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La política en otoño de 2023 y sus aconteceres. Por Luis Osorio Olivares

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Con un avance de pocos días desde el inicio del otoño del presente año, no hay mucho que comentar sobre una estación en pleno desarrollo, pero sí hay recorrido para hablar de un futuro de corto plazo, proyecciones de largo plazo, acontecimientos del verano 2023 y una acumulación de 50 primaveras que tendremos el 2023, no esas primaveras que pueden resultar como estaciones gratas de florecimiento y temperaturas agradables, sino como una carga de hechos muy extendidos entrelazados unos con otros, a lo cual se le agrega algo basal de cuestiones no resueltas por un período más que extenso con cincuenta 11 de septiembre desde lo que va corrido a partir de 1973.

Las fotos que acompañan la columna son de un lugar no muy conocido, una corresponde a la entrada del lugar, luego una cancha de futbol aledaña a la escuela de la localidad y al lado inferior izquierdo, estadísticas del año 2013 en un informe sobre caletas pesqueras de la zona, donde se daba cuenta de los bajos niveles de escolaridad de sus habitantes, cuya situación sin disponer de antecedentes más actuales, es altamente probable que no haya cambiado.
Se trata de la caleta Punta Lavapie, ubicada en el Golfo de Arauco, Región del Bío-Bío. En los años 60 del siglo pasado llegar hasta allí por tierra implicaba ir abriendo trancas de fundos con producción agrícola, el lugar más cercano al que se accedía por tierra era Llico y luego seguía un viaje por mar, con las limitantes de la posibilidad de condiciones no siempre favorables para la navegación. También el trayecto de algo más de 20 kilómetros podía continuar a pie, a caballo, o en carretas tiradas por bueyes.

En la actualidad hay una ruta pavimentada que permite aminorar tiempos de viajes, sin dejar de considerar que el transporte público que conecta con Llico, Rumena, Tubul, Arauco, Lota, Coronel o Concepción, entre otros puntos de la zona, se va deteniendo frecuentemente, lo que alarga los tiempos de viaje de manera considerable. En el verano del 2020, tuve la oportunidad de visitar la zona y era claro que la condición del camino era para facilitar el transitar de los camiones hacia las forestales que tenían sus plantaciones en esos lugares, cercanas a las casas y con pinos a pocos metros de la escuela, observando un eminente riesgo que finalmente se concretó con la gran cantidad de incendios que marcaron la temporada estival 2023.

No recuerdo haber visto con anterioridad, que un presidente de la república como es el caso de Gabriel Boric, visitará la localidad en forma dedicada en dos ocasiones, en el marco de la emergencia. Primero el vamos a la entrega de las viviendas de ayuda a la población afectada y luego para dar la partida del año escolar e impulsar el compromiso de una reconstrucción de la escuela, que producto del incendio fue destruida y Punta Lavapie, por estas causas, se visibilizo en las noticias de esos días.

Sin que se trate de un lugar muy apartado geográficamente como otras zonas del país, por diversos factores de tipo social tienen brechas de gran magnitud en educación, por ende, se encuentra en esos temas pendientes y que perduraran, de no contar con un mejoramiento en forma expansiva a lo largo del país.

Dejando momentáneamente de lado la escuela de Punta Lavapie, a esta altura ya se ha cumplido un año desde el inicio del actual gobierno, y ello es motivo de otro elemento de análisis. No se trató sólo de un triunfo contundente de Boric en segunda vuelta para frenar la llegada de la ultraderecha al gobierno, sino que había una gran expectativa postergada de cambios imprescindibles, con responsables directos de construir situaciones extremas acentuando una convivencia inserta en injusticias sociales, con faltas de oportunidades no otorgadas de manera intencional y una adecuación al modelo proveniente de dictadura cosechando las correspondientes ganancias.

Cuando se trata de un período de 32 años, es claro que la adaptación a lo que fue proyectado entre el año 1973 y 1989, daba resultado y beneficios económicos a las autoridades post 1990. Las alianzas público-privadas son provechosas para quienes tienen un poder en lo público, mucho más para los privados y algo natural para el poder económico. Esto se expresa en grandes desigualdades que se van construyendo y una vez más insistir en las responsabilidades que ello conlleva.

