Profundizar en las posibilidades de formación y capacitación académica de las dirigencias sociales, tiene que ser de un interés público permanente. Existen los canales formales como son concluir la educación formal básica – media, ingresar a algún programa técnico – profesional que provee la educación superior en sus manifestaciones de Centro de Formación Técnica, Institutos Profesionales y Universidades y, desde ahí, involucrarse en uno u otro programa que oferten.
Quienes, proviniendo desde las dirigencias sociales acceden a aquello, no sólo constituye un mérito, sino que también una oportunidad de desarrollo personal y comunitario si es que persevera en esa cobertura de trabajo e inspiración. Las posibilidades que entregan organismos como el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) vía Organismos Técnicos de Capacitación (OTEC) y otras combinaciones, también se inscriben en esa posibilidad, incluidos los municipios. Si ello se concreta de forma óptima, en cualquiera de las combinaciones, creemos, es una oportunidad para fortalecer la democracia en la Escala Local del territorio patrio.
Hace muy poco, en la Ilustre Municipalidad de Melipilla, culminó lo que se denominó Escuela Municipal de las Dirigencias Sociales denominada “Herramientas para Avanzar”. Importa hacer el análisis en esta experiencia, porque desde las escalas locales, en específico, las municipalidades y las dirigencias sociales, regularmente se encuentran consideradas en programas de capacitación que provienen desde diversos organismos del Estado, quienes, en sus mandatos institucionales y ejecución de política pública, la capacitación se encuentra como una de las acciones a desarrollar obligatoriamente. El municipio de Melipilla en ese sentido innova, ya que sin renunciar a estas posibilidades institucionales en la cual se debe disponer, proyecta una nueva forma de “capacitar-formar-educar” a las dirigencias sociales en la autonomía en que se les reconoce institucional y políticamente.
Cabe indicar que la iniciativa se encuentra enmarcada en un mandato que aparece institucionalmente formalizado en el Plan Comunal de Desarrollo (PLACODE), que, además, se encuentra en su ejecución logrado, participativamente. Por lo tanto, se asume como una definición estratégica de la gestión municipal y no como una discrecionalidad o voluntarismo por voluntarismo. En esa definición, entonces, el Departamento de Organizaciones Comunitarias, asumió el desafío de ejecutar dicha definición, avanzando en un diseño de Escuela sobre tres ejes definitorios: Formación ciudadana – Espacio geográfico/territorio – Agenda de Desarrollo Local/Barrial.
Sobre esos tres ejes se desplegó el siguiente marco teórico que fue base para el logro de la agenda en comento: Democracia y democracia local, Estado y su separación de poderes con anclaje local, la comprensión del Estado-municipio y el Estado-región en mayores grados de detalles para la realización de gestión asertiva y pertinente de parte de las dirigencias sociales; Seguridad humana/pública/ciudadana; conflicto y su óptima gestión; gestión del riesgo, o como lo denomina el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED), Gestión para Reducción del Riesgo de Desastre y; finalmente, noticias falsas o Fake News. Estos contenidos, contrario sensu de lo que se cree, fueron un acierto de primer orden en cuanto permitió encuadrar la gestión de las dirigencias, las que, en más de oportunidad, se hacen acreedoras de un desgaste de UN HACER DIFICIL, atentando contra sus voluntades de perseverar en el logro del desarrollo de sus barrios y, de ahí, al comunal.
La novedad de este proceso incluye la entrega de una herramienta para la gestión de las dirigencias sobre la base de un marco conceptual, ya comentado y, que fue dialogado por medio de la facilitación de conversaciones grupales. La agenda de desarrollo del territorio representa una apuesta por empoderar a las organizaciones locales en base a conceptos y miradas de fondo para la integración de éstas en sus territorios y disponer de una herramienta para articular esfuerzos colectivos con objetivos e intereses en el bienestar común, reconociendo sus recursos y abiertos a construir lazos asociativos y alianzas necesarias para factibilizar y potenciar el accionar público-privado.
En el transcurso de la Escuela, con diversas metodologías de talleres y recursos pedagógicos o de didáctica como se le denomina también, se avanzó en la idea y ejecución de una Agenda de Desarrollo Local. Incorporó este diseño de Escuela, además, visitas pedagógicas al Congreso Nacional y Parque Cultural de Valparaíso ubicado en el señero Cerro Cárcel. Ambas instancias, por diseño, no fueron meras visitas rutinarias, sino que estuvieron llenas de sentidos antes, durante y después de realizadas y concomitantes también con el trabajo de Agenda.
Con todo, resulta clave el dotar de herramientas a la dirigencia social como una forma de invertir los procesos de planificación desde lo local-ciudadano hacia las elites y centros de tomas de decisiones en un marco democrático. Es una realidad la brecha y desconexión entre las instituciones políticas, académicas y empresariales con las realidades locales-vecinales, por lo que el desarrollo de procesos formativos que integran dimensiones académicas, de educación popular, en un espacio de formación ciudadana no formal aportan en este desafío, que es en definitiva dotar de mayor capacidad de representación a las voces locales en el entramado político-técnico de las políticas públicas.
Así, en esta sucinta descripción de experiencia, enmarcada en una definición de tipo institucional – estratégica, queda la claridad de que sí es posible, en un marco de Proyecto Político de Desarrollo Local, diseñar y ejecutar políticas y programas de “formación – educación – capacitación” orientadas a las dirigencias sociales no sólo para realizar una más asertiva gestión desde las mismas o los municipios en su interrelación, sino que también en avanzar en un fortalecimiento de la democracia, o en un volver a creer en la posibilidad del trabajo conjunto y tolerante, ya que otro de los rasgos positivos de la ejecución de la Escuela, fue el trabajo colaborativo entre dirigencias sociales, siempre muy fácil de pronunciar, pero siempre muy difícil de concretar, dados los altos niveles de individualismo y competencia en los cuales sobreviven las mismas.
El municipio de Melipilla, por medio de esta iniciativa, demostró que sí existen mecanismos que, junto con servir para optimizar las gestiones interrelacionadas entre municipio y dirigencias sociales, también es posible fortalecer la democracia local y nacional, hecho que ahora, no sólo le impone un desafío para más adelante (siguiente acompañamiento de estas dirigencias), sino que la consolidación de una política pública local innovadora y proyectable a la totalidad de las dirigencias sociales.
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Braulio Tejos Lastra, Geógrafo de la PUC de Chile, académico de la Escuela de Ciencia Política y Gestión Pública, experto en temas de participación ciudadana y evaluación de proyectos, Universidad Academia Humanismo Cristiano
José Orellana Yáñez, Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA-USACH, Magister en Ciencia Política de la Universidad de Chile, Geógrafo y Licenciado en Geografía por la PUC de Chile. Integrante del Centro para el Desarrollo Comunal Padre Hurtado.