La semilla del maestro proviene de las tierras de Coñac en el sur de la Francia de finales del siglo XVII. El periplo de su linaje contemplo Traiguén, Victoria, Freire y Pucón. Para recalar finalmente su embarcación cargada de colores y armonías en las orillas del invisible Mar de Loncoche al sur de la Araucanía.
Junto a Yenny Alderete Yeager, cultivaron el amor y la familia en esta comunidad a la que han aportado desde entonces. Siempre comprometidos con la tarea de educar y compartir sus saberes y haceres con nuestra comunidad de manera generosa y con sabor a pueblo.
El legado de este hombre embriagado de ternura y magia, es sin duda incalculable para nuestra mirada estrecha y ajustada a la epocalidad de nuestras vidas. Tan profunda la entrega que ha recreado los himnos que nos dan sentido de identidad y performatean el cotidiano de nuestras vivencias, inscribiendo en el cielo para siempre la frase que nos pertenece y da sentido de tenaces e incansables.
En el día del patrimonio nos resulta imposible articular esta palabra sin traerlo a la mesa de nuestro sentir profundo. Imposible no agradecer las armonías de su paso por nuestras vidas, el color y las acuarelas con las que ha dado sentido a nuestros paisajes y al amor inmenso que siente cada día en su tarea infatigable de maestro insigne y humilde.
Gracias Gerardo Ernesto por todo el aprender que nos has regalado y que a veces ignoramos por culpa de la premura urgente de los días. Creo justo gritar al cielo cien veces tu nombre en este día de conmemoraciones, r que en ti habita el maestro primero, vecino de la vereda izquierda, renacentista del oficio mas bello, arquitecto de todo aquello que nos explica y constituye.
Marco Silva Cornejo
Mg. Ciencias Sociales Aplicadas UFRO