Esto coloca en tela de juicio de si realmente el término de la dictadura se materializó abriendo paso a una democracia en consideración a un modelo que prevalece.

Aún se sigue expresando ya transcurridos dos años y medio desde el estallido social, que era un hecho que se veía venir, y claramente por detrás de esas opiniones se encuentra la observación de una secuencia histórica proveniente de los gobiernos concertacionistas y de la derecha, que son las causas de la explosión social. Más que administradores del modelo, a esta altura es propio hablar de que hicieron suyo el modelo sin generar corrientes de pensamiento que contribuyeran a reivindicar los caídos en las luchas dadas por sus correligionarios. En este plano no cuenta las posiciones de sectores políticos instrumentales que estaban más al asecho de sus regalías personales y en desmedro de las mayorías, levantándose como referentes al estilo del PPD. Gobernar con lo subsidiario representa una gran fragilidad y es la consecuencia a la aceptación de un Estado que fue duramente golpeado con nulas intenciones de hacerse cargo de las consecuencias.

Surge fuerte como componente del estallido, la expresión de una rabia contenida con demandas aún no satisfechas y aumentadas. Uno de los gritos más escuchados en ese tiempo fue “la gente está en la calle pidiendo dignidad”, y esa consigna se propaga por todos lados con la claridad de su ausencia. Así, haciendo una relación de estructura lógica de una frase del presidente Boric en la reunión de mandatarios celebrada recientemente en la República Dominica en que expresa “fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad posible”, nos dice que es condición para la libertad y la dignidad la existencia de la democracia. Ello implica que, si no ha existido libertad para cambiar el modelo dictatorial y se reclama por no tener condiciones dignas, se comprueba la percepción de que no se ha alcanzado la democracia. En ese aspecto, el presidente sin quererlo va a lo medular y su expresión es perfecta para el presente análisis.

En cuanto al posicionamiento alcanzado por el gobierno, en relación con la respuesta otorgada a su electorado de naturaleza política no militante con permanente atención a lo que ocurre en el país, tiene sesgos no muy auspiciosos. Con todas las atribuciones y discrecionalidad del gobernante para formar equipos de confianza, se aprecia un atrincheramiento significativo en puestos claves de ex concertacionistas, sobre los cuales hay que poner en duda los aspectos de lealtad de puertas abiertas a quienes como se ha descrito son carentes de cualidades para figurar entre las autoridades del país, en atención a su trayectoria. Son signos de deslealtad y de un golpe dado a través de un desembarco en La Moneda, que no hacen ver una traza de un futuro confiable. Estamos con dos oficialismos e inevitablemente se van haciendo sentir dos oposiciones, una que es la derecha tradicional y la otra que surge de no observar un gobierno al cual sanamente se le había dado el apoyo en las urnas, con el alcance que no se trata de una oposición que se acerque a la derecha, sino que es una pérdida de identificación con un lugar al cual entran unos y salen otros, se sale manteniendo la consecuencia de siempre que apunta a una sociedad diferente que fue coartada en el tiempo. En época de incendios forestales, se destacaba una noticia “la ministra del Interior, Carolina Tohá, descartó la aplicación de un royalty a las empresas forestales, a pesar de que –la semana pasada– el jefe de la cartera de Agricultura, Esteban Valenzuela, se manifestó a favor de impulsar este tipo de gravamen”, esto da luces de aparentes intereses creados en un sector de gobierno, su historial pasado lo caracteriza, más aún tratan de reformar el programa de gobierno desde adentro para adaptarlo a pareceres de ellos omitiendo al electorado de primera vuelta.

