Un antiguo filósofo prusiano de la época de la ilustración llamado Immanuel Kant acuñó el término “imperativo categórico” como aquel que nos insta a actuar de tal manera que nuestras acciones puedan convertirse en leyes universales. En sus palabras: “Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal”. Bajo esta premisa cabe preguntarse: La acción y conducta de la exministra de Educación y exconvencional, Marcela Cubillos, ¿es una que podría ser defendida como una norma general?
“Pues no” diría Kant, al socavar los principios de equidad y meritocracia. Para este filósofo la moralidad no debiese depender de circunstancias o intereses particulares, sino más bien, de principios universales, por lo que carece de justificación que una académica sin magister ni doctorado y con un contrato a medio tiempo gane un sueldo de 17 millones de pesos. Esto no hace más que poner en evidencia acciones no comprendidas como justas y correctas universalmente, sino que sólo para un grupo privilegiado, desmontando toda óptica de moralidad kantiana.
Además, la defensa es pésima. Intentar desviar la atención de la discusión hacia el sueldo de otras personas y sumando una crítica política totalmente fuera de contexto significa no enfrentar el imperativo moral que representa una justificación fundada en base a los principios éticos que supone defender la actual candidata a alcaldesa por Las Condes. El problema no trata sobre la defensa de la libertad, cuánto ganan los demás, o si es una figura recatada en el ámbito político, sino más bien de si su accionar tiene peso suficiente como para ser defendido en cualquier circunstancia con la responsabilidad ética que sopesa y no eludirlo.
Aún así, la exministra de Educación utiliza un buen argumento que encontramos en “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo: "Un príncipe, especialmente un nuevo príncipe, no puede observar todas aquellas cosas por las cuales los hombres son considerados buenos, ya que para mantener su estado a menudo se verá obligado a actuar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad y contra la religión." Esta frase quiere decir que una líder -para este caso- no siempre puede actuar moralmente y gobernar de forma eficaz al mismo tiempo, reflejando un espíritu pragmático: la política no tiene relación con la moral.
En perspectiva es un hecho lamentable. Las universidades en Chile, en particular las privadas, hoy en día son objeto de mercantilización y las decisiones de contratación en ocasiones responden más a intereses políticos y redes de contacto que a criterios académicos propiamente tales. Este es uno de esos casos, y probablemente el más vehemente por un sueldo exorbitante que no se justifica y no se ajusta a los estándares comunes de las universidades chilenas, reflejando una desigualdad estructural del sistema educativo y laboral.
Resulta difícil entender como una ex ministra de Educación no es consciente del mensaje que está enviando, y aún más, como se puede justificar este comportamiento.
Mientras avanza la investigación por el caso Hermosilla, la renuncia a la Universidad San Sebastián del exministro Chadwick y su citación a declarar por este caso, sumado a las últimas acusaciones constitucionales presentadas en el Congreso Nacional, nos demuestran un panorama erosivo de las instituciones. Este contexto no hace más que intensificar el malestar social, lo cual es un llamado de atención y a la reflexión sobre como enfrentamos estos evidentes hechos de desequilibrio y desproporcionalidad que diluyen la confianza pública.
Cristian De la Rosa Escobar
Administrador Público.
Licenciado en Ciencias Políticas.