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Los invisibles actores secundarios. Por Carolina Rojas Lasch

Estimado Presidente Boric, he escuchado con atención su mensaje en la ceremonia de conmemoración de los 50 años en La Moneda. Valoro su convicción y la fuerza de su corazón alzado por dejar en claro el valor de la democracia y la necesidad de la reparación y justicia para quienes sufrieron la barbarie. No obstante, mi corazón también se alza cuando le escucho hablar a las nuevas generaciones. Usted omite y de este modo niega y desconoce, que fueron ellos quienes han hecho algo en la historia reciente.

Pudo referirse a la familia campesina, al niño desnutrido, a los jóvenes de los 80, al homosexual o la mujer lesbiana, pero no dijo nada, absolutamente nada, sobre quienes hace tan solo 4 años dijeron NO MAS al legado más profundo de la dictadura, la constitución del ’80. Ahí estaban mi hijo de 17 años y sus amigxs. Convencidxs, alterando el cotidiano para enrostrarnos su violencia. Seguros de que podían hacer algo, removiendo nuestro miedo de 30 años. Se expusieron, se sacrificaron y abrieron cancha para pensar que se podía correr la barrera de lo posible. Así salió usted de Presidente, presidente, se lo recuerdo. Entonces, su discurso a ellxs, solo les despierta más rabia, más impotencia. No solo su omisión les sigue matando los sueños, si no que violenta. Su silencio profundiza su desesperanza y su encierro en el sin sentido que, como madre comprometida, sufro e intento levantar infructuosamente a diario. También sobrelleva la pena de su compañero de liceo, Héctor Herrera, condenado durante su gobierno, a 5 años de cárcel por tirar una molotov para franquear la barrera de lo posible. Sin antecedentes previos, sin acusación de daño a nadie. Debió dejar sus estudios e ir, en Febrero 2023, a entregarse y dejarse encarcelar (@libertadahector).

Usted los ningunea al negar la revuelta social a la cual se debe. Pero “osadamente” se permite decir que están acostados mirando pantallas y les invita a levantar la vista y preguntarse “¿qué estamos haciendo hoy nosotros y nosotras por los que vendrán?” Pues no son invisibles actores secundarios, son quienes le han abierto el camino para que usted hoy esté aquí. Sin sanar las heridas del estallido, de ellxs, jóvenes, y de nosotrxs, viejxs jóvenes, tampoco se cuida la democracia. Hay deudas recientes, hay heridos, hay muertos, hay madres sufriendo, como Gladys, mamá de Héctor, y todxs quienes la acompañamos. Como Matías, otro compañero de mi hijo y de Héctor, que recibió un perdigón en el ojo, en La Alameda. Hacerse cargo de estas deudas, que lo tocan a usted y no a otros ya muertos, sería un real acto de valentía. Es hacerse del posible apoyo con el cual hoy usted no cuenta.

Usted lo sabe, la justicia no es justa. La rabia de una generación se acumula.... la desidia es el modo de sobrellevarla... mi angustia y la de muchas que educamos con los mismos principios que usted proclama, es infinita...

Carolina Rojas Lasch - Académica USACH

crojaslasch@gmail.com

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