Observando la alianza de origen, Apruebo Dignidad y dejando de lado los convidados de piedra, es cierto que el panorama para estos años de gobierno no era el mejor. El futuro indicará si hay o no responsabilidades de Piñera en la penetración del crimen organizado junto al narcotráfico, no olvidar que durante su mandato y como respuesta al COVID 19 se implementó por un período de tiempo no menor el toque de queda, condición ideal para que puedan ocurrir situaciones con intencionalidad de manera subrepticia, aunque será un tema histórico futuro, porque no hay condiciones para indagar en estas materias que pueden constituir estrategias premeditadas y que entran en el ámbito jurídico de las presunciones que parten de la inocencia.

Una última línea de análisis es lo más reciente y que se relaciona con los 50 años transcurridos desde el golpe al estado. Hay sectores políticos y pocos medios de comunicación, que desde hace tiempo de manera lógica instalaban el cambio de la Constitución del 80, vía Asamblea Constituyente. Se trataba entre otros, de un hito fundamental para finalizar la estructura dictatorial y redefinir las instituciones subyacentes de éstas. Eso no ha dado resultado, sigue en pleno ejercicio la industria previsional que no representa un organismo preocupado de la seguridad social, coexiste entre tantos negocios de corte neoliberal, con la industria de la salud. A lo que se agrega la existencia de una institucionalidad sin variaciones, de quienes fueron actores relevantes en los atropellos a los derechos humanos, y que tienen un rol de muro que contiene la protesta social, en ausencia de un hito contundente que haya marcado un antes y un después, con la alegría que nunca llegó.

La democracia no es el simple hecho de concurrir cada cierto tiempo a votar, para hacer un recambio de concejales, alcaldes, gobernadores, parlamentarios y presidencial. Debe ser la expresión de la voluntad de mayorías, de canales de participación ciudadana efectivos basados en formación y la identificación de hitos que fijen un antes y después, a la fecha inexistentes. La historia no se borra, no se olvida y se sigue paso a paso.

En todo esto hay un hecho que representa una máxima, la derecha nunca pierde, el poder económico tiene dominio sobre el todo y conduce la política, en el tenor de esas frases típicas, cuando se acuerda con la derecha ellos ganan. Son quienes siempre de manera inevitable están poniendo las directrices, con la táctica de algunas cosas dejarlas pasar, sin renunciar a su hegemonía y la puesta en tabla de sus ejes doctrinarios, con uso de todos los medios que quieran desplegar incluyendo la violencia como medio para sus fines.

Por el otro lado están las mejores intenciones de algunos para la transformación, pero al final del día son parte de un diálogo no fructífero que se va produciendo con quienes verdaderamente han sido los puntales del statu quo, y no tienen internalizada la necesidad de la transformación, siguen con el más de lo mismo y se sienten que en la historia han hecho lo mejor. Eso se manifiesta en los momentos más cruciales del devenir.

Hay cosas que un gobierno no puede decir, pero en el andar de corto plazo algunos celebraran y justificaran los 50 años del golpe de estado, a nivel de conmemoración de una batalla militar ganada y a la vez, como ha sido su proceder, bajo cualquier medio proyectan los 50 años que vienen.

Bordear la ingenuidad, no percatarse de las manipulaciones y no observar el ser parte de las estrategias trazadas por otros, pasa a ser costumbre. En el mundo actual el rol de los medios de comunicación es importante, como a la vez representa una falencia el haber ido perdiendo medios desde los años 90 en adelante y de los cuales existía la representación de haber tenido una influencia en el “término de la dictadura”. Con posterioridad al año 90 del siglo XX, a los gobiernos no les interesó que existieran medios que fueran impulsores de cambios y que instalaran la evidencia de las promesas incumplidas, ejerciendo el poder de denuncia ante la evidencia de una disposición creciente de mantener las estructuras, que otorgaban beneficios personales en la lógica del individualismo, y el acercamiento desde el aparato público a los negocios. El ir y venir de un cargo a otro, pasando por directorios de empresas o la propiedad de estas, había que mantenerlo solapado.

Como algo de aparente significación, pero que se debe situar en la idiosincrasia país, se esgrime tres procesos constitucionales. El primero el efectuado en el segundo gobierno de la presidenta Bachelet, lo entiendo a esta altura como un mero acto administrativo que no merece análisis, finalmente fue de nulo aporte.

