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Llegó el momento de imaginar. Por Lucio Cañete Arratia

Las empresas ante los continuos desafíos de productividad han venido potenciando la Innovación y Creatividad en sus trabajadores, subvalorando en este intento a una facultad intelectual primaria, aquella que no tiene límites y que es la que primero amplía el espectro de alternativas para responder ante cualquier apremio. Ya es hora de comenzar desde el principio concibiendo imágenes en la mente nunca percibidas desde el exterior para que ellas muestren maneras de reducir la brecha entre lo deseado y lo real. Sí, llegó el momento de Imaginar.

La Imaginación como facultad intelectual y generalmente aceptada como contribuyente a las Artes y a las Ciencias, puede consolidar su reconocimiento en los sistemas productivos por sobre la Innovación y por sobre la Creatividad si ella se define como la capacidad de generar imágenes en la mente jamás percibidas por los sentidos y si a la vez se acepta que tal capacidad puede desarrollarse. En efecto, este par de facultades derivadas y posteriores a la Imaginación son observables directamente a través de los sentidos. Así por ejemplo es posible disfrutar de una pintura que es una Creación; como también es posible cuantificar el mejor rendimiento de un invento dado que es una Innovación. En tanto, la Imaginación está vinculada con la intimidad del individuo, por lo cual no es posible observarla por sí misma. Entonces, es fácil saber cuándo una persona está innovando o creando por cuanto está la evidencia en el ambiente; pero es muy difícil saber si está imaginando debido a que la Imaginación es un proceso exclusivo de la mente.

En este contexto se plantea ahora un modelo que pretende explicar cómo funcionaría la Imaginación considerando un mecanismo básico donde dos imágenes en la mente crean una tercera con propiedades inexistentes en las anteriores. Estas imágenes “padres” se combinan y sin perder ambas sus características iniciales, forman una imagen “hija” con al menos una propiedad absolutamente inexistente en el par de imágenes precursoras. Mientras más combinaciones existan, más se poblará la mente de nuevas imágenes y más rica será la Imaginación. Tal como un individuo percibe un elefante y por otra parte percibe alas emplumadas, puede imaginar un elefante con alas (y que además vuela); de la misma manera percibe por separado un mouse y un láser para imaginar un mouse-laser, introduciendo así una nueva tecnología que sustituye al tradicional periférico aparato computacional de mouse de bolita.

Sin embargo, la Imaginación por sí sola no basta para la viabilidad, debiendo ella operar de manera asociativa con otras tres facultades mentales: Percepción, Razonamiento y Memoria. La Percepción es un transductor que convierte sensaciones del ambiente en imágenes enviándolas a las demás facultades. La Memoria cumple el rol de almacenar transitoriamente las imágenes sin importar su origen y destino, mientras que el Razonamiento ordena las imágenes en especial las nuevas, ya que éstas pueden ser inútiles e impertinentes.

Aceptado este funcionamiento mental, es posible deducir maneras de incrementar la Imaginación gracias a un mayor aporte de imágenes hacia ella realizado por la Percepción y por la Memoria, como también gracias a un aumento de la demanda de imágenes generada por el Razonamiento. La vía más fácil parece ser a través del aumento de la Percepción, justificando entonces la importancia de la interacción del individuo con distintos ambientes que provean imágenes diferentes, las que una vez ingresadas a la Imaginación serán las “padres” encargadas de procrear generaciones de “hijas”, las cuales a su vez harán lo propio. Así esta vía propicia la diversidad en el curso de vida del individuo, particularmente durante su educación.

Ante ésto, las desviaciones de curso hacia ambientes desconocidos también llamadas excursiones, tendrán un beneficio en la formación de individuos más imaginativos. Por lo tanto, las excursiones premeditadas o accidentales tienen ahora un buen motivo para ser bienvenidas.

Lucio Cañete Arratia
lucio.canete@usach.cl
Departamento de Tecnologías Industriales
Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile

El contenido de esta columna de opinión no representa necesariamente la postura de la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile.

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