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Justicia social para Chile: Por el derecho de vivir. Por Nicol A. Barria-Asenjo

Octubre no es un mes más en el calendario… NO en el Estado de Chile. La llegada de octubre trae consigo un sentir diferente para el pueblo chileno, un despertar abrupto en el cual retorna una y otra vez un pequeño pero poderoso mensaje que se divulgó de extremo a extremo en el país, empero, llegó mucho más allá de las fronteras nacionales: “Chile despertó” fue una consigna capaz de trascender, representar y describir el proceso que se vivía en Chile por más de 30 años, esta consigna elegida de manera espontánea por los manifestantes se oía, leía y sentía. Una frase profundamente colmada de historia, que lograba captar el fondo de la historia del país, una colisión entre realidad y utopía, entre represión y descarga. En suma, octubre es un mes inminentemente político para Chile.

Un año más tarde, y pese a todo el caos que se generó a nivel mundial producto de la pandemia del Covid-19, octubre en Chile, trae consigo una confrontación radical con la ideología deambulante, mediante esa confrontación todo discurso incoloro, parcial, gris e indiferente hacia los tiempos por los cuales atraviesa el país tiene una postura o mensaje criminal y violento. Este mes logra derrocar las apariencias de los ciudadanos: Opresión o libertad, no hay más.

Recordemos, nuevamente, que durante el 2019 el mes de octubre estuvo marcado por la insurrección del pueblo chileno, una lucha contra la opresión, la búsqueda de justicia social. En esta fecha el edificio social construido o determinado durante la dictadura cívico-militar de 1973 dilucido lo peor de su estructura. Un fondo que en verdad era un abismo. La segregación geográfica, la diversidad ideológica, la violencia económica, política, social y cultural. El despertar del 19 de octubre del 2019 impregnó las calles de utopía social, de transformación y anhelos de equidad.

A partir de ese proceso, de las huellas imborrables de esa rebelión, todo retornaría, cuando la pandemia inevitablemente daba esperanzas a la derecha política de un quiebre del procesos constituyente que se buscaba y atentaba contra su dominación, contra todo pronóstico político y económico por parte de las clases políticas, nuevamente el clamor popular silenciado abruptamente durante décadas generaría que todo quede en jaque, nuevamente octubre trae consigo como efecto natural que la historia del país se comience a escribir en las calles, en los barrios, en las ollas comunes que se han desplegado de norte a sur.

Luego de tolerar censura de la información, limitación en el lenguaje construido para dar a conocer la realidad, el mes de octubre llega para desarmar a las culturas dominantes que imponen una perspectiva, una postura, una realidad y lenguaje social.

El próximo 25 de octubre todo queda expuesto, otra vez. Con la no menor diferencia que el futuro se define en un día, en una decisión, un lápiz que contiene el porvenir, una raya que define el punto de ruptura entre un pasado segregativo y un mañana equitativo. Ciertamente es una posibilidad, pero no es solo eso, es una OPORTUNIDAD. Una oportunidad sobre todo para aquellos que duermen en las calles, aquellos que viven el día a día entre sus trabajos polvorientos, sacrificados y colmados de malos tratos, una oportunidad para aquellas mujeres que llegan a la prostitución por no tener como alimentar a sus hijos, una oportunidad para todos y todas aquellos y aquellas que en el silencio de su cansancio, piensan en el suicidio por perder la esperanza y la motivación de levantarse nuevamente para gastar su reloj trabajando, viendo como la vida se les va entre su trabajo y el hambre, para todos aquellos que viven con pequeñas comodidades y hogares modestos arrastrando deudas.

El 25 de octubre se decide por las mujeres, hombres, niños y ancianos que fueron torturados durante la dictadura militar, por los asesinatos en manos de las FF-AA, por las violaciones de Derechos Humanos, por los que no tienen fuerzas para pedir ayuda por estar resignados a no recibirla. Ese día se elige en honor de todos los ojos perdidos durante las manifestaciones, las violaciones, maltratos y burlas que los de abajo han tolerado.

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