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Joaquín Miranda Puente o La Resignificación del Silencio Iniciático. Por Rony Núñez Mesquida

I.- “La poesía es la locura del lenguaje”.

La Furia del Libro 2017, sin duda deja como uno de sus principales tributarios, la presentación de una ópera prima con la que ya quisiera cualquier poeta o narrador debutar en estas lides. Me refiero al texto “Los Tiempos” (Editorial Cerrojo), del poeta y músico Joaquín Miranda Puente.

En efecto y ya en las primeras líneas del prólogo escritas por Rafael Rubio, develan el valor poético y estético de la obra al señalar: “El lenguaje enloquece cuando se es incapaz de codificar una experiencia que la desborda y al hablante se le vuelve necesario crearse un lenguaje que supla esa incapacidad minusválida; el lenguaje poético”. Es el lenguaje poético, el cual, ante la traumática vivencia autobiográfica que con valor nos expone el autor, el único género posible para abordar los estertores del silencio, la locura y lucidez a la vez de un estado de enajenación. Por lo que la conclusión de Rubio, más bien una provocación a cualquier impávido, nos invita a acometer en estos versos de una sanidad y calidad que asoman a Miranda a mi juicio como uno de los grandes autores de su generación.

En este sentido, Rubio acierta al afirmar: “En el plano del poema, la reclusión será una forma de castigo o protección contra la disolución de un lenguaje cuya función primaria es comunicar, pero por alguna razón no del todo dilucidable, termina incomunicando una comunicación en la que no se dice nada”. Es decir, Miranda logras y con creces en su primer texto una cuestión aparentemente imposible: La resignificación del silencio iniciático, a través del verso a la vez bajo una estructura métrica, la cual emplea no como una camisa de fuerza, sino como un vehículo donde la enajenación se convierte en expresión germinal y finalmente en un verso profuso en elocuencia.

Al leer la obra de Miranda, me viene inconfundible a la memoria aquel maravilloso texto del enorme poeta Vladimir Maiacovski titulado “Cómo se hacen los versos” ( Texto citado de “La Flauta Espinazo y otros Poemas, Editorial Leviatán, Buenos Aires, 1997) verdadera declaración de principios, donde el poeta ruso nos dice: “Una advertencia: la creación de reglas no es por sí el objeto de la poesía; de otro modo, el poeta degenera en el escoliasta, que se ejercita en formular reglas para cosas y situaciones inexistentes o superfluas. Sería, por ejemplo, inútil inventar reglas para contar estrellas mientras se corre a toda marcha en bicicleta. Las situaciones que exigen una formulación, que exigen reglas, son propuestas por la vida misma”. Y es la vida misma la que arrojan estos versos y se vierten necesarios y azarosos en las páginas de este poemario, y donde la métrica ya comentadas son un vehículo conductor, donde Miranda pedalea sobre las estrellas de sus angustias y vivencias, tal como en su momento lo logran con tal calidad autores como César Vallejo o Alejandra Pizarnik. De esta forma, el poema “Brote psicótico”, es un buen ejemplo de esta afirmación, donde el autor surge sobre la enfermedad silente y nos ofrenda estos versos:

“La locura, la música y el sueño
cada día me alejan de mi mente
por desaparecer silbando suave
sin suerte, por los barrios hacia el ruido.
Se refleja en el mar un sol de barro,
náufrago esperanzado por la lluvia.

Vencieron la tormenta y no la lluvia
esos niños privados de un sueño.
Las infantiles lágrimas de barro
hunden su corazón, su alma y su mente.
¿Cuántas caídas vencen este ruido
si el silencioso suelo canta suave?”

II.- Develación del Autor.

De la entrevista a Joaquín, indispensables para conocer en profundidad al autor, se devela el ser poético y humano que habita estos confines urbanos y que ayudan a explicar y sirven de una buena aproximación a la comprensión del texto. De este modo, estas respuestas hablan por sí mismas.

1.- ¿Cuáles son las Influencias musicales y literarias en tu escritura?.

