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¡La banalidad del saber! Por Rolando Poblete

Desde la revelación del salario de Marcela Cubillos en la Universidad San Sebastián, la sociedad chilena, y el mundo académico en particular, ha reaccionado con estupor y una buena cuota de sospecha ante los argumentos de la propia Cubillos y de la misma universidad.

Y es que en una primera instancia se indicó que tal salario se correspondía con su contribución académica, es decir, el aporte al conocimiento en su área, la docencia y la extensión. Con el correr de los días, tal argumento -al ser cuestionado por académicos y académicas de alta productividad cuyos salarios no son ni un tercio del monto en cuestión- fue desechado. La evidencia en torno al real aporte de Cubillos no permitía sostener la validez de su salario de diecisiete millones de pesos.

Se dio paso, entonces, a un argumento tal vez más peligroso y lamentable. Ella, al ser un rostro, atraía estudiantes a la universidad. Eso fue en parte lo que señaló el rector de la Universidad San Sebastián y la propia Cubillos.

El problema de ese argumento es que equipara a las universidades, su rol social y su aporte a la construcción de conocimiento, como un artículo de mercado que requiere publicidad, al modo como un electrodoméstico u otro producto. Incluso se habló que Cubillos era una especie de “influencer” que aporta a la vibisibilización de la marca San Sebastián.

Entiendo y acepto que las universidades privadas requieren publicidad, sin embargo, pienso que sería más adecuado dar cuenta del aporte al conocimiento de sus académicos y académicas, su ideario, los valores que la mueven y su visión de sociedad.

Aunque en un contexto y circunstancias muy distintas, a principios de los años sesenta Hannah Arendt acuñó el concepto de banalidad del mal. Hoy tengo la impresión que el triste espectáculo que ha ofrecido Marcela Cubillos, da cuenta de una concepción que poco a poco pretende imponerse, que banaliza el conocimiento y banaliza el rol social de las universidades y su aporte al país, precisamente, en una sociedad que clama por mayor justicia y equidad.

Rolando Poblete Melis
Académico

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