Slavoj Žižek (2020) nos advertía que: “debemos resistir a la tentación de tratar las actuales epidemias como algo que tiene un significado más profundo: el cruel pero justo castigo de la humanidad por la despiadada explotación de otras formas de vida en la tierra o lo que sea. Lo realmente difícil de aceptar es el hecho de que las actuales epidemias son el resultado de la contingencia natural en su estado más puro, que acaba de ocurrir y no esconde ningún significado más profundo. En el orden más amplio de cosas, somos una especie que no importa”. La conjetura previamente esbozada, demuestra entre muchas otras cosas, una relación dual con la desesperanza, una suerte de esperanza dentro de la desesperanza que aparece al momento de mirar el devenir de la historia y los procesos desencadenados en y hacia la humanidad.
Al ir un poco más allá veremos que, pensar en ¿qué es lo humano? Subyace como pregunta y esta es una pregunta por lo imposible de nuestra época. Entonces, los significados profundos, las dobles lecturas de los fenómenos del presente van configurando en el mismo devenir respuestas parciales.
Ahora bien, no es novedosa la mutación y expansión de las epidemias, hemos de entender como “epidemia” a la epidemia de la carrera por el poder y la legitimidad, la epidemia de una inevitable descomposición del Estado, la epidemia de las luchas políticas, del descrédito institucional o la epidemia que corrompe/ crea la polarización en lo politico, los anterior así como una interminable lista más que se suman, son fenómenos que permanecen imparables e incurables habitando en el núcleo de las sociedades, ¿es necesario pensar en los significados profundos que hay en estos niveles?
Respecto de la polarización de la política, al mirar una franja larga como lo es Chile, aparecen preguntas vivas y bañadas por los dilemas que no se diluyen; ¿cuales son los recursos discursivos/ideológicos que se despliegan entre los grupos dominantes en el Estado de Chile que logran y producen un giro como efecto retorno hacia el orden deseado -por ellos mismo-? ¿Cómo hemos logrado invisivilizar cuestiones fundamentales en relación con el papel del discurso en el orden social? ¿Por qué las amenazas del ayer confrontan nuevamente los efímeros avances hacia un Estado menos desigual que destruya los cerrojos que mantienen una repartición inequitativa?
Si desde una perspectiva podemos afirmar que el deseo tiene el poder de engendrar a su objeto, también es posible afirmar que el desear es producir y que en este proceso de producción la maquinaria deseante (inconsciente) y la maquinaria social (sistema económico-político) en su constante co-existencia producen y transforman nuestra realidad. En esa producción de realidad también emergen puntos de fuga a esa realidad en tanto tal y al orden establecido, estos puntos de fuga que amenazan el status quo son invisibilizados o conquistados por la maquina capitalista como estrategia de continuación con su dominación.
En una linea similar sobre el deseo, Yannis Stravakakis (2010) dirá que es la falta lo que estimula el deseo y “por lo tanto, requiere la constitución de toda identidad a través de procesos de identificación con objetos socialmente disponibles, como los roles familiares, las ideologías políticas, los patrones de consumo y los ideales profesionales. Esto está destinado a crear una relación verdaderamente simbiótica entre la subjetividad y el poder” (p.465)
¿Cómo pensar el deseo en la política cuando este está encaminado/dirigido en la perpetuación de las lógicas dominantes en desmedro de los menos poderosos? El fenómeno del discurso y los efectos que este tienen en relación con su objetivo, se vuelven lugar central de estudio y atención principalmente porque en la actualidad muchas estrategias discursivas van en contra de los cambios, en especifico en el Apruebo a favor de la nueva Constitución, de manera que todo el entramado discursivo de los grupos poderosos, de la elite política, pretende configurar un panorama complejo, en ese escenario el uso de la manipulación de las masas se vuelve objeto central.
Vivimos en tiempos de mitologías políticas sobre lo porvenir, mitologías políticas que solo se construyen como resistencia ante un panorama futuro menos desigual, el terror y el horror se pretenden enlazar a la política y a la politización de los procesos activos, el miedo y la angustia infligidos hacia la población dominada, es la estrategia discursiva que ha tomado fuerza en el ultimo tiempo.
