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La poesía como medicina del alma. Por Lucio Cañete Arratia

Por décadas la poesía ha sido considerada un género literario reservado a los románticos y a los bohemios. Sin embargo, ante interminables megasequías, corrupción generalizada, secuestros sangrientos y paupérrimas pensiones que emocionalmente desmoronan hasta el más fuerte; este antiguo arte emerge como un recurso terapéutico para combatir el estrés. En tiempos donde el ruido mediático ahoga la introspección y la violencia cotidiana arrebata el asombro, la poesía vuelve a ser urgente. No como adorno, sino como refugio. No como lujo, sino como defensa y a veces, también como ataque.

 

La ciencia no suele hablar en rimas, pero en los últimos años ha empezado a relatar lo que los poetas vienen diciendo hace siglos. Diversos artículos científicos han reportado que leer, escribir, recitar o simplemente escuchar poesía, reduce significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés (Empathic Press, 2025; Time Kuwait, 2023). ¿Por qué? Porque la poesía activa áreas cerebrales asociadas a la empatía, la emoción estética y la introspección (Johns Hopkins Arts + Mind Lab, 2020). El lenguaje poético obliga a detenerse en la vorágine diaria, a sentir de otra manera, a mirar hacia adentro. Lo que se pensaba inútil, ahora resulta puede ser sanador.

 

En un estudio se comprobó que la escritura poética reduce los síntomas de ansiedad en estudiantes (Mohammadian, et al.,2011). Otro trabajo con pacientes oncológicos demostró que leer poesía alivia el dolor y aumenta la esperanza (Medium, 2023). Incluso en niños hospitalizados una simple intervención con versos logró disminuir emociones como la tristeza, el miedo y la rabia según un estudio publicado por Google Arts & Culture (2021). Al parecer, el lenguaje poético crea un “espacio seguro” donde las emociones se ordenan. Así como en una sala de urgencia se estabiliza el cuerpo, un poema puede afianzar el alma.

 

Revisiones a investigaciones sobre poesía terapéutica identificaron que este tipo de intervenciones literarias mejora el estado de ánimo, reduce síntomas depresivos y fortalece la identidad personal (Mazza, 2017; Nottingham Trent University & University of Plymouth, 2023). En contextos de vulnerabilidad o trauma, la escritura poética permite reelaborar experiencias dolorosas, resignificarlas y, en muchos casos, comenzar procesos de sanación profunda. Algunos estudios incluso sugieren efectos beneficiosos sobre la calidad del sueño y el bienestar inmunológico. Si bien se requieren más investigaciones clínicas para confirmar estos efectos fisiológicos, la tendencia es clara: la poesía sana. Y lo hace sin efectos adversos, ni compra de bonos consulta, ni despacho de recetas médicas.

Ahora bien, ¿cómo se traduce esto al contexto chileno? Considerando la delincuencia desatada, las listas de espera para cirugías de urgencia y las precarias aulas de liceos pobres: ¿sería sensato que la poesía explícitamente se integrara a las políticas de salud pública? Sí. No es costoso un taller de escritura poética en un CESFAM, una jornada de lectura en una escuela rural, unas escuchas de rimas durante los días de concentración de un club deportivo o unos recitales de versos durante el descanso en una faena minera. No solo se beneficiaría el bienestar individual sino que también se construiría comunidad y sentido de pertenencia. Si los chilenos nos jactamos de habitar “un país de poetas”, bien podríamos extendernos a ser un país de sanadores.

 

Cuando la extrema tensión origina trastornos psicosomáticos desde la niñez hasta la ancianidad, hablar de poesía puede parecer un delirio. Pero no lo es. De hecho, ella podría convertirse en una herramienta poderosa para enfrentar una crisis silenciosa: la del estrés crónico. Y lo mejor es que ya hay experiencias que así lo respaldan en otras partes del mundo (Macduff & West, 2002). Por ejemplo, en el Reino Unido, el programa estatal Poems in the Waiting Room, distribuye colecciones de poesía para pacientes en salas de espera de atención primaria. Si por el contrario en Chile se sigue subvalorando el poder sanador de la palabra, el deterioro de la sociedad podría convertirse en una epidemia muda. No matarán las balas callejeras, ni el cáncer al pulmón, ni la mísera vejez: lo hará la angustia que nadie quiso nombrar.

 

La poesía, ese humilde pero eterno antídoto, podría contribuir a salvar a la sociedad del colapso emocional. Porque todos necesitan un lugar donde llorar sin ser interrumpidos para luego levantarse y seguir luchando con más ganas. A veces, ese lugar es un poema.

 

 

Referencias

How Reading Poetry Can Help with Anxiety and Stress Relief. Empathic Press. Feb 21, 2025.

Writing Improves Human Health, Reduces the Harmful Hormone Cortisol. Time Kuwait. Oct 22, 2023.

More Than Words: Why Poetry is Good for Our Health. Google Arts & Culture, Johns Hopkins Arts + Mind Lab. 2020.

Mohammadian, Y. et al. (2011). “Evaluating the use of poetry to reduce signs of depression, anxiety and stress in Iranian female students.” The Arts in Psychotherapy, 38(1), 59–63.

The Therapeutic Power of Poetry: What’s the Evidence? Medium. Aug 2023.

The Healing Power of Poetry. Google Arts & Culture, 2021.

Mazza, N. (2017). Poetry Therapy: Theory and Practice (2nd ed.). Routledge.

Poetry is Good for Mental Health, Study Shows. Nottingham Trent University & University of Plymouth. Nov 7, 2023.

Macduff, C., & West, B. (2002). Developing the use of poetry within healthcare culture. British Journal of Nursing, 11(5), 335–41.

 

 

 

Lucio Cañete Arratia

Facultad Tecnológica

Universidad de Santiago de Chile

 

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