Gráficas Mapuches, corresponde a un proyecto financiado por FONDART RM convocatoria 2019, diseñado por Nicolás Sagredo Duarte, publicado por Veranada Ediciones, Valparaíso, 2022.
La investigación de tres años realizada por Claudio Alvarado y Enrique Antileo, dan cuenta de Afiches, dibujos, portadas de revistas, boletines y diarios cuyo territorio abarca: Temuco, Osorno, Concepción, Santiago, ciudades europeas y latinoamericanas, aproximadamente 78 años de diseños gráficos. Las murallas y la diáspora mapuche con engrudo inicial o algunas piezas gráficas mágicamente guardados, fue lo que les permitió a los investigadores estar frente a los originales, especialmente los realizados en serie, como dibujos, cuadros, grabados, tipografías y logotipos que también acompañaban boletines, revistas y diarios, aunque mayormente afiches, carteles o póster en láminas grandes de papel, cartón u otro material que sirvió y sirve para anunciar o dar información sobre algo o algún evento. Los afiches incluyen imágenes pensadas y diseñadas, para hacer público un mensaje y difundirlo. Gracias a las piezas guardadas como trozos de memoria histórica con un horizonte político, fue posible que los autores pudieran acercarnos a las piezas gráficas expuestas en el libro. Entre los detalles importantes el libro da cuenta de la portada del diario Juventud Araucana, hecho a mano en Taitraico, Nueva Imperial, verano 1935, sin autor conocido, como en la mayoría de los casos, o los trabajos de varias décadas de Mario Llancaqueo Vera, quien vivió en el exilio y siempre tuvo una gran preocupación por el archivo de sus obras, otro tanto es el muralista y pintor Rolando Millarte, cuyos trabajos fueron portada de revistas y libros como la multiplicidad de afiches realizados para la Coordinadora Mapuche Metropolitana y la Agrupación Mapuche Kilapan. Entre los 90 y 2000 se destacaron las obras de Mauro Fontana, miembro en ese entonces de la organización Meli Wixan Mapu. Así como también los trabajos de “Doris Huenchullán, Rolando Millante, Jessica Cona, Christian Collipal, Eduardo Rapimán, Marcelo Gacitúa, Mauro Fontana, Mauricio Labaraca, entre otros creadores”. (pág. 10), a mi entender Eduardo Rapiman es uno de los colaboradores más generosos.
El libro se centra en el desarrollo gráfico mapuche y da algunas pinceladas de la formación y desarrollo histórico de algunas organizaciones mapuches, sin mencionar la “Sociedad Galvarino” que se inicia a partir de 1932 hasta fines de la década de los setenta. La Sociedad Galvarino (más tarde Sociedad Unión Araucana Galvarino) fue probablemente la primera organización mapuche nacida en Santiago de Chile, forjada por migrantes mapuches provenientes de diversas comunidades del Sur. Y así como esta se fue generando, diversas agrupaciones, asociaciones y organizaciones mapuches (la mayoría muy poco estudiadas), de allí que, si bien inicialmente eran varones quienes las dirigían, hasta los inicios del golpe cívico-militar, hoy en día son fundamentalmente mujeres quienes levantan y desarrollan organizaciones y asociaciones indígenas, especialmente en la Región Metropolitana. Recordemos que el libro está centrado en abordar en parte la estética y el desarrollo gráfico mapuche con énfasis en los movimientos de 1980 en adelante, pero siempre viene bien un poquito de historia, dado que en las primeras décadas del siglo XX comienzan a surgir las organizaciones políticas del mundo mapuche, bajo la lógica de las organizaciones no indígenas; destacada fue la Sociedad Caupolicán en 1910 y la Sociedad Mapuche de Protección Mutua, antecedente de la futura Federación Araucana, fundada en 1916.
La Unión Araucana (Bengoa, 1996), El Diario Austral (19 enero 1957), Foerster y Montecino (1988). Suele ser considerada como una de las organizaciones mapuches más antiguas de Chile. Tuvo su mayor nivel de actividad entre los años 1926 y 1938, período en que, a través de una estrecha vinculación con los Padres Capuchinos presentes en la Araucanía, ellos fueron quienes promovieron una agenda de evangelización católica y de integración a la sociedad chilena. (Erradicar la poligamia y cristianizar los antiguos ritos mapuches eran parte de los intentos debido a la fuerte presencia del sacerdote Guido Beck de Ramberga como ideólogo de este período que orienta a las organizaciones hacia la defensa de la educación primaria en la zona, como herramienta para el progreso social, no así ante las defensas de los intereses mapuches en relación con las tierras, donde se producían constantes abusos en torno a los Lof). Y trata de convencer de que no se enfrenten al Estado, para ello se genera el fortalecimiento económico mapuche a través de iniciativas de índole corporativista, surge la Caja de Crédito Indígena, así como también de Cooperativas Araucanas de Consumo. Una de las mayores crisis del siglo pasado fue en el año 1930, cuando el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo elimina el Tribunal de División de Comunidades, que en el marco de la ley 4.169, permitía a los mapuches defender los deslindes de sus tierras frente a las usurpaciones y despojos.