Son precisamente esos mitos y amenazas las que posibilitan la continuidad del modelo. Según Van Dijo (1996) el alcance y el acceso al discurso publico y la transmisión de discursos a gran escala y las masas es un factor importante, la transmisión de cierta información es un recurso simbólico, siguiendo la linea del autor, mientras la mayoría de las personas tiene control activo sobre grupos pequeños como la familia y amigos, un grupo minoritario tiene poder discursivo/informativo a gran escala (Van Dijk, 1999) en la política estos son elementos cruciales.
Veremos con mayor claridad lo anterior en momentos trascendentales de la historia, aunque por un lado inevitablemente tenemos un conocimiento abstracto y general de los hechos capitales o centrales sobre los cuales se constituye un evento (Wilkes, 1997) por otro lado, el conocimiento socio-cultural de aquellos procesos en los cuales estamos insertos mantiene una dualidad funcional que contribuye al conocimiento social. Por ejemplo, en el último periodo de la historia de Chile, periodo comprendido desde 2019 al actual 2022, desde los movimientos sociales desencadenados en el 2019, la posterior campaña del Apruebo/Rechazo del 2020, el álgido fenómeno del proceso Constituyente y la carrera presidencial del 2021, los esquemas ideológicos desplegados sostenían su estructura desde carrera discursiva que articulaban, en otras palabras, la misma des-información hacia la ciudadania posibilitaba que aparecieran antagonismos u oposiciones en desmedro de los procesos politicos vigentes (Barría-Asenjo, 2022)
En la medida en que las fechas de votación en el marco de la nueva Constitución se aproximan la carrera informativa o des-informativa hacia la población nuevamente pone acento en la difusión de mensajes que despierten el miedo e impongan la inestabilidad/división entre la misma ciudadania. La reproducción del poder hace uso de las huellas traumáticas, el remover las heridas o abrir nuevamente las heridas de la ciudadania, permite que las opciones que antes se comenzaban a concluir, nuevamente se expandan.
Una clave para leer el devenir de nuestros tiempos es entender/analizar a los modelos vigentes como una respuesta parcial a la acumulación histórica, siguiendo la lógica entenderemos a la repetición sintomática como la base constitutiva que permite el anclaje y la repetición en un devenir igual sin diferenciaciones sociales-económicas, de manera sistemática el mito característico que subyace a estos programas se transforma e inmiscuye en lo politico, lo social y las oscilaciones históricas.
Entonces, si la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet produjo una instauración y perpetuación del miedo, siendo ese un método efectivo de control, podemos entender como la base de toda estructura y cambio estructural que la ideología dominante comienza a implementar considera el factor miedo como modelador de aquellos cimientos y del camino mismo que se proponía construir.
Según Georg Lukács (1923) la subjetividad sería una suerte de condición indispensable para poder emprender proyectos radicales que tengan un sello transformador. Entonces, la pregunta idónea siguiendo esa dirección sería, quizás: ¿Cómo desligarse de las ataduras capitalistas-neoliberales que llevan perpetuándose imperantemente desde 1973, consolidándose formalmente en 1980 con la creación de una Carta Magna articulada por una junta militar designada por el mismo dictador y tras lo cual, como era esperable, su resultado fue una mera extrapolación de la situación político económica y social represiva, subyacente a las lógicas que se mantenían y esperaban conservar en un futuro? ¿Como pensar en la subjetividad cuando el modelo que sostiene el país es una maquinaria avasalladora de los subjetivo?
Aproximadamente 40 años después de la fundación e instauración del significante “miedo” como discurso hegemónico y elemento articulador del discurso social dominante, podemos visualizar, que desde el primer salto de los torniquetes del metro realizado como momento de irrupción contra el orden establecido posibilitaba la inclusión parcial de un nuevo discurso que era configurado desde las capas de abajo, los marginados, las víctimas del miedo, diseccionaron y re-ordenaron el mapa simbólico, politico y cultural.
Por un lado, fue la descarga violenta sostenida y reprimida por décadas uno de los fenómenos que permitió que nuevos simbolismos sean incorporados al debate, nuevos significantes comenzaron a avanzar y escalar en la estructura social.
Deleuze y Guattari (1985) se cuestionaban frente a dilemas de otra época: “¿Estarán las máquinas suficientemente estropeadas, sus piezas suficientemente sueltas como para entregarse y entregarnos a la nada” (p.16), en efecto, aún en nuestra época la maquinaria y las piezas se entregaron a una nada en lo cual se encontraba una salida divergente.
