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Filosofía chilena de la dictadura y de la militancia en el espacio público. Entrevista de Alex Ibarra a Patricio Peñailillo

Entrevista a Patricio Peñailillo (P.P) Profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica del Norte - Casa Central Antofagasta. Entrevista realizada por Alex Ibarra Peña (A.I) Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada.

A.I: Patricio muchas gracias por la entrevista que me concedes, la cual es importante para seguir vislumbrando la actividad filosófica en Chile. ¿Cuál es tu evaluación de la actividad filosófica en la provincia? ¿Consideras que hay ejercicio de difusión importante de esta actividad en el norte del país?

P.P: Gracias a ti Alex por tu labor de difusión de la actividad filosófica en Chile, sabemos que nuestro país tiene un formato centralizado en lo político, en lo económico, en lo intelectual y en lo administrativo y me parece que aquello no tiene vuelta, -es lo que creo- dada la extrema delgadez geográfica de nuestro país que robustece el centralismo y hace que todo aquello que este lejos del área metropolitana sea un satélite con gravedad cercana a cero. Por lo anterior, valoro el sobrevuelo prospectivo que efectúa Le Monde diplomatique en su versión digital para advertir si hay indicios de vida filosófica en los satélites de la capital y dar a conocer la noticia de que hay una actividad incipiente en el desierto de Atacama. Algunos tratamos de pensar reflexivamente desde el sitio que habitamos, desde ya, muy distante de las complejas maquinarias eidéticas con las que operan los destacados filósofos que están al día en algunos centros de discusión, debate y seminarios de Chile y el mundo. Lo que uno hace en esta extendida costra de sal del norte grande chileno es algo así como una filosofía artesanal, desde la periferia, que tiene la pretensión de ser auténtica y probablemente bastante rústica. Al final de cuentas, siempre se puede pensar reflexivamente aún con el cielo en contra. Dicho lo anterior, respecto de la primera interrogante -y después del desahogo preliminar-, te diré que en la provincia como tú dices y en particular en mi ciudad que se ubica en la extensa orilla del desierto de Atacama, la actividad “visible” asociada a la reflexión filosófica se concentra en unas cuantas actividades anuales que realiza el Círculo de Filosofía Jurídica y Humanidades de la Universidad Católica del Norte por una especial preocupación de Cristian Aedo Barrena, Doctor en Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UC del Norte, quien me ha apoyado en este proyecto para instalar en la UCN de Antofagasta estas prácticas intelectuales en la región. En relación a la segunda pregunta, me parece que en el norte grande del país –me refiero desde la primera a la tercera región- no es un espacio favorable para el ejercicio de difusión de las actividades filosóficas, pues, los centros universitarios donde uno inicialmente fija los ojos para ver qué es lo que está pasando con la filosofía, no existen programas académicos del dominio y derivado de lo anterior, la actividad de difusión filosófica en el norte grande de Chile no es para nada robusta.

A.I: En conversaciones que hemos tenido me has comentado de la riqueza interdisciplinaria que has encontrado para la reflexión al compartir con especialistas dedicados a cuestiones como la astrofísica. ¿Nos puedes hablar sobre esta riqueza interdisciplinaria para el quehacer filosófico allá en Antofagasta?

P.P: En el Círculo de Filosofía participan matemáticos, arquitectos, abogados, ingenieros civiles, químicos, sociólogos, estudiantes de la Universidad Católica del Norte y como las sesiones son abiertas, participan también interesados de otras universidades locales y público en general. Así que hay un interesante auditorio que enriquece estas prácticas intelectuales. Como te decía, escasas pero presentes. Respecto de la noble y potente astrofísica, en 2009 y 2010 participé en el Instituto de Astronomía de la Universidad Católica del Norte, invitado por Christian Nitschelm, astrofísico francés dictando el curso “Historia de la Astronomía” con un auditorio de estudiantes de física, geología, ingeniería civil, entre otros. En tanto que en abril de 2012 en San Pedro de Atacama participé también junto a astrofísicos en el evento “Bajo el cielo de Atacama”. Fueron unos días dedicados a conferencias de astronomía y filosofía. Tengo unos muy buenos recuerdos de esas noches luminosas. Ya en 2008 había participado en “Café astronómico”, evento que se realizó en el Mall Plaza Antofagasta organizado por el Instituto de Astronomía de la UCN con el patrocinio de European Southern Observatory. Compartí como panelista esa tarde junto a Paulina Lira, Astrónoma de la Universidad de Edimburgo y Coordinadora de Extensión del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile y Pedro Orellana, Doctor en Ciencias Exactas y profesor del Departamento de Física de la UC del Norte. Y en octubre de 2014 dicté la conferencia “La humanidad en el Universo” en la Biblioteca Regional de Antofagasta invitado por el Departamento de Astronomía de la Universidad de Antofagasta. Como puedes advertir, en mi caso, la atracción por aquellos temas cruciales para la humanidad atenta a los cielos desde una ciencia decisiva como la Astronomía y la reflexión filosófica en este lugar del planeta, se ha dado en forma fluida y aquello tiene que ver, entre otras circunstancias de mi vida, con el lugar donde pasé mi infancia, ya que a unas pocas calles de mi casa me encontraba en pleno desierto y con todo el peso de ese cielo nocturno luminoso. De ese sublime espectáculo del desierto y el cielo que viví en esas noches de infancia, supe poco después, que mirar las estrellas era mirar la historia del tiempo y que lo que capturaba en el momento que percibía esa luz de los objetos celestes, era el pasado. Fue un buen comienzo para el preguntar, como el comienzo de los filósofos presocráticos enfrentados a la Physis. Fue el inicio de mi período cosmológico, poco después aparecerían mis preocupaciones por la Polis y mi subjetividad.

A.I: Hace varios años vienes siendo un importante creador y promotor de actividades filosóficas, principalmente a partir del “Círculo de Filosofía”. ¿Nos puedes contar tus motivaciones para la creación de esta entidad? ¿Cuáles son los ejes prioritarios que abordan?

P.P: La motivación nace del interés de leer a filósofos, científicos, literatos y poetas que explican, interpretan e imaginan esa cosa llamada realidad y el tener experiencias estéticas con la música y el cine, indudablemente y cómo no. Así que promover “lugares” para que la explicación, la interpretación y la imaginación ocurra y fluya entre la gente que valora esas expresiones humanas, me permite concretar una aspiración que también es la aspiración de otras y otros habitantes de nuestra ciudad. Además esta emoción positiva que se traduce en obras concretas, me permite huir de aquellas otras emociones que conversan con la oscuridad y frenan el vuelo y me atraen seductoramente hacia el abismo. Pues bien, en relación a los ejes prioritarios que abordamos en dicho Círculo están: Filosofía y Ciencias, Filosofía y Literatura, Filosofía y Política, Filosofía y Educación, Filosofía y Música (particularmente una sesión de Ágora UCN 2014 fue dedicada al “Festival de Woodstock de 1969”), entre otras. Y para la concreción de dichas prácticas dialógicas, el Círculo posee particularmente espacios como Ágora UC del Norte, Cátedra Abierta, Coloquios de Filosofía y Literatura y Diálogos Ciudadanos. Además patrocina iniciativas y actividades que otras universidades o grupos independientes deseen llevar a cabo. En este momento que respondo esta entrevista, afinamos la realización de tres Cátedras Abiertas vinculadas a la Literatura, la Matemática y a una dedicada a “La ideología del consumismo ético”. Otra actividad realizada este año ha sido en conjunto con el Departamento de Teología de la UCN, éste es el “I. Coloquio Edith Stein” de responsabilidad del Centro UC de estudios multidisciplinarios Edith Stein, mediado dicho Coloquio por un proyecto Fondecyt que ejecutan profesores de la PUC, de la Chile y de la Católica del Norte. Dicha actividad se realizó en Antofagasta en el auditorio de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica del Norte con el patrocinio de nuestro Círculo de Filosofía Jurídica y Humanidades. Antes que se me olvide, este año se cumplen 25 años de los “Encuentros de Filosofía de Estudiantes Secundarios de Antofagasta”, evento que surgió con un grupo de alumnos del Liceo B – 13 de nuestra ciudad en 1990. Y dado que soy uno de los profesores-fundadores de dicho encuentro, me invitaron a inaugurar la celebración de los 25 años. Ahí tenemos otra traza de reflexión en la provincia, activada principalmente por los estudiantes secundarios de la educación pública. Los profesores organizadores de este XXV encuentro, me dicen que es el más antiguo de Chile en su tipo. Te cuento que en noviembre, el jueves 19 –ese es el Día Mundial de la Filosofía- fui invitado junto a Viviana Ponce de León, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Católica del Norte por la Secretaría Ministerial de Educación de la II Región a exponer en un Seminario de Formación Ciudadana con el tema “Genealogía y contenidos de la Constitución de 1980” dirigidos a los Centros de Estudiantes de los Liceos y Colegios de Antofagasta.

A.I: Por algún tiempo nos creímos la sentencia de que durante la dictadura no hubo actividad filosófica, sin embargo en tus últimos trabajos investigativos has estado trabajando sobre la filosofía en la dictadura. ¿Nos puedes resumir parte de estas investigaciones sobre el quehacer de algunos filósofos en ese período de nuestra historia reciente?

P.P: Efectivamente es así. Leo, observo y me esfuerzo por pensar con cabeza propia los asuntos que me interesan del mundo que habito y uno de esos temas vinculados a este habitar situado en mi país son “Encuentros y desencuentros de los filósofos con la dictadura cívico-militar”. (Sin embargo, lo que me tiene motivado en estos días es la escritura de dos ensayos titulados “La arquitectura un universo inestable: reflexiones desde el desierto de Atacama” y “Fragmentos urbanos”). Respecto de lo que me preguntas, de los filósofos en la dictadura, qué puedo decir, después de los notables trabajos en esa línea de Iván Jaksic, Cecilia Sánchez, José Jara, Osvaldo Fernández, Maximiliano Figueroa y Alejandro Fielbaum-. A ver, para efectos de lo preguntado en la entrevista y simplificando el elenco de filósofos considerados en lo que he investigado, me quiero referir sólo y brevemente a Osvaldo Lira de los ss.cc., teólogo y conocedor de la obra de Tomás de Aquino. Lira fue profesor de Jaime Guzmán y activo conservador. Fundó la Revista Tizona, desarrolló su actividad académica en la PUC. Fue un seguidor del carlismo e influenciado por Juan Vázquez de Mella, político tradicionalista y filósofo español. Bueno, me ha interesado realizar un trabajo de arqueología de las ideas de ese pensamiento anclado en el siglo XIII y del marcado influjo en el demiurgo de la Constitución de 1980, de Jaime Guzmán quien logró constituir el pensamiento conservador chileno en las instituciones políticas y sociales de la dictadura. Lira fue un pensador frontal. Abierto opositor a la izquierda y activo combatiente de la Unidad Popular. En una entrevista en 1977 Lira dijo: “Soy inmune a las críticas […] Si es preciso ir contra la corriente, voy. Estoy siempre en calidad de francotirador. Algunos me llaman cavernícola. Y una vez incluso me dijeron medieval. [….] ¡Qué mejor para mí, haber vivido en medio de las catedrales góticas en la época de Santo Tomás y del Dante!”. En un ensayo no publicado que escribí hace un par de años me referí a Lira en estos términos, cito: “¡Oh catedrales góticas que con vuestros cuerpos de piedra y cristal fueron la embajada del espacio celestial en la tierra que para Lira fueron la antesala del paraíso! ¡Oh gigante de la Edad Media que nacisteis en Roccasecca y terminasteis tus días en la Abadía de Fossanuova, Osvaldo Lira tuvo nostalgia de ti! ¡Y tú Dante Alighieri que le cantasteis al infierno, al purgatorio y al paraíso y sedujisteis el espíritu de Osvaldo Lira 600 años después en nuestra patria, cómo anhelaba él haber compartido su vida contigo en una era distante de la tormenta de la modernidad!”. Hasta ahí la cita de ese ensayo no publicado dedicado a Lira.

A.I: Conozco un libro tuyo reciente, que tuviste la amabilidad de compartirme antes que saliera de imprenta, en el cual te animaste a publicar una serie de columnas asumiendo una presencia en la opinión pública. ¿Cómo llegaste a involucrarte en este trabajo intelectual? ¿Qué aspectos rescatas de esta experiencia menos académica?

P.P: El periodista Mauro Robles, en ese entonces, director de El Mercurio de Antofagasta, me entusiasmó con la posibilidad de ser columnista de ese diario regional. Fue un buen desafío para involucrarme con la contingencia, con una presencia pública y, al final de cuentas, una grata experiencia que ciertamente es menos académica y a veces nada y nada de académica, pero que, por lo menos me mantiene con el pensamiento en estado de vigilia, en una reflexión de corto alcance pero muy viva, que me involucra con los asuntos de nuestro país. Recuerdo que la mayor “productividad” ocurrió en pleno desarrollo del movimiento estudiantil de 2011. Columnas como “La expansión del campo de lo posible”, “Primavera ciudadana”, “Agosto de 2011”, “Los enemigos de la educación pública”, “Universidades y lucro” y “Los intelectuales y el movimiento estudiantil”, animaron las páginas de El Mercurio de Antofagasta, también “Apartheid educacional”, “El mercado de la educación”, y las poco amistosas y abiertamente combativas columnas dedicadas desfavorablemente a Jaime Guzmán, Gonzalo Rojas Sánchez, José Joaquín Brünner y Fernando Villegas, entre otros integrantes de lo que llamo pléyade de fantasmas que siguen danzando con la inquietante música que brota del Hades y deslizan sus sombras por nuestro país. En esos días escribía -lo que tengo a mano para esta entrevista- leo: “¿qué le diría un filósofo que habita en la orilla del desierto de Atacama a Camila Vallejo, de 23 años, líder estudiantil y presidenta de la histórica Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile? Hay algo de ustedes que ha despertado a gran parte de la ciudadanía de una pesadilla y ha instalado la posibilidad de soñar con una sociedad más justa y próspera, sin explotación y sin una moral hipócrita”. No podía guardar silencio, siendo profesor, siendo ciudadano. No podía guardar silencio -digo- ni dejar de participar en las marchas apoyando el movimiento estudiantil. Esas columnas de opinión las escribí en su mayoría en unas noches de invierno acompañado por Pink Floyd, Mahler y Silvio Rodríguez. Antes de escribir aquellas columnas con todo el entusiasmo del mundo, de verdad, con todas las ganas del mundo, había leído acerca de Mayo del 68 y de la conversación entre Jean-Paul Sartre y Daniel Cohn Bendit y de mantener unos difusos recuerdos de niñez de aquel movimiento. Toda aquella multi-causalidad generó dicha escritura de opiniones en el diario, en esos días en los que Eduardo Galeano, Noam Chomsky y la comunidad internacional seguían los sucesos del movimiento estudiantil chileno. Repito, no podía restarme a dichos sucesos junto a otros profesores de la Universidad Católica del Norte con los que participamos entusiastamente de dicho movimiento social: matemáticos y astrónomos principalmente. Todo ese ocurrir “cuasi-mágico” lo vivimos intensamente. Como te digo, me motivé y escribí todo lo que escribí con gran compasión, pues, para mí, si no hay pasión en el escribir es mejor no escribir.

A.I: Siguiendo en esta temática relacionada a la actividad filosófica y el espacio público. ¿Cuál es tu análisis en torno a la relación de los filósofos nacionales y su función pública?

P.P: El espacio público donde se hacen visibles los argumentos para que la ciudadanía toda se entere y también desarrolle su opinión es ocupado –en nuestro país- preferentemente por sociólogos, economistas, abogados y políticos, pero no veo que los filósofos se incorporen a dicho circuito de modo evidente, en cuanto filósofos. Me parece que no hay una presencia política considerable de ellos, no hay una intervención declarada en favor de la polis de parte de los filósofos chilenos, no la hay –como te digo- de modo evidente. Cuando digo esto de los filósofos nacionales me refiero sobre todo a aquellos pensadores que desarrollan su labor asociada al dominio de la razón práctica principalmente. Otros que están dedicados a indagaciones de la razón teórica, ciertamente que van por otros caminos. En 2011 la voz de un filósofo, en Santiago, que tuvo cobertura en televisión por CNN fue Humberto Giannini. Otros firmaron cartas de adhesión al movimiento estudiantil y se insertaron en las redes sociales. Pero en fin de cuentas, la relación de los filósofos nacionales y su función pública pareciera ser mínima y por lo mismo no se nota y la gente que está fuera del dominio así lo advierte. Quizás el trabajo que realizan algunos pensadores en esta línea asociada a lo político y a lo ético no logra salir del agujero negro en el que la mayoría de las universidades nacionales se han convertido. En estos días que pasan, sería interesante y necesario, según mi opinión, que los filósofos que están dedicados al dominio de las ideas políticas digan algo sobre el proceso constituyente que se viene. Y ni qué decir de los últimos sucesos de colusiones económicas de las que nos estamos enterando. Creo que los filósofos chilenos algo deberían decir de ese lobo neoliberal que anda suelto, sin bozal y con una descomunal ferocidad que le permite desgarrar la carne de su propia especie y que suaviza sus culpas mediante algunas prácticas asociadas a la caridad. Recuerdo la valentía de Jorge Millas, el filósofo que habló en el teatro Caupolicán en agosto de 1980, días antes del plebiscito de la Constitución –discurso trasmitido por radios Cooperativa y Chilena- donde expuso su posición respecto del contenido de la constitución de Guzmán y la impugnación al plebiscito por considerarlo ilegítimo. Y todo aquello también expresado en otros formatos como las columnas de opinión publicadas en la Revista Hoy. Millas trabajó largo tiempo en la universidad que defendió –yo diría en forma conservadora- pero llegó un momento que la realidad política y en particular el ejercicio del poder de la dictadura cívico-militar se dejó caer con todo el peso de la violencia sobre la ciudad, y en esas circunstancias, Millas no pudo callar y se hizo parte de las voces opositoras. Otros mantuvieron un favorable silencio y siguieron trabajando en las universidades con investigaciones no perturbadoras para el “orden” vigente. Y algunos otros fueron parte importante del andamiaje de la dictadura cívico-militar, curiosamente, algunos de ellos elaboraron universos semánticos con una Filosofía descolgada de la contingencia, alejada de las calles y del barro, pero eran hombres clave en la Cancillería, en el Ministerio de Educación y en las Universidades. Es decir, eran filósofos que participaban en la Polis desde un lugar privilegiado ejerciendo el poder político. Juan de Dios Vial, Bruno Rychlowski y Joaquín Barceló son algunos de los filósofos más destacados que sirvieron a la dictadura.

A.I: Este libro del que hablábamos trae un prólogo de Camila Vallejo, entiendo que debido a la importante atención que colocas en el movimiento estudiantil chileno de los últimos años. ¿Qué valoración política y qué proyecciones ves del aporte que realizan los estudiantes a la construcción de la democracia desde la defensa de la educación pública y desde la exigencia de gratuidad y calidad?

P.P Sí, efectivamente, Camila escribió el prólogo de “Sobrevuelo del espacio público” antes de ser elegida Diputada y poco después de haber cumplido su período como Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Le solicité a Camila su intervención en el libro compilatorio de columnas de opinión porque un número importante de aquellas fueron inspiradas y escritas en esos días de 2011. En una parte del prólogo, Camila dice, cito: “Este libro, desde luego, da cuenta de cómo los intelectuales pueden contribuir con la formación de un cambio de conciencia social, porque resulta imposible desconocer la influencia que ejercen en la opinión pública los medios de comunicación y, en particular, las columnas de opinión, atendido su despojo de falsas pretensiones objetivas, contribuyendo con nuevas y necesarias perspectivas enriquecedoras para el análisis del acontecer nacional.” Como te decía, las columnas fueron escritas a pocas horas de los sucesos a las que se refieren, sin mediar distancia en el tiempo respecto del acontecer, elaboradas –las columnas- a contrapelo de los hechos y, ciertamente, sin ninguna intención de imparcialidad ni menos de aquella alucinación intelectual llamada objetividad. Respecto a la parte de la pregunta que se refiere a qué valoración política asociada a los estudiantes. El movimiento estudiantil nos hizo despertar de la pesadilla, pero el trauma sigue y las imágenes oníricas de esa pesadilla siguen en la conciencia, están allí. Por lo mismo, nuestra sociedad requiere de una terapia cognitiva de enfrentamiento con aquello que nos sigue traumando. El lucro en la Educación Superior en Chile, entre otros grandes problemas nacionales Salud y Previsión Social, es sin duda alguna uno de los temas más difíciles de abordar, ya que hay robustos y poderosos grupos económicos involucrados en dicho negocio que en los últimos treinta años se han encargado de construir una industria educacional de grandes proporciones, con unos contundentes cofres y con logros académicos que van desde lo bueno, lo regular y lo malo. Tres décadas en las que ha pasado de todo en la esfera de la educación superior privada, sujeta a la lógica de los mercaderes que compran y venden paquetes universitarios con edificios, alumnos, profesores y administrativos. Y lo peor es que las universidades tradicionales estatales y privadas participan también de esta perversión mercantil abusando de los espacios que le otorga el neoliberalismo extremo y transformándose también en unas buenas máquinas administradoras de monedas para tratar de sobrevivir en este paraíso invertido. Los movimientos sociales liderados por los jóvenes chilenos, principalmente universitarios en 1920, en la década del 60 y en 2011 los asocio a lo expresado por el poeta Hölderlin quien dijo, cito: “El frío y la noche cubrirían la tierra, y el alma se hundiría en la miseria si los buenos dioses no enviaran de vez en cuando al mundo a tales adolescentes para rejuvenecer la marchita vida de los hombres.” No sé qué podrá venir después, no sé, pero la vida sigue.

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