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Inestabilidad institucional. Por Juan Luis Castillo

La debilidad, el reblandecimiento, las limitaciones en que se encuentra la institucionalidad política del país, es un peligro latente, del que, lamentablemente la sociedad y las propias instituciones afectadas, no dan cuenta, por tanto, no logran tomar plena conciencia y menos aún, se observan reacciones que apunten a elaborar procesos que generen restablecimiento del rol que las instituciones están llamadas a jugar en un estado de derecho e institucionalidad estable.

Vamos viendo, las instituciones del Estado, el poder legislativo, goza de mala salud!!! La debilitada imagen con que es observada por la ciudadanía, cada día se hace más y más notoria. Lo lamentable es que esa deteriorada imagen es al parlamento como cuerpo, pero también se expresa en la imagen de la persona de la mayoría de los parlamentarios… (Lo lamentable de esta situación es esa deteriorada imagen de los parlamentarios, también se expresa en la imagen del parlamento como institución que genera nuestra estructura normativa y jurídica.)

El Poder Judicial, más allá de los esfuerzos por perfeccionar y modernizar el funcionamiento de este cuerpo institucional, la imagen de la ciudadanía es que no ha logrado superar las insuficiencias que permitan dar respuesta a uno de los principales problemas que afectan a la sociedad, la criminalidad, la delincuencia. (el poder judicial sólo aplica la ley confeccionada en el parlamento, su misión es aplicar la norma a quienes la incumplen).

El Poder ejecutivo hoy, de la mano de los planes y programas de desarrollo que el gobierno lleva a cabo, en el, lamentable marco de inestabilidad y falta de claridad, lo que ha atentado con el éxito de la implementación de las reformas, se ve también cuestionado.

Las Fuerzas Armadas y de orden, son también una expresión de la institucionalidad que se encuentra debilitada y sus acciones cuestionadas, basta observar los casos (publicitados) de corrupción en el ejército, (pero más relevante es la situación que arrastran por décadas respecto de la no resolución a la violación de los DD HH., acaecidos en nuestro país) Y, sin duda sigue presente, y seguirá largamente, el compromiso con la violación a los derechos humanos.

Otra dimensión de la institucionalidad económica del país que sufre de una fuerte caída en las confianzas ciudadanas y que ve deteriorada su imagen en el país, es la que se refiere a los gremios empresariales. Las razones, los hechos, están a la luz.

Pero, igualmente, se ven gravemente debilitadas distintas otras manifestaciones de la institucionalidad, a saber; las Iglesias, las Universidades, las que ya no cuentan con el peso ni con la imagen de la cual históricamente gozaron, los colegios profesionales, tradicionalmente reconocidos y respetados por su rol e influencia en la sociedad, por su control y guía en el accionar de sus colegiados, las juntas de vecinos, las ONGs, las federaciones de estudiantes, las Organizaciones Sindicales, etc.

La expresión más clara de este rebajamiento, se expresa en: falta de solidez y participación de las instituciones en la vida social, política y económica del país, sino que, además, en el bajo reconocimiento y respeto de la ciudadanía hacia ellas.

En definitiva, la institucionalidad, no es otra manifestación que la materialización de una estructura de la nación que entrelaza la vida nacional fijando normas y conductas, procedimientos, valores y ética que ordenan el funcionamiento del país.

Cuando esto se quiebra, cuando se debilita, se reblandece la estructura de un sano funcionamiento de la sociedad y por ende del país.

Y, eso es lo que está en peligro, esta situación nos puede llevar a la inamovilidad social, el desencanto, la desidia, pueden llevar a la parálisis social…o quizá a otro tipo de manifestaciones que lleven a un descontrol y disfuncionalidad institucional, estaríamos frente una catástrofe social en ciernes.

Ahora, lo que queda por analizar más profundamente es sí este reblandecimiento institucional se quebró, por malas prácticas o jamás se ha logrado restablecer en estos años de “reinstauración democrática”

Hoy, lo que nos falta, es un marco, o un cuadro de reflexión que permita, recomponer las estructuras sociales y fortalecerlas, en torno a la participación real, con derechos y deberes, con derecho a veto, con derecho a cambiar la realidad existente, pero también con el compromiso de elevar los niveles de conciencia, a la búsqueda de poner el interés general de la nación, por sobre los intereses de grupos, en un programa concreto de sustento y profundización de canales que sustenten de verdad la democratización del país.

Elaborar estrategias de organizacionales propositivas e interconectadas, en función de las reivindicaciones más básicas y sentidas, puede y debe ir uniendo un movimiento de la civilidad que lleve, como paso superior, a iniciar un proceso que desemboque en recomponer los roles que la institucionalidad viene perdiendo de modo sistemático.

Juan Luis Castillo Moraga. Concepción, Julio de 2016.

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