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La violencia organizada contra los símbolos culturales de la resistencia. Por Paquita Rivera y Alex Ibarra

La derrota del pinochetismo y sus valoraciones culturales imitativas con ausencia de identidad popular propia queda manifiesta en la persistencia de las estéticas de la resistencia alimentada de nuevas formas expresivas.

La riqueza de las formas creativas populares mantiene el respeto por ciertos símbolos que conforman el imaginario común que sobrevive en la memoria. Hay un reconocimiento a aquellos que asumieron como vocación la lucha en contra de la desigualdad. Aquí dos figuras destacadas son Víctor Jara y Violeta Parra, entre muchos artistas que han continuado este legado.

No son casuales los atentados ideológicos brutales de fuerzas violentistas organizadas que destruyen el patrimonio cultural y que quedan impunes frente a la justicia. Estos actos terroristas actúan complementando la violencia sistemática del Estado enemigo de la clase popular.

Son de una exacerbada violencia hechos como el vandalismo perpetrado en la tumba de Víctor Jara en el Cementerio General que además encienden los ánimos recordándonos que aún no hay culpables de ese horrendo crimen, del cual se ha dicho que había cuarenta y dos balazos en el cuerpo. Es una provocación que nos recuerda la impunidad de este asesinato.

En las movilizaciones del Viernes 7 de Febrero, hubo un cobarde ataque incendiario al Museo Violeta Parra perpetrándose así un nuevo ataque ultra violento a la memoria de la clase popular, que en los casos mencionados son patrimonio universal. Seguramente dicho ataque aparecerá justificado en medio de la retórica del Estado que busca imponer la supuesta normalidad de la paz. Junto al ya conocido "incendio" del Cine Arte Alameda se suma el reciente gran “brochazo” rojo sobre las espontáneas muestras plásticas plasmadas sobre el frontis del GAM.

No podemos menos que exclamar: ¡Qué ilusos! , más allá de que el Museo Violeta Parra haya tomado las precauciones resguardando con anterioridad las obras; y que el rojo sobre el emblemático muro constituya, contrariamente a lo que probablemente desearon los perpetradores, un hermoso nuevo lienzo rojo para continuar una obra artística dinámica y en permanente evolución.

Más allá de esta lógica esencial del arte popular, alma de la revuelta, y de que estos actos más que dañar o paralizar el movimiento, son una chispa activadora, nuevo motor para continuar en las calles expresando de todas las formas creativas posibles lo que el pueblo piensa y siente con profundidad; somos testigos de una derecha que nuevamente muestra su ignorancia y poca empatía con un movimiento social joven y vital, que se nutre más que decae, día a día, de las demostraciones de escasa o nula sensibilidad, de la incapacidad de reflexión y de la brecha gigante entre un pueblo vivo distinto a una “elite” que se precia de serlo desde la absoluta desconexión que mira su propio y minúsculo ombligo creyéndose poderosa tal como reza el popular dicho: “En el país de los ciegos, el tuerto es rey”.

La violencia no sólo se expresa en la represión física sino que también en los ataques a los símbolos populares. La derrota del pinochetismo parece una posibilidad real por eso el desesperado ataque de sus defensores que ya no lo pueden defender con la excusa de un ideal de "democracia".

No son muchos los que hoy se atreverían a defender el cruel sistema político, sin embargo son poderosos y tienen herramientas ventajosas (armas, prensa, leyes) en las que se amparan. Acudimos a los fieros golpes de una bestia herida de muerte, que tiende a la conservación, sin comprender su agonía.

Mientras tanto, nos nutrimos y revitalizamos con sus estertores, agudizamos nuestra vista con el correr de sus fluidos cercanos a la descomposición post mortem, nos vestimos de unidad, empatía, amor, valentía y generosidad. Sostenemos los brazos del fatigado, descansamos en el hombro del compañero mientras renovamos fuerzas y llenamos la copa para el brindis cada día más cercano, uniéndonos en una sola voz que gigante e incesante como el mar inmenso, crece imparable: ¡Sí po, yo apruebo, Asamblea Constituyente!

Paquita Rivera.
Alex Ibarra Peña.
Colectivo de Música y Filosofia:
Desde la reflexión al sonido que palpita.

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