Conmemorar y converger, dos palabras llenas de sentido de proximidad sobre las alteridades y sobre los sentimientos de la experiencia que constituye lo humano. Conmemorar del “volver a pasar por el corazón junto a otros”. Converger asociado a aproximarse con otros y otras a una mismo punto o raíz. De esta manera a medio siglo del golpe de estado cívico militar, nos encontramos situados, reivindicando la memoria del futuro desde la raíz que nos converge y fortalece.
Proyectamos con la esperanza intacta la vida de los y las que no están y desde ese humus de generosidad infinita que constituyen los caídos, germinamos una semilla que es raíz orgánica de mineral profundo y que se proyecta para transformar en dignidad la vida de los todos.
La energía de las nuevas generaciones impulsa el crecimiento convergente de una memoria porfiada que ha resistido el naufragio y que hoy nuevamente desde la moneda reafirma nuestra vocación de cambio, transformación y justicia. Somos el relato continuo de un proyecto que busca germinar y florecer en el territorio para ser fruto y primavera de un septiembre socialista.
Desde la Araucanía, región abandona y empobrecida, punto de convergencia de culturas y afectos, frontera de resistencias y utopías, paisaje de bosques florecidos por la lluvia y nuestros desaparecidos, reafirmamos nuestro tranco inclaudicable, sumando voluntades y articulando malestares y espacios basales. Somos una memoria que proyecta el futuro que abraza una bandera del color de la flor del notro.
La Araucanía Converge en la raíz orgánica de mineral profundo junto a tantos y tantas; Roger, Saul, Antonio, Feli, Juanito, Feña, Framco, Maggi, rostros y nombres que acuñan y albergan en la construcción de sus cotidiano el sentido libertario de una semilla que es raíz y converge con sabor a socialismo para así transformar la vida de los todos.
Marco Silva Cornejo
Mg. Ciencias Sociales Aplicadas