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La rebelión frente al capitalismo como forma de descolonización. Por Alex Ibarra

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El modelo capitalista se impuso desde la colonia y continuado más tarde en los albores de la República por la ideología conservadora instalada en la Constitución que aprobó Portales. Los intentos modernizadores han sido siempre fieles al liberalismo imponiendo la libertad individual por sobre la idea de igualdad, así se fue forjando la sobre valorización y naturalización de la propiedad privada. Sin embargo, en nuestros pueblos indios existía otra concepción originaria en dónde era más considerada la idea de igualdad. El buen vivir practicado por nuestros ancestros excluye los excesivos privilegios de clase.

Los pueblos indios alzados en América vienen planteando hace rato una forma de vida alternativa al capitalismo y le han declarado una oposición radical, justificados en el régimen de injusticia brutal que hemos sufrido en las últimas décadas.

Un hito histórico paradigmático está en la historia boliviana de estos últimos años, desde la gestación de la revolución que surge con las protestas populares e indígenas en el contexto de las llamadas Guerra del Agua y Guerra del Gas provocadas por el recrudecimiento del capitalismo en manos de Sánchez de Losada quien también provocó matanza y medidas represivas que violaban los Derechos Humanos, tal cual ha sucedido en Chile durante la última semana.

El país hermano y vecino se constituyó una revolución que trajo consigo un cambio profundo en la distribución de la riqueza, con lo cual Bolivia viene superando (a pesar de la oposición de los sectores conservadores internos y de los zarpazos externos) con buenos resultados el problema de la desigualdad. Dicha revolución sólo fue posible en la unificación entre las clases indígenas y la clase popular.

En el caso chileno de estos días apreciamos un estallido de insurrección que ha ido decantando en una dura oposición a la política del gobierno de Sebastián Piñera que trajo algunos triunfos menores, tales como: el cambio en las prioridades del plan de gobierno, desmantelamiento de parte de su gabinete, la humillación de la clase política y empresarial, la suspensión de la Apec y de la Cop25 en nuestro país. Pero, por otra parte las grandes reivindicaciones siguen pendientes, el juicio y desafuero de Piñera, la instalación del nuevo pacto social y el urgente cambio de Constitución que permita terminar con el lucro en salud, las pensiones, educación, vivienda y transporte.

Esta vía democrática hacia el nuevo pacto social es familiar a los movimientos revolucionarios indios en cuanto a que la lucha contra el capital es también una guerra contra el capitalismo salvaje. Podemos ver estas dos alternativas de lucha que tienen un propósito común, reestablecer formas de vida sin desigualdad social. El encuentro entre estas dos fuerzas políticas constituye un gran potencial transformador para alcanzar la liberación del capitalismo de la colonialidad/modernidad.

Alex Ibarra Peña
Dr Estudios Americanos.

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