Mapuche ñi mogen. Personas y sociedad en la vida mapuche rural de Magnus Course, traducción Marcelo González Gálvez, imagen de portada Eduardo Ripaman,CIIR Centro de Estudios Interculturales e Indígenas: Pehuén 2017,Santiago de Chile, 235 páginas.
El estatus ontológico de una persona hace referencia a su naturaleza y existencia dentro de un contexto determinado. Esta rama de la filosofía suele estudiar como cosa disputada la identidad y existencia de las cosas, vale decir, las condiciones esenciales que determinan la/s existencia/s de las cosas, como también a las condiciones que permiten la de posibilidad de las existencias o al ser mismo en su apertura originaria. Recordemos que la noción de “ser” es uno de los conceptos más generales y fundamentales de la filosofía occidental, y con ello nos referimos a todo aquello que existe, es decir, a la realidad ontológica de las cosas, o de qué manera ellas existen. En tanto que, para la filosofía oriental, el ser se relaciona con la identidad personal, la autoconciencia y la conexión con el mundo. El concepto de "yo" es una noción que ha sido objeto de muchas teorías y creencias, y aún se mantienen en controversia, no obstante, la filosofía oriental, la noción de identidad, se centra en la búsqueda de la iluminación y el autoconocimiento. Entendiendo que la noción de felicidad se debe concebir como un estado de armonía interna que perdura en el tiempo, de allí que se suele poner énfasis en conceptos tales como; la armonía, el equilibrio y la interconexión, dado que la cosmovisión oriental del mundo subraya la condición de la naturaleza dinámica del universo. Las filosofías orientales, más significativas como; El budismo, El taoísmo, El Confucianismo, El Hinduismo, sostienen que el “yo” es una ficción ilusoria y que no existe en la realidad. Las concepciones de ambas filosofías en relación con la noción del “yo” son, en muchos sentidos, contradictorias. La filosofía oriental, es en gran medida, Apofática, es decir, enseña diciendo lo que el Absoluto no es, enseñar mediante la negación, como en el antiguo adagio “Quien dice no sabe y quien sabe no dice”. Esta sentencia breve, de carácter moral, representa claramente la complejidad del sentido con que nos enfrentamos al hurgar en el conocimiento y en las creencias orientales, con un fuerte enfoque hacia el misticismo, que apunta a la visión de Dios, y a la percepción de la realidad divina más allá del ámbito de la clarividencia ordinaria, o la forma en que percibimos el mundo de manera automática, completamente opuesta a la percepción estética, que suele ser la forma de percibir el mundo que intensifica nuestras estructuras de la percepción, ligándolas a niveles de comprensión y percepción subjetiva íntimamente entremezcladas a la belleza.
Pero vamos al texto, Mapuche ñi mogen de Magnus Course, no sólo es su tesis de doctorado, sino también varios años de convivencia con las comunidades de Piedra Alta, Huapi y cuenca del lago Budi, comuna de Saavedra, provincia de Cautín, novena región de Chile, conocida como La Araucanía, entre Trawa-Trawa por el norte y Puaucho por el sur, conocedor también de las familias de Malalhue, Deume, Collileufu,Ruca Traro,Romopulli y Conin Budi, y como se suele vivir y construir en este sur, la gente establece su viviendas lo más lejos de sus vecinos, en general situadas a medio camino de las colinas o cerros, para evitar el viento y tener una vista privilegiada del ganado pastando en la parte baja, cerca de los ojos de agua y riachuelos, el bosque nativo saluda con sus aromas y sonidos de insectos y aves. Pues bien, Magnus Course, recorre la historia del pueblo nación mapuche, en estos lugares y en discusión con la lectura de historiadores, sociólogos y antropólogos, asumiendo en parte algunas de sus tesis o bien contradiciéndolas con buena argumentación. Ya en la página 48 nos recuerda que ;”… la independencia definitiva de Chile en 1818, el naciente Estado chileno fue en gran medida partidario de la causa mapuche….De tal manera, Bernardo O´Higgins estableció un decreto en 1819 que los mapuche debían ser llamados “ciudadanos chilenos, y libres como los demás habitantes del estado concurriendo por sí mismos a la celebración de toda clase de contratos”(Citado en Programa de Derechos Indígenas 2003:161) Del entusiasta Estado pluriétnico, concordando con el historiador Jorge Pinto en que el pueblo nación mapuche pasa de la “inclusión” a la “exclusión” (2000:21) hasta el día de hoy. No nos olvidemos que desde la llegada del velero Catalina en 1846, año en que a lo menos llegaron 10 barcos más con familias alemanas, desde entonces el Estado de Chile comenzó a entregar a los colonos tierras que pertenecían a diversas comunidades mapuche, y muchos chilenos rapacez se subieron posteriormente a estas ofertas gubernamentales, hasta la Gran rebelión “fütra malon” de 1881, mientras se desarrollaba la Guerra del Pacifico contra Perú y Bolivia, el ejercito de Chile estaba en el norte, la represalia vendría más tarde con la llamada Pacificación de La Araucanía, tres años antes los mapuches residentes en Argentina en 1979, habían sido masacrados en la Conquista del Desierto, más de 20.000 fueron asesinados por el héroe nacional argentino general Julio Roca (Bengoa 1999:2), muy poco se ha dicho de nuestro General Baquedano y su cartas al congreso para eliminar a los batallones de mapuche que pelearon en la guerra del pacifico ¿o esas cartas también desaparecieron?, pues serían según él,un error táctico devolverlos a La Araucanía, sin olvidar los sucesos recientes del Gran Malon, ¿Cuántos fueron los batallones de mapuche que pelearon por Chile y fueron dejados a su suerte en el Desierto? O esas historias fueron inventadas por los generales chilenos enemigos de Baquedano, que sin duda como volvió victorioso de la Guerra a la ex plaza Italia, con arco de triunfo de flores y todo, para luego ser emplazado en ése mismo lugar, sacando la estatua donada para el centenario por la colonia Italiana, “ el ángel de la victoria”, cerca está el monumento donado por Alemania, también para el centenario, denominado La Fuente Alemana.
