Hace algunas semanas hemos apreciado lo que podríamos denominar: "crisis ética" y "atentado a la confianza”. El Caso Convenios y la revelación de audios en donde la investigación vincula a un abogado de la plaza y pone en el centro la desconfianza, las prácticas fuera del margen legal en la institucionalidad que revive la enfermedad de la corrupción sin límite y que afecta el interés de todos los chilenos. Lo anterior, establece una duda más que razonable sobre el alcance y el nivel de corrupción en Chile, que puede abarcar ámbitos insospechados y sensibles como lo es el medio ambiente, el cambio climático y la calidad de vida.
Sin embargo, son mucho los hechos con repercusión en la seguridad, en la calidad de vida, el medio ambiente, el cambio climático que nos hacen reflexionar y dudar:
La contaminación ambiental Quintero-Puchuncaví, episodio que se había repetido en años anteriores, debido a la cantidad de empresas que hay en la localidad y la contaminación que emanan de azufre, arsénico y material particulado en la zona, además, de nitrobenceno, cloroformo de metilo y tolueno. Parece realmente inadmisible que pueda suceder algo así y que hoy esté afectando a la población.
El caso Tiltil, zona de sacrificio, de relleno sanitario, territorio en donde la presencia de actividades productivas o infraestructuras de distintos tipos genera impactos ambientales desproporcionados, que terminan degradando los ecosistemas y afectando la calidad de vida de las comunidades locales, a menudo de bajos ingresos. ¿Es posible tener una comuna que sufra un deterioro así y que nadie se conmueva?
El socavón en el campo dunar de Concón, que ha obligado a las autoridades a evacuar cuatro edificios, tres torres de Miramar y Santorini Norte, afectando a más de 200 personas. La emergencia del edificio el Kandinsky, que fuera deshabitado por un riesgo de derrumbe. ¿Quién entregó ese permiso, quien hizo los cálculos, que estudios se realizaron, porque se usaron las Dunas?
La construcción indiscriminada de "guetos verticales" construcciones de gran altura en medio de Estación Central, Independencia y otras comunas; área que concentra un determinado grupo social con carencia, donde se confunde techo con calidad, donde la precariedad combina riesgo con desastre y falta de calidad de vida. Muchos minidepartamentos en poco espacio sin servicios, espacio y plazas, impactando así a aquellos que viven por décadas en esos sectores.
¿Habrá detrás de este y otros casos malas prácticas? ¿Corrupción, falta de ética en la forma o en el fondo de la decisión tomada? ¿Es ridículo pensar así o tener dudas razonables sobre el proceder de autoridades, técnicos, profesionales, políticos y de ciudadanos con poder de decisión?
La ética ambiental estudia la relación entre los seres humanos y su ecosistema, proyectado al ambiente natural. Son los principios enfocados a cuidar y preservar el ambiente, no solo como humanos individuales, también como organizaciones pensando en las generaciones futuras. La ética tiene por misión proteger al “otro”, vulnerable y frágil, y aunque los individuos futuros no estén presentes al mismo tiempo que nosotros, deberíamos considerar sus intereses, porque sus capacidades, vulnerabilidades y necesidades no deberían ser sustancialmente distintas de las nuestras. ¡No más riesgos ni amenazas!
¿Estamos verdaderamente protegiendo a las generaciones presente y futuras?
¿Estaremos frente a varios casos de corrupción y falta de ética?, ¿son simples coincidencias que apuntan a hacer las cosas peor de lo que estaban? ¿No es hora de que pongamos manos a la obra y opinemos, preguntemos, y exijamos un planeta y un mundo mejor? ¿O esperaremos a que llegue la próxima grabación denunciando un acto ilícito? ¿Y si la crisis de ética llegó a las decisiones medio ambientales, climáticas y de calidad de vida? ¿Será tarde o aún es tiempo de frenar esto?
Luis Carrasco Garrido
Director del Programa de Gestión del Riesgo y Adaptación al Cambio Climático UTEM