En kioscos: Abril 2024
Suscripción Comprar
es | fr | en | +
Accéder au menu

Globalización, ecología lingüística y metacultura. Por José Pérez de Arce A.

La humanidad se plantea hoy frente al fenómeno de la globalización de muchas maneras, desde la aceptación total (principalmente en el mundo económico y político) hasta su rechazo, pero bajo la certeza de su inevitabilidad. Un certero planteamiento hacia esta problemática viene de los lingüistas (Maffi 2005, Mülhauser 1992, 1999, Netting 1980, Philipson, Stutnabb-Kangas 1996, Phillipson 2001) quienes oponen al modelo globalizante otro llamado ecología lingüística (también llamado ecosistema linguocultural, Miyaoka 2001 o logófera, Krause 2001), que permite explicar el equilibrio cultural de un modo semejante al equilibrio entre especies. Se trata de un sistema de comunicación intercultural de carácter global colaborativo, igualitario y horizontal que permite la coexistecia de multiples lenguajes, el mismo que hoy se halla gravemente amenazado por la globalización basada en la lengua inglesa, el Imperialismo Linguístico Ingles. Estos autores hacen notr que el nivel de deterioro del equilibrio linguísitico actual es muy superior al del sistema ecológico, con consecuencias gravísimas hacia la vida cultural, es decir, humana.

Así planteado, el problema parece fluctuar entre dos polos, un multilingüismo o un monolingüismo. Este modelo no explica, sin embargo, como la diversidad lingüística va a hallar el modo de intercomunicarse mediante un lenguaje común diferente al Imperialismo Linguistico Ingles. Tampoco se hace cargo de los equilibrios necesarios entre poblaciones que no se distinguen por sus lenguas, sino por sus culturas, como ocurre en Latinoamerica. Para superar estos problemas propongo un modelo que llamo Metacultura, que define un sistema ideal en que las diversas culturas del mundo puedan comunicarse entre sí, sin someterse a la más poderosa sino respetando su diversidad. Este sistema superpone al sistema ecolinguistico un canal de comunicación intercultural ideal, diferente a la globalización actual (sin el predominio de una lengua). Al mismo tiempo abarca las diferencias culturales a un nivel mas detallado al de la variedad lingüística, con todas las complejidades y ambigüedades que esto conlleva. La globalización es el sistema actual basado en condiciones históricas determinadas, y la Metacultura es un sistema ideal que debería forjarse en un futuro próximo. No me preocupa discutir como se podría instalar este sistema ideal, porque esa respuesta debe ser abordada en conjunto por “todas las culturas del mundo”, algo que está recién en desarrollo. Lo que podemos hacer ahora es entender el proceso de globalización en contraposición al de ecología lingüística.

La Globalizacion es fruto de un Imperialismo Linguistico Inglés o Sistema Monolinguista Ingles, el cual se ha impuesto en el panorama mundial luego de una compleja disputa histórica por el control mundial que se inicia en Occidente (Mühlhäusler 1999). Este predominio de Occidente se debe, en parte, a un origen que se hunde a una religión que plantea un monoteísmo excluyente que gobierna el mundo desde la eternidad. Esa religión, a su vez, es fruto de un continente que exhibe la menor tasa de diversidad lingüística y biológica del mundo (Maffi 2005). A esta historia se suma un rasgo conceptual único que distingue la cultura Occidental del resto; la racionalización del mundo, que le permite entender el mundo como un sistema lógico, analizable por separado en sus componentes. Gracias a esto, puede aplicar medidas teóricas independientes del contexto, lo cual supone una revolución respecto a la tradición basada en el contexto para construir la realidad cultural. Diversos autores (López-Garay 2001, Phillipson y Skutnabb-Kangas 1996, Taylor, 1991, Maclntyre, 1985; Aguirre 2005) destacan como este hecho catapultó a la civilización occidental-capitalista, al permitirle operar en cualquier parte del mundo, independientemente de sus características culturales o ambientales, no importando sus efectos locales. Su éxito esta en la descontextualización del mundo: su ciencia segmenta para estudiar; su economía abstrae el valor de las cosas para operar, su religión se basa en escritos de otro tiempo y otro lugar, su tecnología artificial reemplaza los vínculos con el entorno natural.

Esta tecnología, a su vez, le permite difundir a través de internet y la TV “la” cultura, “la” modernidad, “el” futuro a todos los rincones del planeta, acelerando asi el inevitable proceso de convivencia planetaria. Oxidente justifica este éxito en el ideal occidental de una comunidad global constituida por hombres libres e iguales. Pero este ideal se ha transformado en una asimetría entre centro (poder político y económico globalizado) y periferia (población sometida), que en un origen fue asimetría entre Occidente y el resto del mundo, pero pronto se expandió replicandose en todo el planeta tanto a nivel de gobierno – pueblo como a nivel centros urbanos - pueblo rural. A medida que este modelo se replica, la asimetría se va trasladando hacia un sector urbano “globalizante” de la población mundial que crece exponencialmente a nivel mundial, en desmedro del sector rural “no-global”, que disminuye aceleradamente.

