Fütra Waria: Imágenes, escrituras e historias mapuche en la gran ciudad 1927-1992, Enrique Antileo Baeza, Claudio Alvarado Lincopi, Veranada Ediciones, Segunda edición 2023, Valparaíso. 209 páginas.
La diáspora indígena en Latinoamérica sigue siendo parte de un fenómeno histórico que ha reconfigurado la geografía de los pueblos nación de la región, tanto dentro de cada país como más allá de las líneas o fronteras geopolíticas. Sabemos que la población indígena de América Latina y el Caribe representa aproximadamente casi el 9% de la población total, y que los países con mayor población indígena son México, Guatemala, Perú y Bolivia. Pero la mayor parte de la migración indígena se ha producido entre países tales como Perú, Bolivia, Argentina, Chile y Ecuador. Como todos los pueblos que migran, los mayores desafíos son la falta de acceso a servicios públicos y la discriminación, la pandemia de COVID-19 acentuó la vulnerabilidad de los pueblos indígenas que además junto con migrar no sólo se alejaban de sus tierras y costumbres tradicionales, sino de sus comunidades de apoyo, de allí que el tejido social y familiar que suele ser un punto de contención y sobrevivencia, al estar ausente los lleva a desarrollar capacidades de adaptación que generalmente los obliga a transformar parte de sus hábitos y costumbres por la cultura dominante, y en muchos casos a perder sus propias identidades, idiomas, gastronomía, vestuario, entre otros.
Como bien dice al término del prólogo de Claudia Zapata, en esta segunda edición: “Pero más allá de nuestras ilusiones de blanquitud, para los sectores dominantes todos somos subalternos (a pesar de los precarios avances que algunos podamos experimentar), y todos somos sujetos racializados en algún grado, por lo que apartar lo indígena de nuestras vidas contribuye, de paso, a perpetuar nuestra propia subordinación. Tal vez sea más sensato, después de todo, reconocer lo indígena como popular y lo popular como indianizado, para reclamar en conjunto el lugar que nos cabe en la creación y en futuro de la Fütra Warria.” Pág. 13.
Otro tanto establece José Ancán Jara, en el segundo prólogo del libro, allí da cuenta de los criterios de realidad entregados por su padre ante su trabajo en el movimiento mapuche y del primer ngillatun autogestionado por las organizaciones mapuche urbanas, “Comprendí tempranamente que cargar culpas a nuestros padres por haber enmascarado su identidad, no habernos enseñado el mapuzugun y no habernos acompañado como alguien hubiese querido en los primeros pasos de la militancia, era un camino errado e inútil. El solo hecho de no haber sucumbido ante las trampas del desplazamiento, la discriminación y la exclusión era ya más que suficiente para ellos. Lo demás corría por cuenta nuestra: que la lengua puede y debe aprenderse, sino para los que pueden alrededor del fogón, con el esfuerzo y compromiso individual…” Pág. 18 y 19.
La migración mapuche a la Región Metropolitana de Santiago se ha producido por la división de tierras y la precariedad de la economía en las comunidades. Durante el siglo anterior un par de momentos son fundamentales, el supuesto mal llamado “Pacificación de la Araucanía” que fue el proceso de colonización y anexión de los territorios mapuche por parte del Estado chileno, El proceso se caracterizó por fraudes, conflictos entre los mapuche y los colonos, y la corrupción de funcionarios del Estado, en especial jueces y notarios. Este proceso se llevó a cabo entre 1861 y 1883. Dado que el Estado chileno quería conocer, anexar y unificar el territorio, fomentar la agricultura, la ganadería, la extracción de carbón mineral y otras industrias y para ello debía anexar las tierras mapuche bajo la autonomía del poder central, generando así “reducciones”, encarcelando y torturando a mapuche, siendo estos dirigentes o no, algo que ocurre hasta el día de hoy, no así el fusilamiento y hacer desaparecer a los dirigentes mapuche bajo los gobiernos que lideraron el proceso José Joaquín Pérez Mascayano (1861-1871), Federico Errázuriz Zañartu (1871-1876), Aníbal Pinto Garmendia (1876-1881), Domingo Santa María (1881-1886). Luego de varios años de seuda calma, incluyendo la reforma agraria: “La tierra para quien la trabaja” fue una propuesta revolucionaria que planteaba que la tierra debería pertenecer a quienes la trabajan directamente., y no a los latifundistas y terratenientes, que explotaban a sus inquilinos (hoy todavía hay márgenes de explotación, en especial con la mano de obra boliviana que llega a los campos frutales en tiempos de cosechas), un libro gravitacional es: “La tierra para el que la trabaja”. Género, sexualidad y movimientos campesinos en la Reforma Agraria chilena de Heidi Tinsman. Allí se analiza la participación de las mujeres en la Reforma Agraria chilena y cómo esta afectó a hombres y mujeres. Durante la dictadura cívico-militar, nuevamente se encarceló, torturó, asesinó y se hicieron desaparecer dirigentes mapuche, aunque también y principalmente a no mapuche y la ley que promovía la división de tierras por el gobierno cívico-militar, seis hectáreas por mapuche, este golpe de despojo fue principalmente para darle tierras a las eléctricas y las forestales, y llevó a precarizar aún más la economía mapuche, al igual que el sistema financiero que se negó a dar acceso a créditos dado el carácter colectivo de las propiedades, pero esto venía desde el inicio del sistema financiero en Chile que comenzó a desarrollarse en el siglo XVIII con la creación de la Casa de Moneda de Santiago en 1743. En el siglo XIX se intentaron crear bancos, pero no fue hasta mediados de ese siglo que se concretaron. En 1849 se fundó el Banco de Chile de Arcos y Cía. En 1855 se fundó el Banco de Depósitos y Descuentos de Valparaíso. En 1859 se fundó el Banco de Chile. En 1866 se fundó el Banco de Mac Clure y Cía. y luego vino El Banco Central de Chile creado el 22 de agosto de 1925 por el Decreto Ley 486, bajo el gobierno de Arturo Alessandri Palma. Con la finalidad de estabilizar la moneda nacional. Sin embargo, la apuesta sigue siendo marcadamente colonizadora, de modo que aunque los indígenas han desarrollado diversas generaciones con capital territorial en la ciudad, y desde un comienzo se fueron integrando en los oficios y funciones más infravalorados, la situación de la población mapuche en Santiago es que el 40% de los mapuche residentes en la Región Metropolitana viven en las comunas más pobres (recuerden que gracias a Piñera -con su mejor censo de la historia- no tenemos datos del todo fidedignos porque lo realizado fue una de las tantas estafas que amparó dicho gobierno), quienes quieren el empate dicen que el actual de turno, anda en las mismas, sólo que al parecer los montos y los involucrados son menores a los robos y corrupción de la derecha, por lo que nos faltaría experimentar con los ultra, para saber quiénes roban más o son más corruptos.
