"A medida que el deporte se ha hecho industria,
ha ido desterrando la belleza
que nace de la alegría
de jugar porque sí".
(Eduardo Galeano)
Estos días previos a los 90 minutos del pitazo que dará inicio al partido que puede definir "la ida a la B" del popular club Colo Colo administrado por la sospechosa firma Blanco y Negro, parte pública en algún momento de los negocios de Piñera, se han convertido en un acontecimiento, por eso los medios de comunicación han estado tan pendientes de esto.
El fútbol en varios países de América Latina es el principal deporte, todas las naciones sueñan con el Mundial. Uruguay con una historia memorable, qué decir de Argentina y Brasil. La historia de Chile al respecto es bastante modesta, pero mejor situación que la peruana, ecuatoriana, boliviana y venezolana. Aunque decir que el fútbol es un deporte es una afirmación insuficiente. El fútbol es una pasión que va mucho más allá de lo deportivo, podríamos afirmar que también es político.
Siguiendo lo que he citado de Galeano al comienzo de esta columna soy de aquellos que ven un mal en la mercantilización o en la neoliberalización de este fenómeno social y cultural. El fútbol es una de nuestras prácticas que más perdió con la privatización de todo. Como cantaba Sol y Lluvia: "El Dios mercado es un cabrón que compra y vende hasta el amor".
Entre los distintos candidatos constituyentes poco se ha hablado de una Ley de Medios Públicos que regule a los medios de comunicación social en función de la formación democrática y educativa de un pueblo, sobre todo al cual se le niegan otras instancias formativas.
Una Ley de Medios debería coordinar los contenidos de todo medio de comunicación social. Por cierto, que es relevante tener una tv pública que apunte a informar y entretener a todos aquellos que se les obliga a pagar la tv privada. En la vecina Argentina en épocas kichneristas existía el "fútbol para todos" que transmitía partidos desde viernes a lunes por la señal abierta.
Desde la importante reflexión sobre la regulación de los medios y el financiamiento de una tv pública y democrática podríamos ir pensando en quijotadas como el "fútbol para todos", agregando el "teatro para todos", "música para todos", "cine para todos", "danza para todos", incluso "filosofía para todos". Este tipo de políticas abriría la posibilidad de difundir muchas de nuestras producciones culturales que merecen ser parte importante de nuestro patrimonio popular.
Alex Ibarra Peña.
Dr Estudios Americanos.