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La oportunidad de una nueva victoria histórica: la tensión entre revolución y democracia. Por Alex Ibarra

La UP es una experiencia democrática que supo triunfar desde el pluripartidismo a una anquilosada oligarquía. Hasta hoy ese fenómeno es estudiado por las ciencias sociales, dada su particularidad revolucionaria. Los ideales socialistas de la igualdad triunfaron en la pugna voto a voto en las urnas gracias al compromiso de los ciudadanos que se decidieron a participar en el proceso político.

En esta manifestación popular se fraguó un proyecto de liberación frente a la explotación y los abusos de una clase social abusiva que perdía sus privilegios. La respuesta fue la traición de los golpistas internos apoyados por la hegemonía imperial del norte. La brutalidad se descargó con violencia hacia ese pueblo que recuperaba su dignidad.

Vinieron los años terribles de la dictadura cívico-militar que pactó una transición a partir de la posibilidad plebiscitaria. Surgió el anhelo de la recuperación democrática, nuevamente el pueblo organizado venció en la urnas diciendo no al dictador. Sin embargo, su nefasto sistema no ha sido vencido hasta hoy. Los representantes del pueblo fueron acomodándose a los privilegios, tal cual lo hacían los cerdos en la descripción orwelliana. El pueblo desorganizado fue cayendo en el escepticismo y el relativismo político sin poner resistencia a los fraudes perpetrados.

Esta situación política acaba de cambiar con la "revolución" iniciada en octubre. El grito popular manifestó su soberanía en las calles a punta de barricadas a través de la desobediencia civil. Sin embargo, este proceso de insurgencia no ha logrado establecer el nuevo orden político, desalojando a los representantes que usufructan del actual sistema vigente.

Tal vez la intensidad del marzo rebelde logre establecer el Nuevo Pacto con la salida de Piñera. Ante esta situación la ciudadanía sublevada mantiene cierta expectativa.

La otra oportunidad en curso es el plebiscito de abril. Cuestión que mantiene encendidos los debates de las izquierdas más radicales que pugnan por ir a la vanguardia de la historia.

Aquí se encuentran los apocalípticos que no ven mucha esperanza de cambio en el plebiscito pactado entre el Gobierno y el Congreso, y los integrados que ven una posibiiidad histórica de vencer al pinochetismo que regula el sistema político-económico. Al parecer nuevamente se viene el voto a voto en las urnas. La campaña por el apruebo el cambio constitucional impera comunicacionalmente en la oposición a la hegemonía política de la posdictadura. Creo que en esta campaña el énfasis tiene que ser mayor aún y debe evidenciarse el apoyo a la Convención Constitucional por sobre la opción de la Convención Mixta que asegura la ventaja a los deslegitimados partidos políticos que conforman las fuerzas parlamentarias.

La historia nuevamente nos ofrece posibilidades de liberación, ojalá sepamos organizar nuestras demandas y tomar las vías que nos parezcan más pertinentes sin frenar el proceso Constituyente que viene manifestando su soberanía en la rebelión que hemos iniciado, aún no es el momento de abandonar la ilusión de establecer la costumbre por la dignidad.

Es el momento de los debates, ya surgen algunas declaraciones decididas que van generando polémicas que deben ser parte de los consensos para el Nuevo Pacto. Creo que el debate no se debe cerrar todavía, los consensos requieren de expresiones claras y transparentes. Falta la difusión de las opiniones de las fuerzas convergentes, entre estos es fundamental la posición de la Primera Línea que en algunos foros ha manifestado sus opiniones y argumentos. Quedan estas semanas para ir poniendo frente a la opinión pública las posiciones de cara al plebiscito, sin descuidar el debate sobre los contenidos fundamentales para la Nueva Constitución.

Alex Ibarra Peña.
Dr Estudios Americanos.

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