UNA RELACIÓN ÍNTIMA
Es razonable pensar que la relación entre ética, política y derecho es muy estrecha por cuanto la ética se puede considerar la base de la política, al establecer los principios morales que deben guiar la acción política. De ese modo debiera entenderse la política como la aplicación de la ética en la esfera pública, con el objetivo de alcanzar el bien común. Desde la perspectiva del derecho la ética es la fuente del derecho, por los principios morales que guían la creación y aplicación de las leyes. Solo se puede concebir al derecho como la aplicación de la ética en la esfera jurídica, cuyo objetivo es proteger los derechos y libertades de los ciudadanos. Como consecuencia de lo mismo entendemos la política como la actividad que busca crear y aplicar las leyes, mientras que el derecho se entiende como el conjunto de normas que regulan la convivencia social. La política y el derecho están estrechamente relacionados, ya que la política busca crear un marco legal que promueva el bien común, mientras que el derecho proporciona el marco normativo para la acción política.
UNA VISIÓN TRACENDENTE
En su obra "Política", Aristóteles establece que la ética es la base de la política y que el objetivo de la política es alcanzar el bien común. Por su parte Cicerón en su obra "De Republica", establece que la ética y la política están estrechamente relacionadas y que el objetivo de la política es promover la justicia y la virtud. Más adelante, Tomás de Aquino en su obra "Suma Teológica", establece que la ética es la base del derecho y que el derecho debe ser guiado por principios morales. Los Ilustrados reafirman tales ideas al señalar con Juan Jacobo Rousseau, en su obra "El contrato social", que la política debe ser guiada por la voluntad general y que el derecho debe ser creado para promover el bien común. En su obra "Teoría de la justicia", Rawls sostiene que la justicia es la virtud principal de las instituciones sociales y que el objetivo de la política es crear una sociedad justa y equitativa. Amartya Sen en su obra "La idea de la justicia", sostiene que la justicia no se limita a la distribución de recursos, sino que también implica la capacidad de las personas para vivir una vida digna y plena. En "Teoría pura del derecho", Kelsen sostiene que el derecho es un sistema de normas que se basa en la validez y la eficacia, y que la ética no es un componente esencial del derecho. Pero será Ronald Dworkin quien sostendrá que el derecho no se limita a la aplicación de normas, sino que también implica la interpretación de principios y valores morales. Robert Dahl en su obra "La democracia y sus críticos", sostiene que la democracia es un sistema político que se basa en la participación ciudadana y la representación, y que la ética es un componente esencial de la democracia. Y Jürgen Habermas, en "Facticidad y validez", dirá que la democracia es un sistema político que se basa en la comunicación y la deliberación, y que la ética es un componente esencial de la democracia.
Si bien la visión de los autores citados centra su mirada en la moral, otros lo verán como una necesidad social. En efecto, Foucault, en su obra "Vigilar y castigar", sostiene que el poder no se limita a la acción del Estado, sino que también se ejerce a través de las instituciones y las relaciones sociales con el objeto de que sobreviva. En tanto Beck en su obra "La sociedad del riesgo", estima que la gobernanza no se limita a la acción del Estado, sino que también implica la participación de la sociedad civil y la gestión de los riesgos, también, para su sobrevivencia.
UN NUEVO CAPITALISMO
Desde una mirada ética todo indica que desde hace algunos años el capitalismo esta cambiando en cuanto a la participación. En efecto, hay muchos indicios que muestran la incidencia de los fondos de pensiones en la economía mundial. Teóricamente podría sostenerse que con la irrupción de los fondos de pensiones en la economía global nos encontramos frente a un nuevo capitalismo. Hay desde luego un cambio en la estructura de propiedad por cuanto los fondos de pensiones han pasado a ser uno de los principales propietarios de las empresas cotizadas en bolsa, lo que ha cambiado la estructura de propiedad del capitalismo. Su efecto conduce a una mayor concentración de la propiedad en manos de unos pocos actores institucionales, los fondos de pensiones y otros inversores institucionales que han pasado a desempeñar un papel más activo en la gobernanza corporativa y en la definición de las estrategias de las empresas. Entre las consecuencias esta un cambio en la lógica de inversión, toda vez que los fondos de pensiones tienen una lógica de inversión a largo plazo, lo que les permite adoptar una perspectiva más estratégica y sostenible, lo que supone un mayor énfasis en la sostenibilidad y la responsabilidad social.
La incidencia de los fondos de pensiones en la economía mundial es significativa. Según un informe de la OCDE, los activos de los fondos de pensiones superaron los 35 billones de dólares estadounidenses a finales de 2020, lo que representa un aumento en casi todos los países a pesar de la supuesta pandemia de COVID-19 .
Los fondos de pensiones también juegan un papel importante en la economía al invertir en diferentes activos, como acciones y bonos, lo que puede influir en los mercados financieros. De hecho, las acciones y los bonos representaron el 74% de las inversiones de los fondos de pensiones en 2020.