El segundo que finaliza con el triunfo del rechazo el 4 de septiembre del 2022, lo observé de manera detenida desde sus inicios, con esperanzas, pero a la vez prediciendo escenarios no muy deseables que hacían vislumbrar el resultado final. El rechazo parte con la firma del acuerdo por la paz y la rúbrica de la derecha el 15 de noviembre de 2019, en ese momento ellos sabían lo que tenían que hacer, además partían con ventaja, la posible nueva constitución competía con una de su agrado y que ya estaba redactada, de esa forma no tenían que poner mayor esfuerzo en la elección de convencionales, tenían clara la forma de intervención publicitaria a través de los medios de su propiedad y bajo esas condiciones, era el momento para poner en práctica el voto obligatorio.

Para llegar a un tercer proceso constitucional, el parlamento se da ínfulas incluso en sectores de los cuales no esperaba esa actitud, de armar un entramado con amarres que no se entienden. Lo hacen por sentirse representantes políticos con la atribución de decidir, generan algo envolvente con la obligatoriedad de ir a las urnas, pero no tienen conciencia de estar en el lugar que ocupan a partir de un acto eleccionario que convocó a alrededor del 50% del electorado, poniéndose así en duda su representatividad en temas fundamentales, sin la conciencia que en rigor en las elecciones han llegado a una suerte de mayorías relativas.

Son las condiciones de un tercer proceso constituyente en el cual se acrecientan las desconfianzas y tiene ribetes totalmente antidemocráticos. Hace algunos días una integrante del Comité de Expertos, dio una entrevista en la radio de la Universidad de Chile, que da lugar a un análisis del momento actual en esta materia.

Lo primero es que una Constitución es representativa de un conjunto de normas jurídicas que inevitablemente tienen impacto en un modelo de sociedad y conforme a la génesis de las desigualdades, una relación con una forma de concebir la economía, en tales condiciones es toda la ciudadanía la que está involucrada y debe estarlo con relación a un texto constitucional, la expertiz no corre, más aún considerando que se levanta desde un círculo estrecho.

La fórmula propuesta del proceso actual y su forma de llevarlo a efecto es diametralmente opuesta a la decisión del electorado el año 2020, de constituir un órgano 100% electo, radicando las decisiones respecto a ello en el parlamento. Hay semejanzas con el grupo reducido de integrantes que redactó la Constitución del 80, al presentar la figura de expertos que en realidad tienen connotación de una élite, a los cuales se les deberá la redacción de un texto base, ante la imposibilidad de que una instancia 100% electa pueda llegar a satisfacer lo que buscan las posiciones de poder. No tiene nada de representación ciudadana cuando los expertos(as) se reúnen con el Banco Central, integrantes del equipo de Ministros(as) o el Contralor. En este nivel de contactos no vislumbro reuniones con la CUT o los Colegios Profesionales.

Además, cualquier interlocutor debe tener claras las limitantes impuestas por los bordes que no se pueden sobrepasar, se trata de un futuro texto que parte como una ciudad amurallada. Con esos límites elaborará el texto los designados en calidad de expertos(as), y que será transferido a la Comisión Constituyente, que, de acuerdo con los resultados electorales del 7 de mayo, se irá determinando hacia dónde se orienta una posibilidad de nueva Constitución maquillando la del 80 o mantiene la del 80 sin variación.

Se habla de iniciativas de norma, pero no hay ningún instrumento dado a conocer a la opinión pública respecto a la forma de proceder. Por el momento, sólo señales que nuevamente nos hace llegar a otros grupos de élite provenientes de las Universidades, alcanzar la Educación Superior hasta niveles de ser considerados en las opiniones, también se trata de una élite en comparación a la mayoría de los ciudadanos pero no instalados como expertos, sino provenientes de un sistema en el cual tuvieron más oportunidades para pavimentar el mérito.