El texto de Magnus Course, es amable y atractivo para dar cuenta de su trabajo científico, notable es el capítulo II Che: la persona y la socialidad del intercambio. Sus dos tesis son las siguientes: “la persona se basa necesariamente en las relaciones con otros, y en segundo término, que el modo privilegiado de estas relaciones con otros es el intercambio…” (pág.67). Frente a las atribuciones del estatus de “che”, que significa persona, las categorías implican además del de “ser” persona, los humanos que no son “personas” y las “personas” que no son humanos. Cuestión que va más allá del dualismo occidental mente-cuerpo, cuestión presente también entre diversos pueblos nación indígenas sudamericanos, y que en el caso de la cultura mapuche tiene que ver con “Che”, humanos y personas, que conjuga a su vez identidad sexual e identidad de género, aplicable para la diferenciación física (sexo) y para la diferenciación relacional (género), en la cultura mapuche la identidad física (humanidad) y la identidad social (persona) están bajo el mismo término “che”. Otro tanto son los Ngen o espíritus dueños (ngen mawida-dueño del bosque- ngen wülko-dueño del manantial-y casi todos, son entidades en general protectoras, por ello es necesario saludar y pedir permiso, ya que los “ ngen poseen agencia e intencionalidad…tienen capacidad de socialidad productiva”(pág.76) pero no son “che”, existen otras entidades no personas, pülllü, generalmente traducida como espíritu, si bien los “ngen” son benignos, estos otros representan el mal (weküfe)…para el kawchu (soltero) los peligros mayores están ante la presencia de las “pun domo” que no son mujeres auténticas, teniendo su apariencia, o el “witranalwe” que se le aparece a las personas solas, son parecidos a los “winka rke” “gente blanca” creados por brujos (kalku) a partir de fémures en cementerios abandonados, y se parecen a los huasos de campo chileno, son serviciales y grandes guardianes hasta que su insaciable sed de sangre (mollfün), que su propio dueño a sabiendas alimenta, resulta incontrolable, “ …Los relatos del wintranalwe pueden ser claramente leídos como respuestas al colonialismo y a las inequidades de la producción capitalista, como ha sugerido Taussig para Colombia (1980)…” (pág. 79). Por otra parte, ante la dualidad mente-cuerpo (pienso , luego existo) que son categorías occidentales “…claramente los mapuche no son más cartesianos de lo que Descartes era mapuche” (pág. 87), de modo que no hay dualidad, pero si es posible la condición de tres ideas simultaneas, mente, cuerpo y mentecuerpo, considerando a demás los cuerpos y el cosmos necesitan no ser interpretados como una dicotomía estática , por el contrario, todo está en lo dinámico y expansivo, podemos ser trilécticos o cuatrilécticos, vale decir, acompañar nuestras reflexiones desde tres ideas simultáneas, o cuatro ideas, sin que ellas sean excluyentes entre sí.
Luego de los seis capítulos, y de interesante crítica a los estudios de Mischa Titiev, Araucanian Culture in Transition (1951), Louis Faron , Mapuche Social Structure (1961ª) y Milan Stuchlik, Life on Half Share (1976), Magnus Course propone repensar los “grupos” mapuche, basado en el küpal ,concepto que incorpora en sí mismo la noción de persona y comunidad o lof. El autor nos dice: “…como he sostenido a lo largo de este libro, es a través de relacionarse con los otros, otros de todos los tipos diferentes, que las personas se crean a sí mismas. Por esto, sugiero que para los mapuches la socialidad no es el producto de una necesidad, sino una necesidad en sí misma. Poniéndolo, en otros términos: las personas hacen sociedad porque es a través de esta construcción de sociedad como ellos se convierten en personas”. (pág. 224) O como bien dice José Quidel Lincoleo en el prólogo. “;Magnus Course, un antropologo venido desde el otro lado del mar, desde la lejana Escocia, ha fijado su foco en un espacio especifico de nuestro territorio. Desde allí nos muestra la complejidad que continúa enmadejándose risomáticamente ante nuestros ojos, y que al parecer a veces logramos vislumbrar” (pág. 13). Ante lo anterior, y sin más que decir, “kulfunkülen” “en estado de alerta”, volvemos a preguntar ¿dónde está Julia Chuñil?.
Hans Schuster, escritor.