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¿Feminismo o Salud Mental?: ¡Sí, Por favor! Por Nicol A. Barria-Asenjo

Desde el 25 de octubre del recientemente concluido año 2020, el edificio social construido con una base capitalista-neoliberal -desde el horrible, y, traumático periodo comprendido entre 1973-1990- quedaría en un aparente y aletargado suspenso. Recordemos que, este día, la opción “Apruebo” obtendría una notable e histórica ventaja sobra la opción “Rechazo”, este triunfo del pueblo y para el pueblo daba paso a una apertura diferente en el proceso sociopolítico chileno: La construcción de una nueva Constitución Política de Chile.

Las posturas antagónicas desde ese momento -e incluso antes- no dejaron de emerger desde las entrañas mismas de la historia del país o intentando defender la obscura y siniestra historia.

Como era de esperar, la élite política, la clase social acomodada y privilegiada articulo rápidamente una campaña, una verdadera carrera - ¡más de una! - tras la búsqueda desesperada por mantener el modelo económico-político tal y como ha estado desde que la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet impuso con la ayuda de su junta designada una Constitución que perpetuaría aquel evento que corrompió la subjetividad, libertad, y la vida misma de la ciudadanía.

¿Cuál es la responsabilidad ética en momentos inminentemente políticos? ¿Cómo hemos de callar frente a los intentos inhumanizados de mantener lógicas, códigos y símbolos que solo sirven para rememorar aquel pasado que sigue atormentando a un gran número de personas? ¿Cómo quedarnos en silencio y sin movilizarnos cuando el cinismo político ágilmente intenta reestablecer la posición de los pequeños eslabones que parecían moverse? Con la llegada de la pandemia de Covid-19, las producciones escriturales se volcaron al fenómeno de “moda” y con justa razón tras todos los efectos y amenazas que traía consigo, sin embargo, en la medida en que la atención se dividía, sin momentos de alternancia la derecha política movía nuevas estrategias.

No estoy intentando culpabilizar al Covid-19 como uno de los factores que genero una suerte de salvavidas para los simbolismos del neoliberalismo. Si no, tan solo describiendo un hecho que es necesario mirar ¿Cómo hemos avanzado en nuestros proyectos, perspectivas y análisis? ¿No es la Covid-19 aquello que vuelve una y otra vez a nuestros pensamientos intentando ser el tema prioritario de nuestras reflexiones y trastoca todo lo que podemos comenzar a proyectar respecto de un porvenir?

Precisamente ese es el punto, es inevitable NO considerar este virus en nuestros planes y proyectos, sea como sea, hay una amenaza mundial, una pandemia mundial, estamos en un momento crítico y profundamente cargado de rupturas, por ello, la solución es comenzar a articular lo que sería una nueva normalidad en estado de desastres permanentes, pero continuar.

En ello, toma lugar la relevancia de dilemas pendientes, de retos de la sociedad chilena que prevalecen desde temprana data como eso, “los pendientes”, las temáticas que siempre quedan para el final, como la salud mental o el feminismo. En pleno siglo XXI la palabra “Feminismo” sigue causando incomodidad, odio, ira, descontrol. En pleno año 2021 la palabra feminismo sigue siendo inentendible para muchos, siendo motivo de burlas, de risas, e incluso de ataques verbales.

Cuestión similar ocurre con el concepto de “Salud” en especifico de “Salud Mental”, y es que cuando la economía es lo fundamental para un país ¿Qué lugar tiene el bienestar y la salud emocional, física y psicológica?

En este punto, uniré el tema inicial brevemente mencionado en los primeros párrafos: la convención constitucional y, el tema que he tocado sucintamente previamente: feminismo con salud mental. La colisión entre estos conceptos o nociones, el resultado de la colisión de estos términos con toda la carga que implican por separado da lugar a un porvenir que desate aquellas ataduras dictatoriales que mantienen aún amarrada y encadenada a la población.

Pensar en construir una nueva carta magna sin incluir la salud mental, es evitar la construcción y la co-construcción de un nuevo país, de un edificio social que contenga significantes tales como: “equidad”, “justicia social” “dignidad”. La salud es vida, y la vida es lo que nos han intentado arrebatar.

Por otro lado, si antes a las mujeres las quemaban por bruja, se les encerraba, y luego se les dejo en casa dedicadas a las labores del hogar, ahora lo que se hace es lo mismo solo que bajo otro discurso y otra “realidad”, las mujeres siguen siendo asesinadas, siguen siendo violentadas física y psicológicamente. Por ello, es necesario apelar a la noción más general del significante “Feminismo”: CUIDAR LA VIDA DE LAS MUJERES.

Una de las mujeres que valientemente ha decidido ir en contra de un modelo opresor, violento, machista y sobe todo dominante, es LUISA DE LA PRIDA, candidata a constituyente por la lista del Apruebo, distrito 25. Una chilena, psicóloga de profesión, feminista de vocación por esencia, que, tras ver por años la violencia contra la mujer y luchar para erradicar esa realidad social, se harto de que nada cambie y decidió ella misma co-construir con sudor y esfuerzo un nuevo escenario para el porvenir de Chile.

Pensar en una constitución sin salud mental y sin feminismo es en palabras de la misma Luisa: “permitir que la historia misma del modelo dominante siga arrasando la vida de todos aquellos que no pertenecen a la elite económica, es decir, a todos los chilenos”.

Estamos en tiempos inminentemente políticos, tiempos en los cuales no tenemos que elegir entre incluir el feminismo o la salud mental, simplemente hay que llevar a adelante e impulsar a quienes pretenden incluir en esta nueva constitución los aspectos que aseguren una “nueva realidad” la construcción de una nueva normalidad que sea digna para las próximas generaciones.

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