En Chile no hubo un quiebre de la democracia, en 1973, sino que un golpe de Estado. Punto. No existió un quiebre, algo que por arte de magia estalló en mil pedazos, sino que un golpe organizado e implementado por Estados Unidos, la Derecha, la Democracia Cristiana y las Fuerzas Armadas. Es decir, fue un golpe cívico-militar. Y luego la dictadura con su carga de muerte y dolor que perdurará para siempre. Porque los desaparecidos siguen desaparecidos, los torturados arrastran las huellas de la violación de sus cuerpos inermes y los exiliados sobrellevan sus distancias. Aun así, aquellos del golpe, los de la dictadura o sus vástagos políticos, continúan negándolo todo. O, en el mejor - ¿o quizás peor? - de los casos, intentan distorsionar la historia.
Los partidos de “Chile Vamos” emitieron una declaración donde señalan que: “Este año se cumplen 50 años desde el quiebre de la democracia que, en septiembre de 1973, marcó la culminación de una profunda fractura social y política que afectó gravemente nuestra convivencia...y [se debe] tomar conciencia de los aprendizajes y errores cometidos por todos los sectores, y mirar hacia el futuro...” Nuevamente, el quiebre de la democracia, adicionando ahora el concepto de “fractura social y política”. Sin embargo, tras estas aparentemente bien hilvanadas palabras se halla un discurso político e ideológico que busca horadar la memoria colectiva y falsificar la historia. Porque, en ningún momento se menciona el golpe de Estado; asimismo se refiere a errores cometidos por todos los sectores políticos, o sea todos somos responsables del golpe de Estado. Tampoco se realiza alusión alguna a la dictadura, es como si 17 años de la historia del país no hubiesen existido ¿Vergüenza? Podría ser, puesto que tampoco mencionan las violaciones a los derechos humanos o a las víctimas de éstas. Humanos sin derechos fueron, y siguen siéndolo mientras no exista real justicia y verdad.
Mas algo en el tráfago de la Memoria grita al viento que la vergüenza no existe en los vástagos del golpe cívico-militar y de la dictadura, que más bien no los nombran, porque se sienten orgullosos de ambos. Y si no hablan de las víctimas de la represión, tal vez -creen- se esfumen de la memoria de los y las chilenas. Por eso, 50 años con posterioridad al golpe y la dictadura, siguen negándolo todo, no obstante, quiéranlo o no, la Memoria y la Historia se entrelazan de algún modo para combatir el Olvido, aunque pasen 50, 60 o 100 años, porque en Chile no hubo un quiebre de la democracia, en 1973, sino que un golpe de Estado. Punto.
Dr. Tito Tricot
Sociólogo
6 septiembre 2023
Valparaíso