Las consecuencias negativas de este proceso son ampliamente discutidas actualmente, especialmente la extinción de escosistemas, y mas recientemente la extinción cultural y su sustitucion por “el progreso”. Una parte importante de estos efectos negativos proviene de la dependencia de la globalización respecto a Occidente, lo que supone una imposibilidad para percibir realidades que no forman parte de ese acervo cultural. Su concepto de descontextualización del mundo le impide ver la importancia de los procesos y sus contextos; su base literaria le impide ver la diferencia de una cultura de base oral.

Un ejemplo de esta ceguera es la promulgación de la Ley Universal de Derechos Humanos que promueve un sistema de alfabetización y escolaridad para ayudar a las sociedades postergadas, el cual esta diseñado específicamente para “sacar” a la gente del estadio oral, es decir, para la extinción definitiva de las culturas orales. Esto lo logra mediante decretos de ilegalidad al “trabajo infantil” y a la inasistencia al colegio, dos factores indispensables para la trasmisión de la cultura por via oral, mediante imitación de padres a hijos. Otro ejemplo de ceguera es el relativo a factores religiosos o espirituales, que la cultura europea “superó” transitando hacia la racionalización atea del mundo, desde donde maneja su tecnología y su ciencia. Los recientes incidentes con el Islam reflejan la falta de humildad de Occidente por reconocer que su postura atea no esta por sobre la religiosidad del Otro.

A estos problemas heredados se suma una consecuencia propia del sistema de integración cultural a nivel global: al no poder hallar un concenso entre las diferentes “artes” y “espiritualidades” del mundo, tanto el arte como la espiritualidad aceptados por la globalización son relegados a un ámbito privado, no compartido, o al “soft power” que distribuyen los medios de comunicación globales, el arte y la religión que “venden”, el arte-objeto sujeto a copyright, inserto en una industria cultural, basado en el concepto de “artista = creador”. Hace desaparecer asi el verdadero arte, que es el que se practica, no el que se consume, y hace desaparecer la creación colectiva, que es donde este verdadero arte ocurre, ya que no tiene cabida en el modelo económico.

Si bien la globalización ha generado externalidades negativas que ponen en peligro el delicado equilibrio cultural y biológico en el planeta, al mismo tiempo ha generado un poderoso factor nuevo de intercomunicación, generando un inédito mapa de sociedades etarias, ideológicas, tecnológicas, etc. dispersas en el planeta a modo de constelaciones, unidas no por la cercanía espacial sino por la conectividad de la web. Esta revolución nos muestra un camino hacia una comunicación global igualitaria.

HACIA UNA METACULTURA

Es innegable que la humanidad avanza aceleradamente hacia una situación absolutamente inédita en la historia del planeta, en que el futuro depende de una decisión conjunta de la humanidad relativa a no regirse por el más poderoso, sino por la diversidad. Hace un siglo Teilhard de Chardin planteaba que la importancia del momento actual de la humanidad era comparable al nacimiento de la consciencia humana, la cual trastocó la relación entre los seres vivos a nivel planetario, y creo que tiene razón. Veo el momento actual como un eco de ese momento, en que solamente el renacimiento de una consciencia respecto a nuestra responsabilidad por nuestras acciones puede salvar el planeta. Esta consciencia ha existido siempre, y aun subsiste en todas las culturas que plantean que naturaleza y hombre son parte de un todo, que ambos deben convivir, pero hoy esa consciencia debe adquirir un rango planetario, superior a toda diferencia, para ser operativa. Además debe hacerse cargo de que sólo el hombre es consciente de ese convivir con la naturaleza, y que su poder, intensificado enormemente gracias a la tecnología, debe ser dirigido hacia esa convivencia, y no hacia la explotación (terrible palabra) de la naturaleza.

Sin duda que los cambios sociales que ha introducido la tecnología de la comunicación forman parte de este proceso, permitiendo pensar horizontalmente a nivel planetario. Aun su uso es demasiado reciente, y esta muy cambiante y desigualmente distribuido como para predecir su desarrollo, pero al superponerlo al modelo de ecologia lingüística, permite ampliar los códigos de comunicación más alla del lenguaje escrito, que fue el gran soporte del proyecto Occidental. La escritura de la lengua fue un logro netamente artificial (su codificación visual), y la tecnología ha ocupado su nicho y todos los nichos que el hombre Occidental ha imaginado, transformando el planeta, de un ente natural en equilibrio ecológico, a un ente artificial, esto es, dependiente de la voluntad humana. Nuestro momento actual está definido por este hecho: nos hemos hecho cargo de todo, y ahora debemos tomar consciencia lo que ello significa.