Pero volvamos al libro, allí no sólo hay testimonios de los asesinatos “ …Era la época de las matanzas, marcaciones corporales, muertes y golpes, un tiempo cruento de instalación del colonialismo republicano. Así, estas visitas esporádicas a Santiago de principios del siglo XX -realizadas respetando los viejos protocolos diplomáticos entre las autoridades de la Capital del Reyno y Wallmapu-, se realizaban en un contexto donde cualquier pacto anterior estaba desahuciado y eran leídas como eventos momentáneos e incluso pintorescos. El indio era un foráneo, habitante del ultra Biobío salvaje, la antigua frontera. Pero ello no sería por mucho tiempo”. Pp. 34. Una de las hipótesis de Jorge Pinto (2007) no compartida del todo por los autores, “esto se debería a la generación de un mercado interior en la Araucanía post-ocupación que frenó por algunas décadas la migración mapuche. Dado que, gracias a esos mercados, materializados en ciudades coloniales, la sociedad vencida por la colonización había logrado mermar los efectos del empobrecimiento temprano”. pp.35, los autores se declaran más cercanos a Héctor Nahuelpán (2012) “…los mercados interiores no hicieron nada en favorecer a un pueblo diezmado por la guerra y que, en este sentido, aquella espera para desarrollar una migración contundente se debió a que el proceso de empobrecimiento fue inexcusable pero paulatino. La sociedad mapuche pretendió seguir desarrollando su vida en el territorio histórico luego de 1883- año que marca la instalación definitiva de la ocupación colonial-, pero al cabo de dos generaciones, la tierra que quedó del despojo ya se encontraba sobrepoblada, la pobreza comenzaba a corroer y la diáspora se tornaba una urgencia inevitable para sobrevivir y buscar una mejor vida” pp.35 .
Sin duda que fue a través de la organización, notable fue La Sociedad Galvarino y sus publicaciones “El frente Araucano”, cuyo esfuerzo y sacrificio permitió apoyar a la diáspora de los allegados a Santiago. Hoy, el gobierno de Chile intenta cubrir las demandas específicas de carácter “intercultural” para la población mapuche residente en Santiago, su esfuerzo es precario, no así los funcionarios que trabajan en esas reparticiones, me refiero fundamentalmente a los montos de dinero para los proyectos o programas de revitalización, lingüística y cultural, que se mantienen al debe. Pero no es posible olvidar el aporte, en el trabajo de panaderías, almacenes, la construcción, de aquellos que iniciaron la vida de las futuras generaciones en la Fütra Warria, recopilación que Enrique Antileo Baeza y Claudio Alvarado Lincopi, nos traen en la necesaria convicción de la lucha anticolonial, desde 1970 el modelo de los Panteras Negras de Estados Unidos, pasa a ser un modelo mundial para revertir el odio racial y convertirlo en orgullo y proyección de futuro, como lo hacen hoy en día escritoras/es e intelectuales mapuche en la gran ruka de la diáspora hoy tercera o cuarta generación, que van ampliando su memoria para estar y habitar el mundo, desde donde hoy en día es imposible escribir una historia única, a pesar de los esfuerzos homogeneizadores de diversos cultos y culturas que se unen al supremacismo; Judíos en Gaza, Trump contra su propio pueblo, Milei haciendo lo suyo, Putin con las mordazas y restricciones de rigor, al igual que China, Corea del Norte y Venezuela, Bukele con su país cárcel y suma y sigue, porque la desmejorada Europa con el miedo autoimpuesto hacia Rusia, y así la ruka universal intenta enfrentar el fuego de los colonialismos que tampoco logran desprenderse de sus propios fantasmas, al igual que aquellos que vivimos o sobrevivimos en los rincones o escondrijos de cualquier gran ciudad, de allí que casi todos, siendo o no mapuche, seamos parte de la Fütra Waria.
Hans Schuster. Escritor
