La promulgación de la nueva Ley Marco de Ciberseguridad en Chile representa un avance significativo en el ámbito de la protección digital y la defensa contra amenazas cibernéticas. Sin embargo, es relevante destacar que si bien nuestro país se posiciona como primero en América Latina y el Caribe en establecer estos hitos, aún estamos considerablemente rezagados en comparación con otras regiones del mundo -como la Unión Europea, por ejemplo- que cuentan con desarrollos y años de experiencia acumulada.
El mundo digital avanza a una velocidad vertiginosa, con tecnologías emergentes y amenazas cibernéticas en constante evolución. En este sentido, es necesario reconocer que el Estado está lejos de mantenerse al día con estos avances. Las necesidades y demandas de seguridad cibernética de la sociedad cambian rápidamente, obligándonos a estar preparados para adaptarnos con la misma rapidez.
Si bien la nueva ley es un paso en la dirección correcta, es importante tener en cuenta que su implementación y perfeccionamiento requerirán tiempo y esfuerzo, surgirán desafíos y dificultades en el proceso de aplicación de la normativa, siendo necesario realizar ajustes y mejoras.
Además, es fundamental reconocer que la ciberseguridad es un campo altamente técnico y complejo, que abarca una amplia gama de aspectos, desde la protección de datos personales hasta la defensa contra ataques cibernéticos sofisticados. Por lo tanto, la nueva ley deberá ser lo suficientemente flexible para abordar estos diversos desafíos.
En esa línea, es importante resaltar la protección de los derechos de las personas en el ciberespacio. Ello obliga a continuar mejorando y perfeccionando las distintas iniciativas en este ámbito, sin dejar de lado las experiencias vividas en otros lugares del mundo para aprender de ellas.
Miguel Sanhueza
Académico Departamento de Electricidad, Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM.