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Las jóvenes feministas frente a los mandatos conservadores. Por Ximena Valdés

Las estudiantas se tomaron no solo la palabra sino los espacios de educación superior, las calles. Las mujeres jóvenes llevan a la hora actual la bandera de la rebelión.

Tal vez la furia de las estudiantas contra el sexismo se deba al aburrimiento de habitar una sociedad sorda a los reclamos y obsecuente a los frenos impuestos por ese difuso grupo tan criollo que comprende obispos, cardenales, parlamentarios/as, universidades, miembros del Tribunal Constitucional, elite académica y los diversos agentes que operan para disciplinar a las poblaciones, en particular a los cuerpos femeninos, reproduciendo así la discriminación y la violencia que se ejerce contra las mujeres.

Podría deberse también a hechos que nos golpean cada día, expuestos en los medios de comunicación: padre violó a hija de 11 años, hombre violó a lactante hasta la muerte, femicidio en tal lugar, violación de joven por barristas de la Universidad de Chile, etc. O a lo que les toca vivir cotidianamente en universidades, colegios, liceos y escuelas: profesores acosadores, uso de poder de miembros del cuerpo académico sobre alumnas, invisibilización de autoras mujeres en las bibliografías, y en fin,la denuncia a esa postura tan masculina de trato a sus semejantes, traducida a nivel institucional en una verdadera fratría de defensores de la masculinidad acusada por las estudiantas so pretexto de falta de protocolos o de protocolos incompletos o simplemente de la solidaridad entre los pares hombres.

Sin olvidar que lo local está inscrito en lo global tal como el llamado mundial y la huelga de las mujeres este 8 de marzo 2018 mostrada en los medios de prensa españoles. A lo menos frente a tal masividad y radicalidad de este llamado a la huelga general de las mujeres, se abrió un abanico de posibilidades políticas para frenar las consecuencias de la discriminación y de la dominación masculina sobre ellas.

Podría deberse a todos estos factores y a muchos otros más. Entre los señalados, varias hipótesis son plausibles.

Ciertamente algo ha cambiado. Ya no es solo el “Día de la Madre” lo que identifica a las mujeres sino el 8 de marzo expresado en manifestaciones bastante masivas cada año. Ya no es el movimiento estudiantil el que identifica las demandas de los jóvenes que acceden a la educación, son las feministas que han puesto en la agenda política el sexismo, la violencia de género, el acoso sexual.

Pero al igual que algunas señas como estas y otras de carácter simbólico, hay otros fenómenos que no cambian la “valencia diferencial de los sexos” como lo conceptualiza Francoise Héritier: el mantenimiento de las brechas de género en el plano económico, los efectos desiguales logrados con la paridad de género sobre ciertas clases sociales y no otras, una violencia de género incrementada que comprende a mujeres de diversas edades además de niños y niñas.

Como ha sido constatado por Nancy Frazer, las desigualdades económicas se mantienen a nivel mundial –y en Chile particularmente- y las leyes de paridad tocan a las clases altas y medias, profesionales, burocracia estatal -a veces-, acceso al campo parlamentario –bien lento-, elites empresariales, académicas y partidarias, dejando a la vera del camino a las trabajadoras manuales donde reina la precarización del empleo y los bajos salarios. Frazer constata en efecto que el feminismo liberal es una buena combinación con el neoliberalismo: algunas mujeres logran avanzar en derechos mientras la mayoría no los tiene. El acceso a la igualdad, consigna de más de doscientos años, fue al inicio negado a las mujeres en la misma revolución francesa, y todavía la mayoría de las mujeres están a la espera de dicho atributo de la esperada democracia que no necesariamente llega.

Furia de las jóvenes estudiantes con muchos posibles fundamentos expresados en un BASTA YA a los abusos, atropellos, a ser tratadas como cuerpas deseadas, a curriculums y educación sexistas y así en adelante. Y de la manga ancha de las instituciones universitarias frente a los acosadores y abusadores.

