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Juicio histórico a la política de acuerdos: repercusión en el pasado, presente y futuro. Por Luis Osorio Olivares.

Puede resultar algo mal visto el poner en tela de juicio los acuerdos, pero el argumento es la representación de una trayectoria histórica del país ya transcurridos 35 años desde el fin del gobierno militar y que nos ubica en una situación altamente decepcionante.

La derecha es el sector político que tiene a su haber muchas autorías: el derrocamiento del presidente Allende, la instauración de la dictadura y la instalación de un modelo de sociedad con mirada de largo plazo, no proveniente de algún acuerdo, y de una planificación en extremo que sentó las bases para una hegemonía del poder en lo económico con todas sus derivaciones e instalación de una doctrina ideológica.

El sistema represivo desde el año 73 y toda la década de los 80, no era motivo para que parte de la población que estaba en Chile y en el extranjero, dejara de observar la necesidad de un cambio estructural con fecha de inicio el momento en que se fuera el dictador, sin pensar en la inmediatez, pero en un plazo razonable haber dado los primeros pasos ya con algunos resultados, a lo menos en los albores del siglo XXI, acorde a como se podía imaginar una cronología de los acontecimientos.

Sin embargo, se interpone un acuerdo representativo de una cúpula lejana a los que luchaban contra la dictadura, consagrado antes de la llegada de la ex Concertación al gobierno y que le abre terreno a la frase de “en la medida de lo posible”, que sin lugar a dudas permite la vigencia del modelo dictatorial presente hasta la actualidad. Una representación fehaciente, es el sistema de pensiones cuyo autor fue José Piñera Echeñique.

En este contexto, se convirtió en costumbre la ausencia de un proyecto de sociedad diferente, con proyección en el tiempo, y la ausencia de un proceso subyacente con amplia participación ciudadana que permitiera construir un proyecto de este tipo, no bajo la inercia que otorgan las elecciones plagadas de slogans falsos y promesas que finalmente son incumplidas, que generan una democracia débil. Los programas de gobierno son piezas instrumentales que borran el futuro, y ocultan a quienes han sido responsables de la nula visión de cambio, en temas que ya se deberían haber resuelto hace tiempo desde los sistémico.

Falta el punto fundamental, de una ciudadanía que protesta frente a los problemas, piensa y elabora soluciones, hasta completar el ciclo de bienestar razonable para muchos, y que finalmente debería ser motivo para salir a celebrar al espacio público. En este sentido, considerando lo positivo de la política como un estilo de pensar, quienes la ejercen deberían tener una actitud de acercarse a la ciudadanía como una/uno más, y una preocupación extrema por ser sujetos de confianza. Lo que se impuso hace 35 años, ya no debería existir, quien piense lo contrario está cayendo en un error movido por la inercia en la que nos sumergieron.

Para efectos de esta columna, hay claramente una mirada hacia el tema que en actualidad se discute en el congreso, lo previsional, aunque en rigor es transversal a muchos temas de origen común en los principios basales de la dictadura.

El estallido del 2019 fue una muestra de reacción, frente a lo esencial de lo que aquí se muestra, la carencia de un trabajo sustancial en la construcción de un país con una sociedad diferente alejada de la sustentabilidad en el individualismo y como beneficiarios a los poderes que se han visto favorecidos de manera continua.

Pero la derecha, con habilidad para diseñar e implementar estrategia, instala el 15 de noviembre de 2019, el tema constitucional, siempre sabiendo que disponían de medios de comunicación para confluir emitiendo mensajes que nos dejaría con la constitución del 80.

Aclarados una serie de puntos que van en la línea del aspecto central de la columna, es necesario recalcar que un programa de gobierno es muy poco, sólo favorece el statu quo y apuesta a que el inexorable paso del tiempo nos lleve a un cambio generacional, que de a poco va dejando en el camino a quienes no les interesa, con el riesgo de no haberse hecho cargo de las transformaciones profundas y que la población del grupo etario mayor vaya desapareciendo, perpetuándose así un estado de cosas por mucho tiempo más, cuando las reformas otorgan alguna ganancia al poder establecido, este último es el que gana, resultado de no haber realizado a tiempo la acción en el momento oportuno, carencia total.

Un logro máximo que pudiera ocurrir es que la política sea algo que encante y no que espante, por medio de la comprensión de los hechos históricos y no una actitud de tomar distancia, y transformarse en cómplice de lo basal. Sin embargo, por el camino recorrido, hay una tardanza irrecuperable, una sociedad al debe y sin precisión del cambio de envergadura.

Enero 2025

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