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La “estrategia” de Longueira. Por Libio Pérez*

El plan político expuesto por Pablo Longueira supone “licuar”, como dice, el plebiscito de octubre y apropiarse del “Apruebo”, que en sus cálculos obtendrá la mayoría. Al dividir a la derecha para que una parte de ella asuma sin complejos el Apruebo, está lanzando un salvavidas al gobierno para que éste no pague todos los costos de la derrota. Así, el triunfo del Apruebo en el plebiscito es de todos, oposición, derecha y gobierno. En esa perspectiva, el plebiscito queda “licuado”. Pero este es un objetivo secundario.

Longueira pone la mirada en la siguiente elección: la de los y las delegadas constituyente. Para lo que viene necesita la dirección de la UDI, por eso propone un “comité de búsqueda” de candidatos y la creación de un centro de estudios constitucionales que entregue insumos a candidatos y eventuales delegados constituyentes. En esa elección, Longueira propone una lista unitaria que le permita alcanzar el quorum necesario para imponer los términos constitucionales o el menos bloquear los de oposición, particularmente los de la izquierda. Todo esto también es un objetivo secundario o pasa a serlo una vez elegida la Convención Constitucional.

La mirada de más largo plazo y el objetivo principal de su estrategia es ganar la elección parlamentaria y presidencial con Joaquín Lavín, como candidato presidencial en octubre 2021. El desplazamiento de Lavín hacia el centro va en búsqueda de los votos que le faltan para ganar la carrera, pero además encabezar un gobierno con un programa que sintonice con los resultados de la Convención Constitucional y la nueva carta que emerja, que ya no tendrá el sello autoritario de la que dejó como herencia el régimen dictatorial de Pinochet.

Por eso la propuesta de Longueira está en línea con el desplazamiento de Lavín. El fundador de la UDI está construyendo la base orgánica de un nuevo periodo o ciclo de gobiernos de la derecha, esta vez actualizada teórica e ideológicamente, en el marco de una democracia renovada y legitimada por el proceso constituyente.

Como decía el jefe militar vietnamita, Vo Nguyen Giap, “no basta con tener fuerza, es necesario ganar una posición de fuerza”, para ubicarse en un escenario que se apreciaba inicialmente adverso.

El balance de fuerzas indica que la oposición -de centro, centroizquierda e izquierda- tendría mayoría, pero su debilidad es la dispersión. En la analogía de Giap, tiene fuerzas pero carece de posición de fuerzas que le permita derrotar la aspiración de la derecha de conseguir un nuevo ciclo de gobiernos, ahora sintonizados con la letra y espíritu de una nueva Constitución.

Aunque es obvio decirlo, la oposición requiere de un proyecto transformador que lleve adelante los contenidos de la nueva institucionalidad, pero solo la unidad la pondrá en una posición que le permita vencer.

*Periodista, editor de la edición chilena de Le Monde diplomatique

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