Luego de la coyuntura política que tuvo lugar en Chile desde el 2019 momento en el cual el re-ordenamiento del porvenir fue iniciado por el proceso de insurrección popular con una masa politizada sin líder -pero que logró movilizarse, coordinarse y agenciarse como dispositivo con potencial emancipatorio-, las miradas sobre el devenir chileno fueron abismalmente divergentes. Nuestro deber nuevamente es es mirar críticamente el punto muerto de la política de izquierda, para desde el hacernos cargos de las deudas y dolores que se han dejado en la caída de ideales, comprender el devenir actual, entender que vivimos un proceso de retroceso y no de progreso, y de continuar con el adormecimiento el ascenso de la derecha mediante la imposición de sus discursos es inevitable.
Si se nos ha advertido sistemáticamente sobre las lógicas subyacentes a los discursos del miedo, es necesario poner atención a los discursos de la derecha que pretenden tomar el poder desde un política des-politizada, el juego cínico ahora encuentra su nido en en enlace del miedo (siendo este un producto trans-histórico en el ideario nacional) hacia la política. Cualquier programa que vaya en contra de la instauración de la política puede imponer su falsa política sin política y de esa forma, introducir nuevamente a la derecha al poder. ¿Es posible articular una politica sin los elementos de la política o es solo una estrategia discursiva que la derecha ha instaurado haciendo uso de los vacíos en el lazo social?
En palabras de Slavoj Žižek (2014) en su libro titulado “Problemas en el paraíso: Del fin de la historia al fin de capitalismo”, encontramos: “para detectar las así llamadas distorsiones ideológicas, deberíamos observar no sólo lo que se dice, sino la compleja interacción entre lo que se dice y lo que no se dice, el implícito no dicho en lo que se dice” (p.20)
El lucido periodista Daniel Matamala (2022) en su irónica columna titulada “Mapuches Millonarios” demuestra lo vacío de los debates actuales en el escenario chileno, nos advierte que “es absurdo pensar que hoy en Chile existe igualdad solo porque la Constitución así lo dice, y que esa idílica equidad se rompería, y los pueblos originarios pasarían a ser “privilegiados”, si se aprueban algunas medidas para reparar la discriminación que han sufrido por siglos. Es la diferencia entre la igualdad formal y la igualdad sustantiva. Hoy, claro, la Constitución asegura que “en Chile no hay persona ni grupos privilegiados”. Pero todos sabemos que sí hay desigualdad y privilegios, en todos los ámbitos de la vida”.
Matamala, como es habitual da en el clavo, con un análisis certero que recurriendo al humor y la ironía logra desentrañar el cinismo politico que recorre de norte a sur al país, el fantasma dictatorial regresa para desde los mas vulgares argumentos, re-posicionarse ante la caída que se advierte, aunque el truco es conocido, las trampas una y otra vez logran atrapar a nuevos adherentes/cautivos entre las telerañas ideológicas que se lanzan a la ciudadania.
Los privilegios de una política sin política, siguen siendo los privilegios para los pocos, solo un movimiento hacia la política puede articular un escenario que logre nivelar la desigualdad que desde temprana data a limitado a la mayoría. Si a la política se le saca el elemento politico, entonces, solo aparece un vacío que se será repleto por los mismos significantes neoliberales que asegurarán una reproducción aún más voraz para sostener la velocidad que requiere la acumulación del capital en el siglo XXI.
REFERENCIAS.
Žižek, S. Pandemic. Covid-19 shakes the world. New Yok: O/R Books, 2020.
Stavrakakis, Yannis. “Autoridad simbólica, goce fantasmático y los espíritus capitalistas: genealogías de un compromiso mutuo”. Trad. Liliana Betancourt. Desde el Jardín de Freud 21 (2021): 463-496, doi: 10.15446/ djf.n21.101260.
Georg Lukács (1923) Historia y consciencia de clase. Grijalbo, México 1983
WILKES, A.L. (1997), Knowledge in minds. Individual and collective processes in cognition, Hove: Psychology Press.
Van Dijk, T (1999) El análisis crítico del discurso. Barcelona: Anthropos.
Van Dijk, T (1996) «Discourse, Power and Access», en Carmen Rosa Caldas-Coulthard y Malcolm Coulthard (eds.), Texts and Practices: Readings in Critical Discourse Analysis.