Indicaba la experta que el derecho social se adquiriría de manera progresiva, pero cuánto tiempo se ha esperado para ello, no se trata de cuestiones que provengan de un tiempo menor. El no comprender que el período posterior al año 90 duplico la duración del gobierno militar, y la espera de lo progresivo ha afectado a varias generaciones. Esa visión se puede interpretar en términos que no han experimentado a cabalidad el transcurso de los 50 años. La realidad histórica escapa de bordes impuestos y de la exclusividad entregada a una élite, que utiliza un formato de arrogancia que ciertos personeros en algún momento ya la han practicado.

El entendimiento político del resultado del plebiscito de salida del proceso anterior, hay que observarlo no desde una frustración, tristeza o fracaso como se ha dado a entender. El verdadero significado es la estrategia utilizada por la derecha poniendo un despliegue comunicacional y económico a nivel de inversión, de tal manera que obtuviera un triunfo el rechazo.

El canal de difusión no estaba circunscrito a lo que determina el SERVEL, la intervención venía desde las Isapres, las AFP, y todo lo que conforma la industria económica del país, sumando otros espacios de profesionales prestadores de servicios particulares, que están en relación directa con las personas.

Pasa a ser una realidad la comprensión de que sí en el proceso anterior, es la derecha quien impuso sus directrices, las características del proceso actual también lo llevan a su favor, sin observarlo desde un estado de ánimo particular, sino que por desconfianzas crecientes llevan a desechar el proceso en su totalidad y la decisión de asistir a las urnas por una situación de obligatoriedad sin marcar preferencia más que consignar una breve frase de desagrado. En la entrevista se indicaba que las personas en el proceso anterior, se generaron muchas expectativas, pero qué tiene de malo eso si el año 1988 en un plebiscito en que el triunfo del No alcanzó un alto apoyo y se abrieron grandes expectativas para los años siguientes, pero a la fecha seguimos esperando. Con una mirada retrospectiva, y apelando a intenciones que nunca se tuvieron, el año clave para haber tenido un salto cualitativo en las transformaciones, lo ubico en el año 2006. Estamos sobrexcedidos en 16 años.

Efectúo un giro y vuelvo a la escuela de Punta Lavapie, y qué pasaría si en el país se abordan de manera diferente las cosas en Educación con repercusión para todos los lugares que componen su geografía.

Partamos por un sondeo desde un relato de parlamentarios, exparlamentarios, ministros y exministros que hayan tenido hijos en edad escolar en los últimos 15 años. Le formulamos las preguntas ¿cuáles son las características que a su juicio son más importantes cuando tuvo que escoger un establecimiento educacional? ¿con qué actividades complementa la educación de sus hijos? ¿cuál es el rango de recursos que invierte en educación considerando herramientas facilitadoras para una buena educación y teniendo como perspectiva un año?

Paso siguiente, visitemos los mejores colegios pagados del país y hagamos un catastro de sus características, que permitan la clasificación en esa categoría.
En esto no ha mediado ningún viaje a Finlandia, pero avancemos más y hagamos un modelo de sistema escolar distribuido a lo largo de todo el país comenzando a replicar hacia lo público en forma generalizada.
Por ahí va la transformación social que se debe efectuar. Equiparar al máximo las oportunidades para niños y niñas, desde la educación con todo lo que ello determina, algunos podrían decir que estamos apostando a una utopía basada en una educación de alto nivel. Pero hay que hacerlo y es urgente, de lo contrario seguimos institucionalizando brechas y distanciamientos, que llegan a niveles incontrolables en la condición de vida con las consecuencias que están a la vista. Partamos por Punta Lavapie y sigamos.

El bienestar del ser humano nunca es utopía, en los próximos 50 años debemos responsabilizarnos de los horrores y errores de medio siglo, llevando la utopía de lo imposible a una acción necesaria que configure de una vez por todas una patria justa en lo social, sin utilizar la expresión “una patria más justa” ya que de justa no tiene nada. Es así como se presenta el otoño 2023 en lo político, faltando invierno y primavera por delante. Podría faltar recursos, pero desarmemos un poco la pirámide y quedémonos con un trapecio, la redistribución contrarresta a la desigualdad.

30 de marzo de 2023

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