Lircay. Por Alex Ibarra Peña

Tenemos una larga tradición literaria que ha rescatado el valor de nuestro paisaje natural poniendo en relieve la experiencia sublime que éste representa para la esa vivencia que exalta al espíritu la escritura de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Luis Oyarzún, y tantos otros. En el Maule precordillerano los Altos del Lircay encantan por su belleza arbórea, su fauna y esa tranquilidad que nos invita al sosiego que requiere el importante ocio significativo para nuestra condición humana.

La localidad de Vilches Altos, parte de la comuna de San Clemente, una de las más grande en territorio de nuestro país, es uno de los rincones en que el bosque nativo nos ofrece cobijo, en invierno son llamativos sus cerros nevados y en verano el alivio que ofrecen su gran variedad de árboles nativos. Para quienes la ufología es de interés el Enladrillado al interior de la Reserva Nacional representa un místico lugar lleno de historias extraordinarias. El lugar se puede visitar con guías experimentados que son lugareños que han vivido siempre en la zona.

De su bosque se pueden destacar los robles, canelos, arrayanes, quillayes, cipreses, maitenes, avellanos, castaños, nueces, radales, maquis, etc. Otros no nativos como los álamos que acompañan con su bella sonoridad, aromos y fragantes pinos, éstos últimos siempre un peligro cuando no se les controla. La fauna con los bulliciosos tricahues, queltehues, carpinteros, perdices, codornices, sapitos endémicos, kodkod, zorros, conejos, liebres, etc.

La historia de los Pehuenches plasmada en las Piedras las Tacitas, la mantención de la cultura y tradiciones campesinas, sus oficios y sus comidas. La sabiduría de sus habitantes que desde varias generaciones habitan el lugar aprendiendo a vivir del trabajo diario y aprendiendo las lógicas del turismo rural que les posibilitan algunos emprendimientos, entre ellos la posibilidad para alojarse algunos días, algunos lodge exclusivos, pero también las alternativas que ofrecen las familias históricas del sector, entre ellas Olivia Gajardo con sus cabañas y distintos productos más como la miel, los huevos, nueces, corderos, y por cierto sus cómodas cabañas disponibles durante el año.

Estos paisajes que han cautivado a varios maulinos desde hace años, hoy son más accesibles a los turistas que buscan un lugar para el descanso con esa sencillez que es propia de la vida campesina. Un lujo es contar con este tipo de espacios en donde el paisaje es conmovedor y las vivencias de quienes mantienen con respeto el cuidado de la vida apartados del vértigo cansador de los centros urbanos. Es un gran valor cultural encontrar los espacios en donde el ser pueda reencontrarse con su origen natural, experiencia que enriquece nuestra dimensión espiritual.

Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra

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