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LA MANO, novela de Roberto Rivera Vicencio. Comentario de Aníbal Ricci

La traición, valerse de la confianza de alguien cercano, marca a esta vertiginosa novela que se desarrolla dentro del llamado período de transición democrática.

Instala de inmediato un triángulo amoroso donde Tomás Gaggero engaña a Alfredo con su esposa Paula. La política está ausente en las primeras páginas, pero esa infidelidad será el aviso previo de una traición mayor que se dilucidará mediante un juego de intriga que sumerge al lector en innumerables devaneos del protagonista.

Inicia la narración con mucha musicalidad y da cuenta de los tiempos de la represión de la dictadura, el exilio y el retorno camaleónico. Al retornar a Chile, el hombre está desconcertado: antes repartía volantes disidentes y ahora le parecen patéticas las posturas de excompañeros de izquierda.

Es una novela inteligente, donde cada capítulo aporta capas adicionales acerca de cierta banalidad en nuestra democracia. La moral del protagonista es la extensión de su actuar dentro de la sociedad; en realidad el autor habla de cierta amoralidad que campea en esta sociedad de libre mercado.

Roberto Rivera Vicencio utiliza un lenguaje sin ambages donde las anécdotas van caracterizando a los personajes sin necesidad de adjetivos. Todo el entorno deviene “light”, que funciona como complemento de pulsiones primitivas emparentadas con la sexualidad descarnada.

Tomás se transformará en un lobista de intereses contrarios a su militancia socialista; opera como una pantalla social cuando en realidad su labor es comunicacional. Manipular a la opinión pública con pautas de prensa, insertos periodísticos y reportajes para evitar la creciente burocracia que aqueja principalmente a inversionistas extranjeros.

Utiliza información que recaba Spiegel para extorsionar a los que se interponen en el camino de sus clientes. También se conocerá la existencia de una “oficina” de inteligencia para bajar las revoluciones de aquellos disconformes con el capitalismo imperante.

Prácticamente no hay guiones en la narración, el lenguaje es tan dinámico que en la misma prosa conversan en primera persona todos los personajes. Se entremezclan encuentros con amantes y reuniones con gente del partido; además de citas con empresarios nacionales y extranjeros, con tal de ganar dinero a costa del mejor postor.

Se especializa en asesorar a grupos afines a la derecha y de paso va traicionando las confianzas de su entorno. Le gusta la buena comida y alojar en hoteles, de alguna forma el personaje va comiéndose todo a su paso: mujeres, amigos, ex compañeros de lucha, a todo el mundo, en un festín eterno.

Satisface a clientes que atentan contra consumidores, medio ambiente y falsifica documentos para atenuar el accionar de éstos, básicamente usados en contra de los intereses de la población. Esa es la traición mayor debido a que utiliza la “democracia” para salirse con la suya.

Está consciente de las torturas y desapariciones, pero les baja el perfil y ante sus asociados confiesa que la economía ha crecido y llevado al país a las puertas del desarrollo.

Entrada la novela, el autor baja las revoluciones y expone al protagonista a sueños que lo atrapan, al igual como lo encañonó el marido de Paula en un viaje a Buenos Aires. Una “mano” le aprisiona el pecho, digamos la consciencia por la traición ejercida en todas las esferas, incluso de parte de sus detractores nos enteramos de cómo condicionó la vida de muchos personeros de izquierda.

Coimas, extorsiones, hacia el final de la novela Spiegel hará lo necesario para acallar a los contrarios.

Queda la sensación de que esta transición democrática fue un segundo tiempo de un partido jugado con las mismas reglas de la dictadura.

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LA MANO

Roberto Rivera Vicencio

Fondo de Cultura Económica

Segunda edición (2024)

150 páginas

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