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Humberto Maturana, un maestro extraordinario. Por Sonia Brito Rodríguez y Lorena Basualto Porra

El 6 de mayo fallece Humberto Maturana, biólogo y epistemólogo chileno, premio nacional de ciencia e hijo de Olga Romecin, visitadora social feminista y cofundadora del movimiento pro-emancipación de las mujeres de Chile (MEMCH), destacamos esta idea porque él siempre se refería a su madre y comentaba esta parte de su biografía. Fue formador de generaciones de investigadores/as, intelectuales y personas que se han acercado a su pensamiento, cuyo protagonista es el ser humano y sus capacidades inusitadas de evolución y transformación a través del amor cuyo fundamento es la emoción que constituye lo social.

La revolución reflexiva, el sentido de lo humano, transformación en la convivencia, emociones y lenguaje, historia de nuestro vivir cotidiano, el árbol de conocimiento, el árbol del vivir, creador de la autopoiesis y otras teorías, fueron impregnando el lenguaje de las ciencias, construyendo un puente difícil de edificar entre las ciencias empíricas, humanas y sociales. Cada uno de sus aportes han dado vida a la sociedad del conocimiento y se ha constituido en lectura obligada para aquellos que buscan nuevos horizontes, pues Humberto Maturana invitó a realizar un giro ético, ontológico y antropológico, promoviendo la edificación de nuevos paradigmas epistemológicos para construir nuevos conocimientos y visiones de mundo.

En el día de su fallecimiento podemos recapitular parte de su legado que seguramente tardaremos muchas décadas en descubrir, pues, cuando un gran académico e investigador nos deja su obra continúa dialogando con las nuevas generaciones. Así, por ejemplo, nos deja la utilización del concepto “lenguajear” para señalar que los seres humanos somos pensamientos y sentimientos, toda vez que la palabra se transforma en comunicación, en el sustento y sustrato de la organización social. Las bases de la convivencia referida a la honestidad, respeto y reciprocidad y, por tanto, como él señala “somos los únicos seres que vivimos en el lenguaje y esa no es para nada una actividad trivial”. Para lenguajear se requiere una conversación que permita el entrelazamiento y encuentro entre las emociones y el-los lenguajes(s), donde lo cognitivo, intelectual y afectivo se unen para configurar mundos y así transformar y transformarnos en esas interacciones y coordinaciones que ocurren en nuestra vida cotidiana.

Nos deja como herencia también, el problematizar las relaciones equiparables, equitativas de no agresión denominada cultura matríztica, o antipatriarcal que se funda en el amor como una forma de comprender y vivir en una sociedad donde la participación, el cocuidado y la alegría se constituyen en pilares fundamentales del sentido de lo humano.

«Maturana» nos señala que “no es cierto que somos humanos racionales por excelencia. Somos seres emocionales que usamos la razón para justificar u ocultar las emociones en las cuales se dan nuestras acciones”, cuestión que la educación formal y objetiva ha inhibido y encubierto con un manto de erudición para hacernos parecer seres únicamente racionales y no integrales. Donde los estándares educativos se siguen evaluando desde los contenidos y no desde las habilidades, haciendo que las comunidades educativas operen como entidades instruccionales y estandarizas, que cumplen con dictámenes hegemónicos, burocráticos más que espacios abiertos e innovadores de educación inclusiva, plural y creativa. Al respecto, Maturana plantea que la educación debe exceder a la relación jerárquica de quien enseña y aprende puesto que el aprendizaje es un proceso compartido, co-construido y una relación recursiva donde el acto educativo se convierte en una experiencia de vida, considerando que la bidireccionalidad es un ejercicio de reciprocidad y solidaridad en donde opera la transformación en la convivencia.

Otras de las ideas de Humberto Maturana, es que somos mamíferos que nos ocupa el amor, por tanto, se debe construir una cultura de la conspiración, lo que necesariamente nos sitúa en el campo de la comunicación, donde la escucha atenta signifique la apertura a la otredad para transitar hacia una convivencia pacífica, armónica y de encuentro, la que está cargada de un lenguaje del emocionar. Es decir, estamos conectados en una humanidad que hay que construir y reconstruir a través de conversaciones que incluyan el dialogo mutuo, aspecto especialmente importante de tomar en cuenta cuando observamos el contexto nacional donde pareciera que la ciudadanía no tiene espacios de escucha efectiva, asertiva y empática.

A su vez, la visión de mundo de Maturana incorpora la armonía como una posibilidad de estabilidad que permite el descubrimiento de sí mismo y como consecuencia “al otro como un legítimo otro en la convivencia”, por lo tanto, reconocer la naturaleza de la esencia de lo humano significa necesariamente transitar hacia sociedades y relaciones donde el ser humano se reconozca en armonía con un todo. Al respecto el desafío de construir el país con todos incluyendo aquellos que históricamente han quedado en los márgenes sigue siendo un tema pendiente: el reconocimiento y respeto a nuestros pueblos originarios, la inclusión de las personas migrantes, los sectores populares, las mujeres, la disidencia sexual, los campesinos, los pescadores, entre otros grupos marginados. Los cuales están llamados a ser protagonistas de la historia, pero necesitan de la apertura de los grupos que continúan ostentando el poder y que necesitan, parafraseando a Maturana, construir vínculos humanos auténticos, aceptadores y respetuosos.

Esperemos que el aporte Humberto Maturana se valore y se aplique en un mundo de coinspiración, para convivir en una humanidad para todas y todos, donde se intercambien afectos, emociones y sentimientos, para ello, se necesita lenguajear desde la cultura del amor a modo de un gran sistema permeable donde se cree, recree, repare, mantenga y se modifique para recorrer el camino de la autoproducción y coproducción cuyo horizonte sea el bien común y la felicidad.

Dra. Sonia Brito Rodríguez
Universidad Autónoma de Chile

Dra. ©. Lorena Basualto Porra
Universidad Católica Silva Henríquez

Ver también: https://www.lemondediplomatique.cl/cual-es-la-contribucion-historica-de-la-nocion-de-autopoiesis-por-humberto.html

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