Los sabios Kogi de las Sierras al norte de Colombia, definen el actual caos como fruto de un manejo en manos inexpertas de los “hermanos menores” (el hombre blanco). Ya es hora que maduren, dicen, y que se comporten como adultos, haciéndose cargo de sus acciones. Faltan acciones tan básicas como que los gobiernos detengan la extinción cultural y lingüística, no a través de designación de “patrimonio cultural” (un concepto de acumulación económica) a las minorías étnicas por parte de gobiernos que desconocen la realidad de esas minorías (las cuales a su vez desconocen su rol ante una sociedad en que nunca participaron), sino a través de una integración mutua, entre iguales. Los procesos de revalorización multicultural siguen operando bajo las lógicas globales, donde no hay diálogo, sino planteamientos para convencer al otro, de donde surgen la rebeldía y las movilizaciones indígenas. Me parece que, tanto la posición de los sabios Kogi como los resultados del sistema nos están indicando que la solución al problema no va a venir de lo alto del Sistema Global, sino de la base, de las numerosas culturas contextualizadas que aún existen en todo el planeta, quienes sabrán como integrar la artificialidad de la tecnología en el sistema ecológico, como hallar su nicho. Eso se logra, no por imposición del más fuerte, sino como respuesta a un impulso natural, tal como ocurrió, por ejemplo, con la instalación a nivel global del concepto de ecología, proceso que sucedió en un brevísimo tiempo porque la humanidad lo estaba necesitando.

Veo en el arte un papel central en este proceso: el arte siempre ha cumplido un rol articulador dentro de la comunicación en la diversidad. No se trata del arte como un objeto de consumo, sino como un acto de creación, de creacion conjunta, papel que ha efectuado tradicionalmente la fiesta ritual, donde el arte colectivo es usado para dialogar entre poblaciones a través de sus diferencias, exhibiendo lo mejor de cada identidad, expresando la forma mas sublime de democracia. Allí el arte no es solo exhibición, es vivencia, y esa es su verdadera potencia cultural.

Tal vez logremos producir un viraje global hacia una nueva situación de equilibrio, una Metacultura capaz de integrar diferentes culturas sustentables, con ideología propia, vitales, comunicándose entre si mediante la diferenciación espiritual (ideologia y arte), generando idiomas en que la diversidad es su riqueza y el contacto es fiesta. Esa Metacultura significará elementos compartidos universalmente, mientras las Culturas seran las particularidades regionales; solo la realidad conjunta de ambas podrá lograr la recuperación del tejido ecocultural.

José Pérez de Arce A.

Quito, domingo, 22 de marzo de 2015

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

Aguirre, Carlos 2005 Hegemonic Cultures and Subaltern Cultures: Between Dialogue and Conflict. Review (Fernand Braudel Center), Vol. 28, No. 2, Discussions of Knowledge pp.187-210

López-Garay, Hernán 2001 Dialogue among civilizations: what for?. International Journal on World Peace, Vol. 18, No. 1 (MARCH 2001), pp. 15-33

Maffi, Luisa 2005 Linguistic, Cultural, and Biological Diversity. Annual Review of Anthropology, Vol. 34 (2005), pp. 599-617

Miyaoka, Osahito 2001 Endangered languages: the crumbling of the ecosystem of language and culture. En: Endangered languages of the pacific rim, Lectures on endangered languages: 2, From Kioto Conference 2000. ELPR publication series C002. 2001 (3 – 18)

Mühlhäusler, Peter 1999 Linguistic Ecology: Language Change and Linguistic Imperialism in the Pacific Region. Language, Vol. 75, No. 1 (Mar., 1999), pp. 126-128

Mühlhäusler, Peter 1992 Preserving Languages or Language Ecologies? A Top-down Approach to Language Survival. Oceanic Linguistics, Vol. 31, No. 2 (Winter, 1992), pp. 163-180

Phillipson, Robert 2001 English for Globalisation or for the World’s People?. International Review of Education / Internationale Zeitschrift für Erziehungswissenschaft / Revue Internationale de l’Education, Vol. 47, No. 3/4, Globalisation, Language and Education (Jul., 2001), pp. 185-200

Phillipson, Robert y Skutnabb-Kangas, Tove 1996 English Only Worldwide or Language Ecology?. TESOL Quarterly, Vol. 30, No. 3, Language Planning and Policy (Autumn, 1996), pp.429-452

Krause, Michael 2001 Mass language extinction and documentation: the race against time. En: Endangered languages of the pacific rim, Lectures on endangered languages: 2, From Kioto Conference 2000. ELPR publication series C002. 2001 (19 – 40).

Compartir este artículo