Queremos ahondar en la posible y primera razón de la furia de las jóvenes estudiantas, hipótesis expuesta más arriba relativa al poder de sectores retardatarios a la democratización de la sociedad, a la igualdad y en particular, a la libertad. Poderes en suma falocráticos que podrían tener un efecto acumulativo contribuyendo a la rabia de las jóvenes.

Al respecto y para comenzar, no podemos olvidar que desde los inicios de los noventa la iglesia y parte de la clase política de nuestro país se opuso tenazmente a las ideas reforzadas por la dictadura militar de una concepción de género que arrinconaba a las mujeres en su papel doméstico y de reproductoras de la especie, logrando frenar las políticas públicas y las propuestas legislativas post-dictadura a todo aquello que tuviera que ver con la sexualidad y la reproducción y, claro está: con la sagrada familia. Incluso hace pocos años una ex ministra DC –hoy renunciada a este partido- luchó con fuerza para que el parlamento no abordara el tema del aborto: prohibido hablar y menos legislar, reclamaba esta ex militante de la falange.

Inicialmente en los años noventa, se impidió la educación sexual, las JOCAS, dado que estos eran “asuntos de la familia y no del Estado”. El Estado no podía entrometerse en la educación sexual en colegios y liceos, rezaba el discurso que surgía de este campo religioso siempre unido al campo político.

Llegada la IV Conferencia mundial de la mujer en Pekín (1995), esta “corriente de pensamiento” se amparó de estrategias institucionales como crear ONG’s para reforzar la restauración conservadora que se urdía en partidos políticos, iglesia católica (Chile Unido por ejemplo), etc. En esos años el concepto de “género” fue satanizado (discurso senador Gabriel Valdés en Parlamento y varias voces más).

El canal de televisión de la Universidad Católica, años después, a su tiempo se negaba a difundir la necesidad del uso del condón. (Aumentó el SIDA pero la culpa es del SNS).

Después fue la oposición al uso de la píldora del día después, que para ellos era “abortiva” y, en fin, una ininterrumpida vocación desplegada para disciplinar las cuerpas de las mujeres en los mandatos reproductivos de tener “los hijos que Dios mande”. En el campo de la familia, hay que agregar, estos agentes de la tradición conservadora, se opusieron a la Ley de Filiación y por supuesto al divorcio y más recientemente al aborto por tres causales.

Un discurso y una estrategia producida y reproducida en un país cuya Constitución del 25 marcaba la separación de la iglesia del Estado. No obstante letra muerta a la hora de analizar los comportamientos y los discursos religioso-conservadores referidos a la sexualidad y la reproducción, a la familia y sus efectos en la sociedad.

Nos preguntamos ¿Cómo conciliarán hoy los jóvenes y la ciudadanía en general, -acaso puedan hacerlo- estos discursos nutridos desde el mundo eclesiástico y la derecha política, con la evidencia de lascivia, violaciones, toqueteos, masturbaciones y una secuela de comportamientos de abuso de poder de obispos y sacerdotes sobre niños y adolescentes?

No se puede comprender esta esquizofrenia discursiva de agentes de la restauración conservadora que, en su medio integran a una buena cantidad de abusadores. Menos aún se puede comprender el peso que estos agentes e instituciones tienen sobre una sociedad que cambia en el sentido de la igualdad y de la libertad.

Si se puede comprender que las jóvenes generaciones rechacen la hipocresía reinante, producto del poder que ejercen instituciones que conciernen lo privado y no la vida pública, normas y leyes que rigen la vida de la polis; que digan BASTA a la cultura falocrática de abusadores de niños y niñas y de ellas mismas; que se aburran de un sistema complaciente a la imposición de una gobernabilidad cautelada que niega y erradica la voluntad ciudadana.

Ximena Valdés, Escuela Geografía, Universidad Academia de Humanismo Cristiano


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Carta apoyo a las estudiantas feministas

Las que suscribimos esta carta queremos expresar nuestro apoyo al movimiento feminista de las jóvenes estudiantes de hoy que, con energía y con fuerza están dando una importante batalla contra el sexismo y la violencia de género en las universidades, fortaleciendo con su lucha la de otras mujeres que enfrentan estas mismas amenazas en otros espacios de la vida social. Las tomas de escuelas y facultades constituyen un hecho simbólico de gran importancia que pone al descubierto las relaciones autoritarias y jerárquicas en las universidades, y las diversas formas de exclusión que afectan a las mujeres de todos los estamentos. Estas tomas, a la vez, abren posibilidades de avanzar hacia una educación no sexista y hacia nuevas formas de producir conocimiento y cultura.

Felicitamos que ustedes continúen la lucha que distintas olas de feministas han dado en el país y en el mundo.

A comienzos del siglo veinte, en Chile, mujeres de elites y obreras crearon distintas organizaciones como los Centros Femeninos Anticlericales Belén de Sárraga, Clubes de Lectura, sindicatos, como el de costureras que dio origen a uno de los primeros periódicos feministas, La Palanca (1908), la Asociación de Mujeres Universitaria (1931), el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH-1935) y la Federación Chilena de Instituciones Femeninas (1944). Todas ellas lucharon por derechos civiles y políticos para las mujeres como el sufragio, el divorcio, la regulación de la natalidad y el acceso al mercado laboral.

Nosotras, integrantes de la segunda ola del movimiento feminista, nos organizamos durante los años 80 contra un orden social dictatorial patriarcal, para recuperar y construir una democracia que incluyera la igualdad y la emancipación de las mujeres como uno de sus objetivos principales. También feministas de de los 90 o de los 2000, que desde distintos espacios hemos logrado avanzar en derechos, complejizar la reflexión feminista, teniendo como marco de acción, las luchas del feminismo de esta segunda ola, que nos movilizamos para transformar las representaciones y los discursos sobre lo femenino y masculino, cambiar nuestra posición subordinada en todos los ámbitos de la vida, desmontar normas e instituciones discriminativas y avanzar en el reconocimiento de los Derechos de las Mujeres.

Hoy, celebramos que mantengan viva la lucha feminista.

