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Los berrinches de Chomalí. Por Gastón Tagle Orellana

Los berrinches con tintes morales del arzobispo Chomalí, aparecen con un cinismo sorprendente y los clásicos argumentos que no reconocen realidades científicas, ni sociales. “Con una ley de aborto y eutanasia la fuerza de la razón cede ante la razón de la fuerza. Es inhumano solucionar situaciones humanas complejas con el uso de la violencia”, señaló en su cuenta X, al parecer tiene mala memoria, porque ese argumento y otros nunca fueron usados para condenar los oprobiosos abusos sexuales en contra de niños y adultos. Una institución de doble faz, amiga de “dios y de diablo” (amaron y odiaron a Pinochet), que ha cometido miles de aberraciones durante su milenaria existencia (de dudoso origen) y que se excusa sólo por la bonanza de algunos de sus individuos. Se permite hoy predicar sobre la moral, sobre el bien y el mal e irguiéndose como la portadora de la verdad “revelada” (¿?), resulta claramente contradictorio. Por su lado, el obispo Cristian Contreras, en una diatriba contra el senador Huenchumilla, por la presentación de una ley sobre la eutanasia, deja de manifiesto el hecho de querer imponer una opinión y condenar, tal vez a las penas del infierno, al senador y a cualquiera que se le ocurra ir en contra de sus dictámenes. Estos señores, son los mismos que denostaron a quienes promulgaron la ley de divorcio, los mismos que hace ya unos años se opusieron a la ley de filiación, los mismos que otrora condenaron a Galileo, etc. Está claro que la actitud de Chomalí y Contreras, no es sino la urgente necesidad de reposicionar a la iglesia católica como referente moral ante la sociedad chilena. No creo que la iglesia desaparezca, sería un verdadero milagro (y los milagros no existen), durante dos mil años ha navegado por aguas turbulentas, en tiempos pasados no dudaban en matar para imponer su voluntad, hoy no es posible cometer esos crímenes (aunque bendice las armas de los soldados, que es más o menos lo mismo); sin embargo, está más especializada y busca otros subterfugios para imponer su voluntad. Tal vez lo hagan a través de la IA o declaren santo a un hacker y lo nombren patrono de la informática o verifiquen la aparición de una virgen virtual (con respeto a la original), después de todo ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33-36)

Gastón Tagle Orellana
Académico Universidad de Valparaíso

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