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La importación de malestares en la inmigración. Por Cristopher Ferreira Escobar

No me cabe duda alguna que la inmigración ha traído la inseguridad a Chile. ¿Pero qué inmigración? Los distintos medios de comunicación de derecha han dejado de construir relato sobre la inmigración en el norte, haciendo que la temática tenga una pérdida de su estado problemático, por lo tanto, ya no existe en el imaginario social como interés público. Sin embargo, el crimen está hecho, y sólo falta la instalación mediática para reforzar los horizontes de sentidos que revisten al tema; no hay que olvidar la existencia de una actitud discursiva en contra de inmigrantes, ya sea por destruir el espacio estético público (duermen en las plazas, en algunas calles, y hacen sus existencias allí, etc.), ya sea porque roban los trabajos de los chilenos, incluso permitiendo la existencia de una disminución del sueldo, ya sea porque no da abasto las variadas expresiones de protección social y que son acaparadas por ellos, y toda una serie de comentarios. Pero la importancia de esta caracterización reside en la particular forma de objetivación del problema, y, en consecuencia, en la subjetivación de la población misma bajo estas coordenadas, ya que las muchas concepciones que hacen de la inmigración el malestar, tienen un marco referencial declarado, ad hoc y funcional a esa forma de objetivación. El problema es el siguiente: la construcción del conflicto se entiende en la relación inmigrante-persona y en los parámetros de afecciones hacia la miseria que nos producen los otros. Esto es central, puesto que vemos los roses entre chilenos y extranjeros, a propósito de los horizontes de sentidos antes mencionados. Es así que podemos decir, bajo los términos expuestos, que esta es —y sólo esta— la inmigración que se levanta como problema de carácter público.

Pero la inmigración que ha traído la inseguridad a Chile, y que no ha sido tratada como problema público, alude a los daños que las grandes empresas han realizado en la historia reciente. El 75% del 3% de las grandes empresas son extranjeras. Vale decir, empresas inmigrantes. Estas han ocasionado múltiples controversias y los daños más diversos a nuestras variadas formas de existencia. Las grandes empresas en Chile han dañado la biosfera, y por su puesto a nosotros, las grandes empresas se han llevado nuestras riquezas, las grandes empresas han desertificado el desierto, las grandes empresas han instalado el abuso sistemático.

Los ámbitos afectados son muchos, así como los informes que los sustentan, pero no es problema porque no está instalado como problema público. Las grandes empresas son productoras de inseguridad en una, y sin duda, más problemática. La dicotomía entre estas dos comprensiones se juega en la conciencia de una y en la anulación de otra. El paradigma que permite levantar a la primera responde a la construcción de problemas que un tipo de prensa a dado y no responde tanto a la realidad de la inseguridad, sino a un determinado constructo de lo inseguro. Las emociones que producen la inmigración-persona no es la respuesta al fenómeno, sino que es la condición necesaria para hacer de ella la inseguridad. ¿Por qué es esta inseguridad y no la otra la que aqueja la vida?

Cristopher Ferreira Escobar. Doctorante en Estudios Transdisciplinares Latinoamericanos (DETLA), UAHC. Politólogo y director de la Fundación Politología, Centro de Estudios.

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