“Comencé con la música desde que tengo memoria y de ahí nacen las primeras influencias, sobre todo de bandas como AC/DC, Led Zeppelin, King Crimson, Supertramp y Emerson, Lake and Palmer. A los diez años empecé a estudiar guitarra y componer, que es un proceso similar al de la escritura. Siempre me impresioné del modo en que los músicos lograban su voz propia con un querer decir particular, por lo que empecé a buscar lo mismo tanto en mis composiciones como en mi escritura, que empezó como en séptimo básico aproximadamente. Ya a esa edad tenía muchos ídolos y uno de los más importantes fue (y es) Charly García. Partí escribiendo y componiendo imitándolo, obviamente de un modo infinitamente inferior. Luego, unos años más tarde, me volví lector de poesía y nacieron otros ídolos: Nicanor Parra, Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Rafael Rubio, Jorge Luis Borges y Enrique Lihn, entre muchos otros. Ahí descubrí algo de lo que estoy convencido hasta el día de hoy: música y poesía se funden en una misma cosa. Ambas implican ritmos, melodías, acentos y una cantidad de palabras o notas exacta para lo que se quiera decir. Con esto retomo lo central de esta pregunta: creo que la influencia es, por sobre todo, esa reflexión, más que autores en específico. El tener la convicción de que la música y la poesía son análogas hizo que mi escritura recorriera ciertos caminos en función de eso. Obviamente influyeron en mí todos los autores y músicos que nombré, como también muchos que he ido conociendo, pero respecto de mi escritura pienso que estas influencias me dieron herramientas para buscar mi voz propia, esa que busca mezclar lo musical con lo poético. Ahora bien, me han dicho que algunos poemas tienen un poco de otros autores, algunos que he leído y otros de los que no tenía idea de su existencia. Creo que eso es inevitable: al final la interpretación del lector, basada en su conocimiento de mundo, pesa más que las influencias del autor y sus propósitos expresivos. En síntesis, influencias he tenido muchas, pero no creo reflejarlas en toda mi escritura a menos que haya una intención de hacerlo. Lo demás lo construye la lectura, que sin duda vinculará posibles influencias, aunque no haya sido mi intención llevar a cabo esa relación.

2.- Cuéntanos del exorcismo de tu vivencia que da pie y marca buena parte del texto.

“Me internaron en una clínica psiquiátrica a los 14 años y eso cambió mi forma de mirar la vida. La escritura y la composición musical se convirtieron en un refugio: ahí podía salir de la rutina que implica que creyeran que uno está loco. La verdad es que todavía no entiendo muy bien ese período de tiempo, que fue eterno. Recuerdo a mis compañeros que estaban internados con cariño y un poco de miedo; recuerdo también esas madrugadas y sobredosis de remedios para todas las ratas de laboratorio que éramos nosotros. Dentro de ese infierno se empezó a escribir mi libro. Al principio, como mencioné, solamente era una forma de gritar y escupir en la cara a los dioses, a la historia y a los psiquiatras, es decir, un desahogo brutal y rabioso. Sin embargo, a medida que pasaban los años, las personas vieron algo de valor en lo que yo escribía. Como siempre fui amigo de los libros, seguí escribiendo, pero con una disposición distinta. Si bien nacía todo desde el dolor de la experiencia (que duró no solo el tiempo que estuve internado, sino muchos años más), descubrí que mis palabras eran rescatables y que había un nicho para mí en el que podía compatibilizar dos cosas: el goce de escribir y la rabia de morir en la clínica psiquiátrica.

Este libro es un grito maduro de lo que pasó. Es bastante cauto, pero potente para quien haya vivido algo así. Es un exorcismo porque necesitaba sacarme del cuerpo esta experiencia terrible. Por esto mismo no tengo idea de cómo será recibido el libro, pero eso no me importa tanto como para dejar de escribir. La escritura es uno de los mejores medios para canalizar las vivencias traumáticas de la vida”.

3.- La resignificación de tu realidad a partir de la lectura tuya y de otros de tu texto.

La resignificación de mi realidad es impresionante. Ver mi libro terminado significa para mí el fin de un proceso de sufrimiento y el inicio de otro en el que me veo más optimista. No sé si me importa mucho la lectura de los demás respecto de la resignificación de mi realidad. Me ha importado la relación humana y no la que es mediada por la lectura. Desde este punto de vista, varias personas han contribuido en esta resignificación a través de meras conversaciones, como lo hicieron mis familiares, mis amigos y otras personas a quienes realmente les debo mucho, pero no lo hicieron a través de la lectura.

En el fondo, lo que quiero decir es que la resignificación no radica en la lectura del texto (de hecho, todavía no lo leo con calma), sino en el proceso mismo. Ha sido una resignificación gradual que me ha costado aceptar, pero que ha sido positiva. Lo de la publicación del libro no es más que el punto final de una era de miseria y el inicio de un sueño literario distante de la vivencia de la clínica psiquiátrica.

Ahora bien, todo este proceso sí resignificó la realidad ajena a mí. Sobre todo en un punto importante, que mencioné en el lanzamiento del libro y que aquí copio porque para mí es esencial y es bueno para finalizar esta pregunta:

Por otro lado, quiero dejar clara otra cosa, pero relacionada con este libro: los locos son la bendición de nuestro mundo. Me gustaría que cada vez que se lea la palabra “esquizofrenia” en el libro, el lector la entienda como “arte”; que cada vez que se lea “loco”, se entienda “libre”; y que cada vez que se lea “psicosis”, se entienda “bondad”. Quienes conozcan personas con diagnósticos (que no son más que etiquetas para segregar) comprenderán lo que quiero decir. Las clínicas psiquiátricas están llenas de artistas, de personas que simplemente ven el mundo de otra manera. No hay razón para temerles. Los malos están en otros lugares, como el gobierno, el Vaticano y en otros puestos de poder. Como dijo Charly García: “la mediocridad para algunos es normal / la locura es poder ver más allá”.

4.- Cuál es tu visión del poeta en la actual post modernidad.

Más que de la visión del poeta, me gustaría hablar de la visión del artista, conjunto en el cual está incluido el poeta. Esto porque a todos los artistas les pasa lo mismo en esta sociedad que prioriza la estupidización de las masas antes que el pensamiento crítico de las personas. El artista es, lamentablemente, un inútil porque no produce dinero. Por eso es normal que los jóvenes tengan miedo a estudiar música, danza, escritura o ni siquiera estudiar y lanzarse con lo que les gusta. El resultado de esto es tener una infinidad de profesionales infelices cumpliendo con un horario y trabajo que les quita la emoción de vivir. Por lo tanto, la visión que tengo del artista en esta época es súper amargada, pero hay esperanza.

Creo que el artista, sea lo que sea que haga y le guste a la gente o no, es el único que puede decir algo de una forma que nadie puede decir. Por eso promuevo el respeto entre artistas. A mí, por ejemplo, me cargan muchos músicos y poetas, pero sé que estos son los únicos capaces de transmitir su mensaje y son, de algún modo, necesarios para el panorama artístico global. Ahí radica la importancia del mismo: el artista te puede hacer ver las cosas de otro modo, lo que no implica que sea necesariamente bueno, pero sí amplía tu conocimiento y eso es justamente lo que le da miedo a quienes tienen poder. En el fondo, se censura la creatividad porque no produce dinero, pero también porque implica que las personas tomen sus propias decisiones, y eso significaría el fin de las injusticias de las que viven muchos.

Volviendo al punto, creo que el rol del artista es fundamental y tengo fe en que en algún momento la sociedad abrirá los ojos a este saber, que es un saber ineludiblemente compartido: nos pertenece a todos. Pienso que este es el pensamiento que debe tener el artista y no ese que consiste en perder la esperanza. Cada libro, aunque sea leído por una persona, puede hacer un cambio en ella y eso es un paso. Quisiera enfatizar el rol del artista y la esperanza que sostengo en esta cita de Spinetta, que me parece bien para cerrar la entrevista: “Tengo esperanza porque en ella están las únicas notas que interceptan el silencio. Cada nota es una esperanza, mientras que el silencio no posee ninguna esperanza más que la de ser una nota”. El arte, al fin y al cabo, es esa nota.

III.- Contrapunto de Insomnios e Ilusiones.

En el gran poema “Insomnio” envuelve al hablante lírico aunque no supera la fatalidad del contexto en que los versos son escritos, sin embargo, develan la enorme capacidad de Miranda de tocar su tejido más íntimo y que es una excelente aproximación a la globalidad de un texto que sabe imponerse a la fatalidad existencial.

“¿De qué sirven los anhelos
que la humanidad inventa
si el sueño de otros atenta
contra el propio hasta los celos?.
Es la vida por lo cielos
la que rueda calle abajo,
secuestrando lo que trajo
el deseo de la tarde.
No existe un cofre que guarde
el fantaseado estropajo.

Hablo de esperanza incierta
fatigada de ilusiones:
la peor de las prisiones
por no saber si está muerta.
Nunca se abrirá la puerta
porque no existe una llave;
el pasillo, sueño grave,
permanecerá en secreto
como un preciado amuleto
del que nadie nada sabe”.

Ante la epifanía de los versos prodigados, el testamento de una voz de contrapunto, la sombra en disputa por la celebración de un nuevo comienzo, la Poeta Carmen Berenguer, en su texto “Lincoln Túnel “( Del libro My Lai, editorial Cardboard House, reedición año 2017), nos impulsa a saltar más allá de este excelente comienzo poético logrado por Miranda, más allá de los tejados del mundo en términos de Whitman y que invitan a un abrazo de contrapunto, más allá de las distancias del tiempo.

“El primer cigarrillo de la jornada del descenso
no piensen en Altazor
esto ocurre en los primeros escalones del tercer milenio
podría decir es comienzo de algo
y no la conciencia atrevida
con la que arreglan al tío Vicente
híper conciencia de las formas
o del sentido solo liberación de ambas
Ni para Dios
Ni para el diablo
Ni para el cielo
Ni para el infierno
Solo polvo”

Rony Núñez Mesquida. Escritor, Analista y Observador Internacional

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