En 1938 la Unión Araucana se integra con la Sociedad Caupolicán, la Federación Araucana, y otras organizaciones, dando origen a la Corporación Araucana, instancia que hegemoniza el espacio organizacional mapuche hasta finales de la década de 1950. Donde ocurren diversos movimientos de éxodo del Wallmapu hacia los centros urbanos, generándose así poblaciones “callampas” o tomas de terreno de los sin casa. No olvidemos la gran toma de La Victoria, en 1957 y luego 10 años después Herminda de la Victoria en 1967, donde el carro lanza aguas, moja a madres e hijos recién nacidos, entre aquellos provenientes de la entonces comuna de Barrancas, agrupadas en los Comités de Viviendas que decidieron tomarse los terrenos e instalar un campamento para exigir tener una casa propia, falleciendo allí Hermindia de bronconeumonía, por ello el nombre de la población (disco homónimo grabado por Víctor Jara, séptimo álbum del cantautor chileno-DICAP 1972). Se trata de un trabajo conceptual que gira en torno a la pobreza de los campamentos y los trabajadores en Chile. En el disco participó Isabel Parra en la canción «Lo único que tengo» y la canción «Herminda de La Victoria», posee la coautoría de Alejandro ieveking. Un año antes Chico Buarque en Brasil editaba el álbum “La Construcción” o “Construção” su octavo álbum. Pero volvamos a quienes llegaban en búsqueda de nuevos horizontes (Poblaciones en toma y favelas, entre mestizos o champurria en el caso chileno y los más jóvenes comienzan a perder su cultura y son chilenizados). Pese a su integración en la Corporación, la Unión Araucana siguió existiendo de manera testimonial en las siguientes décadas. En ese sentido, una organización con este nombre aparece como una de las fundantes de la Confederación de Sociedades Araucanas en 1969, y luego en la conformación de la Coordinadora Unitaria Mapuche (Futa Trawun Kiñewan Pu Mapuche) en 1987, y vigente hasta nuestros días.
Pero volvamos al libro. Se nos recuerdan portadas de los periódicos el Heraldo Araucano y Acción Araucana. Y a partir 1973 en la larga noche de sangre de la dictadura cívico-militar, lo gráfico se hizo precario y clandestino, no obstante, surge allí una nueva propuesta gráfica, la instalación de una simbología propia será una característica que robustece la identificación colectiva que se quiere levantar. Rewe y kultrun, makuñ y tarilongko, dan foma al mensaje “ (pág.19).Cabe recordar que a fines de los 60 el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU-1969) y la recién conformada -un año antes- Brigada Ramona Parra del Partido Comunista de Chile generan, entre otras cosas, una estética con influencias indigenistas al modo de los grandes muralistas latinoamericanos (David Alfaro Siqueiros, Oswaldo Guayasamín, Diego Rivera, autores mencionados -Pág. 20)- y comenzamos a encontrarnos con una belleza descolonizada, en los muros de las poblaciones, que se vio amplificada durante el estallido social y borrada en el gris hegemónico del gobierno local de la zona cero, durante 2019 y pandemia.
El buen trabajo realizado por Claudio Alvarado Lincopi y Enrique Antileo Baeza, quienes, en el epílogo del libro, incorporan; “Secundarios contra la dictadura y el primer mural mapuche”, una muy buena entrevista realizada a Rolando Millante. El “Rola” quien fue el creador de un imaginario mapuche autónomo, cuyo trabajo hasta el día de hoy tiene múltiples variantes y seguidores. El libro Gráficas Mapuches, visualidades de un movimiento 1935-2028. No sólo es testimonio gráfico sino un gran momento de reencuentro con la memoria visual del pueblo nación mapuche que no ceja frente a sus necesarias reivindicaciones. Y que vemos como cada día van apareciendo nuevos murales en las poblaciones, porque después del estallido, la mano gris del alcalde de turno borró las obras sin preguntar si los dueños de los muros habían dado permisos o no, es una suerte que queden los registros fotográficos, cuando los aires se ven enrarecidos, el arte y en especial los muralistas son los primeros en poner la imagen que desacomoda al poder, sin importar el lugar en el que dicen que son, porque como el arte no pide permiso, puede mostrar la injusticia en su centro como cantaba Violeta, al referirse a los límites de Chile, no así los muros y los diseños gráficos que pintarán el futuro del porvenir, sea mapuches o no, la imagen ya está presente, es cuestión de cerrar los ojos e imaginarnos juntando tarros y brochas, porque la imagen, ante jueces corruptos, filtraciones de fiscales, políticos podridos, del lado que dicen ser no lo son, con o sin primarias, igual la imagen los viene a desenmascarar.
Hans Schuster, escritor