1 Elena Águila, doctora en literatura 2 Gabriela Aguilera Valdivia, escritora 3 Alicia Alarcón, arquitecta 4 Daniela Albuquerque González, terapeuta ocupacional 5 M. Ester Aliaga, periodista (Mujeres por la Vida) 6 Valeria Ambrosio, asistente social 7 Verónica Aranda, doctora en ciencias sociales 8 Cecilia Aravena, asistente social 9 Irma Arriagada, socióloga 10 María Soledad Barría, médica 11 Claudia Barattini, gestora cultural 12 Fresia Barrientos, editora 13 Pía Barros, escritora 14 Graciela Bórquez, orientadora familiar (Mujeres por la Vida) 15 Loreto Bravo, gestora cultural 16 Miren Asunción Busto, psicóloga (Mujeres por la Vida) 17 Brenda Bustos Inostroza, educadora de párvulos 18 Antonella Caiozzi, historiadora 19 Carolina Carrera, psicóloga 20 Patricia Crispi, cuentista 21 Francisca Dávalos, antropóloga 22 Riet Delsing, antropóloga 23 Ximena Diaz, socióloga 24 Ingrid Droguett, periodista 25 Claudia Droguett Díaz, periodista 26 Isabel Duque, documentalista 27 Ximena Duque, cocinera (entre otras hierbas) (Mujeres por la Vida) 28 Patricia Duque, diseñadora (Mujeres por la Vida) 29 Georgina Durán, administradora de RRHH 30 Antonella Estévez, periodista 31 Viviana Erazo, periodista 32 Pamela Farías, profesora 33 Natalia Flores, lic. en ciencias sociales 34 Angélica France, asistente social 35 Lorena Fríes, abogada 36 Alicia Frohmann, historiadora 37 Juanita Gallardo Ramírez, escritora 38 Adriana Gómez, periodista 39 Sara Gonzalez Gallo, orientadora 40 Olga Grau,filósofa 41 Fabiola Gutiérrez, periodista 42 Virginia Guzmán, psicóloga 43 Viviana Gysling Caselli, matrona 44 Tatiana Hernández, socióloga 45 Margarita Humphreys, psicóloga 46 Victoria Hurtado, psicóloga 47 Andrea Hurtado Quiñones, Socióloga 48 Carolina Ibacache C. Activista Feminista 49 M. Angélica Illanes, historiadora 50 Trinidad Inostroza, abogada 51 Norma Insunza, socióloga 52 Marcela Jamett, doctora en Automática 53 Ceclia Jiles, enfermera 54 Ximena Jiles, historiadora 55 M. Cecilia Leiva, economista agraria 56 Andrea Lizama Lefno, socióloga 57 Kena Lorenzini, fotógrafa (Mujeres por la Vida) 58 María Soledad Loyola Fuentes, doctora (c) en psicología 59 Gilda Luongo, escritora y crítica feminista 60 Tania Macuer, socióloga 61 Sara Mandujano, Fondo Alquimia 62 M. Isabel Matamala, médica 63 Camila Maturana Kesten, abogada 64 Verónica Matus, abogada 65 Mónica Maureira, periodista 66 Amalia Mauro, socióloga 67 Graciela Moguillansky, economista 68 Sonia Montecino, antropóloga 69 Carolina Muñoz, administradora pública 70 Eliana Ortega, doctora en literatura 71 Estela Ortiz, educadora de párvulos (Mujeres por la Vida) 72 Kemy Oyarzún, doctora en filosofía 73 Mónica Palacios Tolvett, terapeuta ocupacional 74 Irma Palma, psicóloga 75 Soledad Parada, socióloga 76 Anita Peña, magister en políticas sociales 77 Pamela Perales, psicóloga 78 Francisca Pérez, psicóloga 79 Carolina Poblete Gálvez, profesora de educación física 80 Fanny Pollarolo, psiquiatra (Mujeres por la Vida) 81 Patricia Provoste, socióloga 82 Vicky Quevedo, comunicadora 83 Loreto Rebolledo, antropóloga 84 Ines Reca, socióloga 85 María Inés Ruz, periodista 86 Claudia Rojas, historiadora 87 M. Antonieta Saa, profesora 88 María Teresa Santander, ingeniera 89 Sofía Schuster Ubilla, administradora pública 90 Sol Uribe pacheco, ingeniera 91 Olga Segovia, arquitecta 92 Uca Silva, comunicadora 93 Ana Sojo, socióloga 94 Ana María Soto, profesora de filosofía 95 Rosalba Todaro, economista 96 Yessica Ulloa, escritora 97 María Elena Valenzuela, socióloga 98 Teresa Valdés, socióloga (Mujeres por la Vida) 99 Ximena Valdés, geógrafa 100 Magdalena Valdivieso, politóloga 101 Eugenia Velasco Villafaña, historiadora del arte 102 Marisol Vera, economista 103 Marisa Weinstein, antropóloga (Mujeres por la Vida) 104 Perla Wilson, periodista 105 María Inés Winkler Müller, psicóloga 106 Catalina Lagos, abogada 107 Catalina Cespedes, sociologa 108 Laura Albornoz. abogada 109 Macarena Gré, psicologa 110 Dérgica Sanhueza, sociologa 111 Paulina Cid, sociologa 112 Fresia Pérez, Administradora y Comunicación Estratégica 113 Anita de Aguirre, profesora 114 Marcia Gonzalez, abogada 115 María Teresa Infante, psicologa 116 Carolina Cares, periodista 117 Paula Riveros, diseñadora 118 Margarita Alvarez, Traductora 119 Pía Castelli, Tecnóloga Médico 120 Hortensia Monroy, Productora

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