En un contexto laboral como el chileno, donde los problemas de salud mental se han convertido en un desafío creciente, la persistencia de metáforas motivacionales como el mito del vuelo de la abeja, el pico del águila, o los parásitos mentales llaman a reflexión. Mensajes como estos, aunque bienintencionados, pueden desviar la atención de realidades complejas, como las condiciones laborales adversas, el bajo uso de tecnología y la baja productividad que caracterizan a muchos sectores productivos en Chile.
En un país donde las tensiones laborales y las expectativas poco realistas afectan cada vez más la salud mental de los trabajadores, es fundamental cuestionar el uso de estas metáforas y apostar por una gestión, basada en realidades y soluciones concretas.
El mito del abejorro y sus lecciones para el liderazgo de equipos productivos
En redes sociales ha circulado por mucho tiempo, un texto acompañado de una imagen que afirma:
“Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe”.
Este mensaje tiene como propósito inspirar a las personas a ignorar los supuestos límites o barreras que otros puedan imponerles o que ellos mismos crean, alentándolos a confiar en su capacidad para alcanzar metas que podrían parecer imposibles.
La metáfora sugiere que, como la abeja "no sabe" que no debería poder volar según ciertos cálculos simplistas, las personas pueden lograr lo que parece inalcanzable si no se dejan limitar por expectativas externas o internas. Este mensaje ha sido ampliamente utilizado en contextos motivacionales, liderazgo y desarrollo personal.
La realidad detrás del mito
Se ha comprobado que esta afirmación carece de base científica. En 2005, el profesor Michael Dickinson, experto en biología y vuelo de insectos de la Universidad de Washington, publicó un estudio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, Volumen 102, número 50, páginas 18213-18218, titulado "Short-amplitude high-frequency wing strokes determine the aerodynamics of honeybee flight" explicando cómo las abejas vuelan realmente. El movimiento de sus alas genera vórtices que crean una diferencia de presión, permitiéndoles mantenerse en el aire. Por lo tanto, no hay misterio: el vuelo de las abejas es perfectamente explicable dentro de las leyes de la aerodinámica.
El mito, sin embargo, ha persistido debido a su atractivo como herramienta motivacional. Su origen parece remontarse a una afirmación de los años 30, atribuida al entomólogo francés Antoine Magnan, quien en su momento indicó que, bajo ciertos cálculos simplificados, el vuelo de las abejas parecía imposible. Estos cálculos no consideraban todas las variables del movimiento de las alas, lo que explica la confusión inicial.
Lecciones para el ámbito gerencial y motivacional
La famosa máxima del abejorro nos invita a reflexionar sobre los límites y el potencial humano, especialmente en contextos de liderazgo. Si bien las narrativas inspiradoras pueden ser herramientas valiosas, también es necesario usarlas con cautela. La motivación que busca impulsar a los equipos a superar obstáculos debe fundamentarse en objetivos realistas y alineados con sus capacidades.
El uso de mensajes exagerados o desprovistos de evidencia puede llevar a la frustración y desmotivación cuando las expectativas creadas resultan inalcanzables. En este sentido, las jefaturas tienen la responsabilidad de fomentar un entorno que motive a sus equipos, pero dentro de límites razonables y considerando los recursos y habilidades disponibles. Presionar a los colaboradores más allá de lo razonable puede generar tensiones contraproducentes, que afectan tanto el desempeño como la salud mental.
A modo de conclusiones:
El mito del abejorro demuestra cómo una metáfora que combine ciencia y motivación puede ser poderosa, siempre que se utilice evidencia sólida. Inspirar a través de la verdad, sin perpetuar falsas ideas, permite construir una cultura organizacional basada en la confianza y la evidencia. Las empresas deben enfocarse en desafiar los límites desde un punto de vista informado y realista, promoviendo la innovación y la evolución de sus equipos.
En el contexto laboral chileno, estas reflexiones adquieren especial relevancia. La reciente aprobación de la Ley Karin se centra en prevenir y sancionar el acoso laboral y sexual, además de abordar la violencia en el ámbito laboral. Esta normativa no solo perfecciona los procedimientos legales, sino que también busca un cambio cultural para fomentar ambientes laborales saludables y libres de conductas disfuncionales. Sin embargo, la realidad del trabajador chileno revela desafíos significativos que afectan directamente su salud mental.
Uno de los problemas principales es el bajo nivel de productividad y la limitada adopción de tecnologías en el lugar de trabajo en comparación con otros países de la OCDE, lo que restringe la eficiencia y aumenta las cargas laborales. Según informes recientes, Chile sigue rezagado en el uso de herramientas digitales que podrían facilitar la gestión del tiempo y el desempeño laboral. Esto, sumado a extensas jornadas de trabajo y expectativas poco realistas, genera tensiones que impactan la salud mental de los trabajadores y sus jefaturas, exacerbando el estrés y el agotamiento emocional.
La situación es preocupante: los índices de salud mental en el ámbito laboral están muy por debajo de los estándares internacionales, y las condiciones laborales a menudo perpetúan un modelo que prioriza resultados inmediatos sin considerar las capacidades reales de los equipos. Esto lleva a ambientes laborales tensos, a veces injustos, que no solo impactan la productividad, sino también la calidad de vida de los trabajadores.
Un estudio reciente del Ministerio de Salud reveló que los trastornos mentales, como el estrés y la ansiedad laboral, son una de las principales causas de licencias médicas en el país. Por ello, es fundamental que las jefaturas equilibren la motivación y la presión de manera adecuada, fomentando ambientes de trabajo saludables y sostenibles. Si las organizaciones no pueden abordar estos temas por sí misma, siempre hay consultores expertos que pueden intervenir en las empresas y los equipos de trabajo para mejorar tanto rendimiento como bienestar y trabajo en equipo.
En definitiva, un liderazgo eficaz y eficiente no solo debe inspira a los equipos a alcanzar más y mejores desempeños, sino que también debe reconocer los límites humanos y promover soluciones realistas para un desempeño óptimo y equilibrado de sus equipos.
Roberto Polanco-Carrasco
Editor científico en Cuadernos de Neuropsicología.
Consultor Senior en Andrés Pardo Consultores.