Además, los fondos de pensiones pueden tener un impacto en la economía de un país al proporcionar ingresos a los jubilados y contribuir al crecimiento económico. Sin embargo, también existen desafíos, como la gestión de los riesgos y la garantía de la sostenibilidad de los fondos de pensiones a largo plazo. (Ver https://www.bbvamijubilacion.es/blog/informe-ocde-fondos-de-pensiones-en-cifras-2021/ y https://www.fiapinternacional.org/wp-content/uploads/2022/12/NP67-nota-de-pensiones-esp.pdf).
Los activos de pensiones han crecido de manera significativa en las últimas dos décadas, respaldados por iniciativas políticas orientadas a diversificar las fuentes de financiamiento de las jubilaciones para crear sistemas de pensiones más resilientes y mejorar los resultados de la jubilación para las personas. En la mayoría de los países de la OCDE, más de la mitad de la población en edad de trabajar participa en sistemas de pensiones respaldados por activos. Los fondos de pensiones son los mayores inversores en los mercados de capitales globales, incluidos los mercados de acciones y deuda públicas, así como en los mercados emergentes de capital privado, y poseían casi una quinta parte de la capitalización del mercado de acciones públicas globales a finales de 2023.
La incidencia de los fondos de pensiones en la economía mundial es importante. En 2020, los activos de los fondos de pensión alcanzaron más de 35 billones de dólares estadounidenses, según la OCDE. Esta cifra ha aumentado en casi todos los países del mundo, a pesar de la pandemia de COVID-19. Los fondos de pensiones tienen un “efecto de cartera” en la economía, ya que invierten en una variedad de activos, como acciones y bonos; esta inversión puede influir en la economía.
LA FALTA DE ÉTICA LOCAL
Los beneficios que tienen sistemas de pensiones en otros Estados no se ven Chile. En efecto el sistema de pensiones nacional está sujeto múltiples críticas, tanto técnicas como políticas y, desde luego, éticas. El sistema previsional chileno sustentada en tres hipótesis: -el sistema basado en las AFP no surgió para superar las deficiencias del antiguo sistema de reparto, sino que por otros intereses, de orden político; -el sistema de AFP entrega pensiones exiguas para la mayoría de los afiliados y no cumple con las disposiciones internacionales y nacionales sobre la materia; -el sistema ha colaborado a la concentración de la riqueza, a la desigualdad del ingreso. Recientemente se ha reformado en el sistema de pensiones en Chile, permitiendo una mayor solidaridad en el sistema de pensiones evitando que vivir más no sea un castigo para las mujeres, por ejemplo. Históricamente, los sistemas de pensiones han reflejado desigualdades estructurales de las instituciones y del mercado laboral, generando menores beneficios previsionales para las mujeres. La reciente reforma previsional en Chile, cuyo decreto fue promulgado el 20 de marzo de 2025, introduce un cambio de paradigma: un mecanismo de compensación por diferencias de expectativa de vida que avanza en la equidad de género y la solidaridad en el sistema. Avanzar en otras dimensiones que mejoren oportunidades e igualdad en el mercado de trabajo permitirá continuar corrigiendo otras fuentes de desigualdades. Asimismo, para lograr la igualdad de género, el diseño de los sistemas de pensiones contempla mecanismos de solidaridad con mujeres y hombres, así como estructuras de financiación, criterios de elegibilidad y modalidades de acceso a las prestaciones para contra restar las desigualdades que derivan tanto de las diferencias de esperanza de vida como de las diferencias existentes en el mercado de trabajo. Ambas desigualdades están íntimamente relacionadas con la mayor longevidad y la interrupción de las carreras laborales. Desde su creación en 1981, el sistema de capitalización individual, y luego el pilar de ahorro previsional individual en el marco del sistema de pensiones con la reforma de 2008, presentaba inequidades históricas que eran compensadas solo parcialmente con otros mecanismos como el Bono por Hijo y la Pensión Básica Solidaria (que posteriormente en 2022 se transformara en la Pensión Garantizada Universal). Los beneficios previsionales continuaban castigando a las mujeres quienes, en igualdad de condiciones que los hombres, recibían un 11% menos de pensión.
El mecanismo de compensación que introduce la reforma previsional en Chile representa un avance sustancial y un verdadero cambio de paradigma en la protección de la vejez, al fortalecer principios como la no discriminación y la solidaridad dentro del sistema. Sin embargo, la existencia de las AFPs, seguirá siendo cuestionada no solo por lo caro que es para los imponentes sino porque no cumple con estándares suficientes para garantizar un ingreso razonable a todos los jubilados, además, por la falta de control real de parte de sus afiliados. De modo que el futuro de las pensiones, no solo para las mujeres, seguirá dependiendo de una verdadera ley previsional tributaria de la ética social.
El autor es abogado, Dr. En Ciencia Política, ex presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, investigador de ILAES.