El 26 de julio de 2023 se marca un día histórico para México y para la protección de los Derechos de la Naturaleza. El Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza ha emitido un veredicto contundente, declarando al Estado Mexicano culpable de violar los Derechos de la Naturaleza y los derechos bioculturales, sociales y colectivos del Pueblo Maya debido a la construcción del controversial megaproyecto Tren Maya.
El Tren Maya, un proyecto de transporte ferroviario que ha sido objeto de acalorados debates, y ha demostrado ser mucho más que un simple medio de transporte. En su trayecto a lo largo de la frontera sur del país, forma parte del Corredor Interoceánico, una ambiciosa iniciativa que busca interconectar los océanos Pacífico y Atlántico en el Istmo de Tehuantepec en el centro de México. Sin embargo, este megaproyecto ha generado preocupación entre comunidades locales y defensores del ambiente, ya que implica un reordenamiento territorial que amenaza gravemente la integridad de los ecosistemas y el bienestar del Pueblo Maya, así como la sustentabilidad de sus culturas y territorios ancestrales.
El veredicto emitido por el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza no solo destaca la violación de los derechos bioculturales del Pueblo Maya, sino que también alerta sobre la vulneración de los Derechos de la Naturaleza reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra, considerando este hecho como un crimen de ecocidio y etnocidio. Es un reconocimiento significativo, pues coloca a la Naturaleza y a los cenotes como sujetos de derechos, estableciendo una protección más sólida para el ambiente y las comunidades indígenas que han sido guardianes de su territorio ancestral y sus recursos naturales. El Tribunal responsabiliza al Estado Mexicano por la violación de estos derechos y condena a las autoridades a la suspensión inmediata de este megaproyecto, así como a la desmilitarización de los territorios indígenas, al cese del despojo de sus territorios, y a detener la hostigación y amenazas que quienes defienden a la Naturaleza sufren hoy.
Como parte de las medidas de reparación integral, se insta a realizar una auditoría independiente, en colaboración con las comunidades afectadas, para evaluar los impactos reales del proyecto y su Plan Maestro propuesto. Además, se exige la reparación y restauración de los ecosistemas afectados por la construcción del tren y se exhorta a empresas e inversionistas involucrados en el proyecto a respetar los derechos colectivos de los pueblos, conforme al Acuerdo de Escazú y otras normas establecidas en el marco legal que salvaguarda los derechos de las comunidades afectadas.
El veredicto del Tribunal también llama a la acción del Gobierno Federal de México. Se insta a revisar la Ley Agraria para incorporar la función socioecológica del territorio, considerando las prácticas culturales sustentables de los pueblos y comunidades indígenas. Asimismo, se solicita la realización de reformas constitucionales para reconocer oficialmente a la Naturaleza como sujeto de derechos y a los Pueblos Indígenas como sujetos de derecho público. Estos cambios legislativos serían un paso significativo hacia una mayor protección de los ecosistemas y la diversidad cultural del país.
El veredicto emitido por el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza representa un desafío y una oportunidad para México. Es momento de escuchar las voces de la Naturaleza y de las comunidades indígenas que han sido afectadas por este megaproyecto. La construcción de un futuro sostenible requiere el compromiso de todos los actores involucrados, desde el gobierno hasta las empresas y la sociedad civil.
Es hora de que México asuma su responsabilidad y se comprometa a defender los Derechos de la Naturaleza y los derechos de sus Pueblos Indígenas. Este veredicto histórico debe ser un punto de inflexión en la forma en que abordamos el desarrollo y la preservación de los ecosistemas. Es momento de proteger y respetar los Derechos de la Naturaleza y de aquellos que han sido sus guardianes durante generaciones.
Por Natalia Green es Secretaria del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza
Crédito imagen: “Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza”