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Frente Amplio: oportunidad en la fusión. Por Thomas Villaseca Arroyo

Hace unos días, el presidente Gabriel Boric mencionó durante el aniversario de Convergencia Social que este sería “ojalá” el cuarto y último cumpleaños del partido. El llamado es a fusionar los partidos del Frente Amplio (FA), principalmente Convergencia Social y Revolución Democrática, en búsqueda de proyectos que más allá de un solo partido, amparen amplias militancias de la izquierda chilena.

La pertinencia para hacer esto tiene un alcance electoral pero también ideológico, en cuanto emerge una oportunidad para repensar los futuros proyectos políticos que pueda construir este nuevo partido, en consideración de elementos contingentes necesarios de analizar: una nueva ola pinochetista conjunta al avance de la ultraderecha, cruzado con un contexto económico y político sin precedentes desde el retorno a la democracia.

Si bien, la fusión de partidos de izquierda no atraerá en ningún caso a las masas electorales tendientes a la ultraderecha, sí puede ser capaz de que electoralmente surjan balances políticos que mantengan un equilibrio propicio para negociaciones y diálogo. Esto es importante, pues si la izquierda no genera una unidad fuerte potenciando sus posibilidades electorales y reconectando con aquellas bases que se han dejado de lado, será muy difícil contrarrestar un populismo incipiente en la ultraderecha. Tarea que por cierto, no es un rol solo de la izquierda, sino que requiere de esfuerzos transversales por construir estándares democráticos en el sistema de partidos políticos de Chile.

En esencia, la fusión del Frente Amplio abre una ventana de oportunidad para que desde las las bases sean capaces de repensar las perspectivas ideológicas que tenga el posible proyecto político de este nuevo conglomerado. Haciendo viable captar el interés de aquellas personas que se ubican hacia la izquierda sin tener una militancia o adhesión a un partido. De la misma manera, permite ampliar las posibilidades electorales para la nueva izquierda, permitiendo coaliciones transversales con partidos de la izquierda tradicional, construyendo un balance ideológicamente inclusivo y convocante, dentro un panorama político muy polarizado.

Ahora depende de las bases militantes decidir el futuro de la coalición de gobierno, para reconquistar y reconfigurar a su electorado y estratégicamente construir nuevas narrativas a los problemas contingentes que permitan retomar el liderazgo de las amplias mayorías frente a problemas contingentes y proyectos futuros de país.

Thomas Villaseca Arroyo
Observatorio de Historia Reciente de Chile y América Latina, UDP.

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