El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha que conmemora la lucha histórica por la igualdad de derechos y que simboliza más de un siglo de movilización feminista global, las calles de ciudades de todo el mundo fueron escenario de numerosas manifestaciones. Desde Santiago de Chile hasta Nueva York, desde Berlín hasta París, miles de mujeres marcharon reivindicando sus derechos. Sin embargo, en la capital francesa surgió una polémica que merece nuestra atención: la presencia del colectivo Némesis, definido como "feminacionalista".
Para entender este fenómeno, resulta fundamental el trabajo de Sara R. Farris, académica en el departamento de Sociología en Goldsmiths, Universidad de Londres, quien en su libro "In the Name of Women’s Rights: The Rise of Femonationalism" (2017) (En nombre de los derechos de las mujeres: el auge del feminacionalismo) analiza una paradójica intersección política: cómo los nacionalistas de derecha, los neoliberales y, sorprendentemente, algunas feministas y organizaciones por la igualdad de la mujer, invocan los derechos de las mujeres para estigmatizar a los hombres musulmanes y avanzar en sus propios objetivos políticos.
Farris define el feminacionalismo como "la explotación de problemáticas feministas por parte de nacionalistas y neoliberales en campañas anti-Islam y anti-inmigración". Es decir, la instrumentalización de la causa feminista con fines xenófobos. Este fenómeno no es exclusivo de Francia. La investigación de Farris abarca también casos en Italia y los Países Bajos, donde se observan dinámicas similares. En todos estos contextos, el discurso feminacionalista presenta a los hombres musulmanes e inmigrantes como inherentemente misóginos, posicionando a Occidente como el bastión de la igualdad de género frente a culturas supuestamente atrasadas.
Lo que resulta particularmente perturbador de este fenómeno es cómo logra cooptar el lenguaje feminista para fines que poco tienen que ver con la emancipación de las mujeres. El feminacionalismo no busca realmente mejorar las condiciones de vida de todas las mujeres, sino utilizar la retórica de la igualdad de género como arma arrojadiza contra determinados grupos étnicos y religiosos.
Farris señala que existe una importante dimensión político-económica en esta instrumentalización. El discurso feminacionalista no solo sirve para justificar políticas anti-inmigración, sino que forma parte de un entramado neoliberal más amplio. Al presentar a los inmigrantes como amenazas culturales, se desvía la atención de las condiciones económicas que perpetúan la desigualdad. Resulta revelador cómo, mientras se demoniza a los hombres musulmanes por su supuesta misoginia, se ignoran las formas en que el sistema económico neoliberal explota a las mujeres migrantes, frecuentemente relegadas a trabajos de cuidados mal pagados y precarios.
Volviendo al caso de París y el colectivo Némesis, su presencia en las manifestaciones del 8M ejemplifica esta compleja dinámica. Fundado en octubre de 2019 por un grupo de amigas, Némesis se define explícitamente como un colectivo que busca "defender a las mujeres occidentales", cansadas de lo que consideran "engaños de los movimientos llamados feministas" que según ellas priorizan "una ideología izquierdista a expensas de las mujeres" (Collectif Némesis, 2025). Durante la marcha del 8M, sus integrantes se distinguieron claramente del resto de colectivos feministas al portar banderas francesas y entonar La Marsellesa (Francetvinfo.fr, 2025), símbolos nacionales que transformaban una manifestación por los derechos de las mujeres en una reivindicación nacionalista. La jornada terminó con preocupantes episodios de violencia, cuando se produjeron enfrentamientos entre los grupos feministas tradicionales y las integrantes de Némesis, quienes venían acompañadas por hombres vestidos de negro con rostros cubiertos por capuchas o pañuelos (Le Média, 2025). En su manifiesto, establecen tres objetivos principales: denunciar todas las violencias contra las mujeres, denunciar "el impacto peligroso de la inmigración masiva sobre las mujeres occidentales", y promover la civilización europea como "la cuna de su desarrollo". Se describen como un colectivo de mujeres jóvenes con perfiles variados, presentes en París y otras regiones, con aspiraciones de expandirse por toda Europa (Collectif Némesis, 2025). Su participación generó rechazo entre los colectivos feministas tradicionales, quienes argumentan que el verdadero feminismo debe ser interseccional y solidario con todas las mujeres, independientemente de su origen, religión o estatus migratorio (Francetvinfo.fr, 2025).
Este caso no es único, evidentemente. Podemos observar manifestaciones similares en diversos países europeos, donde partidos de extrema derecha como Rassemblement National (Agrupación Nacional) en Francia, Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania) o Vox en España han incorporado selectivamente argumentos sobre igualdad de género a sus discursos xenófobos. También en Latinoamérica vemos la instrumentalización de retóricas feministas por parte de gobiernos y movimientos conservadores que, mientras defienden ciertos derechos de "sus" mujeres, recortan políticas públicas que beneficiarían a todas.
El fenómeno del feminacionalismo nos obliga a cuestionarnos sobre la facilidad y eficacia con que los discursos emancipadores pueden ser cooptados con fines opresivos, que parecen ganar fuerza en tiempos de polarización. En esta era de identidades políticas fragmentadas, resulta urgente desarticular estas apropiaciones interesadas del feminismo y reconstruir una práctica feminista verdaderamente emancipatoria. El auténtico movimiento feminista debe rechazar frontalmente las lógicas nacionalistas y reafirmar su carácter interseccional, transnacional, antirracista, anti xenófobo y de clase.
Como comunidad global, necesitamos desarrollar herramientas críticas para identificar cuándo los derechos de las mujeres están siendo manipulados con agendas ocultas. La emancipación de las mujeres nunca puede construirse sobre la estigmatización de otros grupos oprimidos, sino a través de alianzas interseccionales que reconozcan la multiplicidad de opresiones que enfrentan diferentes mujeres. La obra de Farris nos recuerda una verdad fundamental: un feminismo que se pliega a agendas nacionalistas no es simplemente contradictorio, sino profundamente peligroso, puesto que termina reforzando las mismas estructuras de opresión que dice combatir.
Referencias:
Collectif Némesis (2025). Manifeste. https://www.collectif-nemesis.com/manifeste
Farris, S. R. (2017). In the name of women’s rights: The rise of femonationalism. Duke University Press.
Francetvinfo.fr (2025) Le 14h/17h du samedi 8 mars 2025. https://www.francetvinfo.fr/replay-jt/franceinfo/le-14h-17h/jt-le-14h-17h-samedi-8-mars-2025_7118193.html
Le Media (2025). 8 Mars : Le collectif raciste Némésis et retailleau ont échoué à saboter la manif. https://www.youtube.com/watch?v=WE66gSQIO9A