“Los ruidos del desmoronamiento: ensayo sobre el humanismo latinoamericano” es un libro del fotógrafo y filósofo José Pablo Concha editado por la destacada editorial Metales Pesados. Este libro se presenta como un ensayo con tono y pretensión filosófica, abordando problemas y planteamientos que habitualmente están fuera de la filosofía académica, aunque sin duda son parte de su borde. Esta circunscripción al borde le da un carácter que prefiero llamar de novedad en vez de marginal. La escritura en el género literario del ensayo permite ese ejercicio de menos constreñimientos sin la obligación de responder al formalismo estricto de un estudio o de un tratado filosófico ferviente a la tradición. De ahí la licencia a la novedad, a lo auroral, o si se quiere al delirio que sortea la inhibición, el miedo o el pudor al exponerse. Esto es lo que trae este libro, una exposición de ideas que van interpelando a su autor a toma de conciencia propia sobre el “desajuste” al que se enfrenta su ser honestamente, el cual en cierta forma, padece una época de cambios sin eludirlos. Nos encontramos con una “tentativa” de comprensión, labor sin duda que corresponde a la tarea filosófica genuina.
Este ensayo es novedoso, pero también es cauteloso, aparece siempre un resguardo buscando soporte en “otras” textualidades, en “otras” ideas, expuestas con criterio y sometidas al análisis propio que va permitiendo la claridad para extraer las conclusiones provenientes de una mirada particular que invita a ser leído amablemente aportando una nueva visión que se desliga de concepciones filosóficas más estandarizadas provenientes de convenciones obedientes al occidentalismo ideológico llamándonos a una vocación por la realización de un pensamiento situado.
En varias partes se nos proponen emplazamientos a pensar lo filosófico desde una perspectiva práctica, es decir una valoración por la filosofía implicada en lo político y en lo ético. En lo político destaca la consideración que pone de manifiesto la importante cuestión sobre la carga ideológica que portan las ideas, esto es claro en las permanentes alusiones a la reducción realizada al concepto de humanismo por algunas figuras protagónicas del canon filosófico europeo del siglo XX. En lo ético, va mostrando las exclusiones a sujetos sociales que caen en el dominio de paradigmas dominantes que se imponen bajo una lógica del poder naturalizadora de la injusticia o desigualdad. Desde una perspectiva abierta a la filosofía de la liberación va rescatando el pensamiento escrito de varios autores que podemos considerar protagonistas de las filosofía latinoamericana, entre éstos por nombrar algunos menciono a Félix Schwartzmann, Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondy, Rodolfo Kusch, Arturo Roig, Enrique Dussel, etc.
Muy importante, me parece, la fijación en nuestra existencia latinoamericana “desajustada”, ese intermedio entre el ser occidentalizado y el ser indio, los “ni”, ni tan cerca ni tan lejos de la herencia identitaria vuelta hacia los valores culturales del colonizador o hacia los valores culturales del colonizado. Aquí el apoyo fundamental lo va a extraer desde su descubrimiento de lo chìxi a partir de las lecturas realizadas a la obra de la escritora boliviana Silvia Rivera Cusicanqui. Este punto es central, dado que una de las interpelaciones más recurrentes tiene que ver con la ampliación del concepto de humanismo a partir de una toma de conciencia descolonizadora, en el fortalecimiento de este argumento son pertinentes las referencias hechas al peruano Aníbal Quijano y a la argentina Rita Segato. Este proceso de descolonización no es el único que ayudaría a la ampliación del concepto de humanismo, ya que también se resalta lo sustantivo del ejercicio cultural-social-político de la despatriarcalización, para esto le son de apoyo las intelectuales mujeres recién mencionadas y los planteamientos de la filósofa chilena Alejandra Castillo.
Para terminar declaro mi acuerdo con la apelación a la necesidad de instalar un pensamiento situado que confronta al tan aceptado universalismo filosófico. Sin duda, esta toma de posición es una de las posibilidades de fermento para las ideas necesarias a favor de la pertinente ampliación del concepto de humanismo reclamada por el autor. Si bien la filosofía ha sido un problema para el reconocimiento del ser humano dada su acción excluyente, sigue siendo una posibilidad. La comprensión de un “humanismo latinoamericano”, como lo ha venido planteado el filósofo cubano Pablo Guadarrama, y parafraseando el título de este ensayo, es una de las causas que nos permiten oír “los ruidos del desmoronamiento”, aunque quizá al igual que cuando escuchamos venir el ruido telúrico no sabemos si vendrá un temblor como al cual ya estamos acostumbrados o si es la alerta de un terremoto que efectivamente trae consigo la fuerza suficiente del desmoronamiento.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra