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Miguel Lawner solidariza con el GAM y sus autoridades

Estimada Pamela:

Le hago llegar toda mi solidaridad a raíz de la acción cobarde y anónima de cubrir con pintura, los muros del Gam, que en estos meses de insurrección popular, han acogido las demandas de un pueblo alzado en busca de reencontrarse con la solidaridad y la fraternidad. Históricamente, los muros han sido el receptáculo natural de las demandas formuladas por un pueblo alzado contra los regímenes sordos a sus demandas.

Así fue durante la revolución bolchevique de 1917, cuando el poeta Maiakovsky, formuló el famoso Decreto Nº 1 de las Artes, llamando a acabar con el arte encerrado en los museos, llevándolo a las calles. Así fue como se pintaron los muros, los techos, los tranvías, de Moscú, San Petersburgo y Vitebsk.

Así fue durante la revolución agraria mexicana de 1910, cuando Diego Rivera, David Siqueiros y Clemente Orozco, llevaron la pintura mural a niveles desconocidos hasta entonces.

Así fue en los muros de París durante el alzamiento ocurrido en Mayo de 1968, cuando los muros de la ciudad se colmaron de consignas como Prohibido Prohibir o Seamos realistas: pidamos lo imposible.

Así fue el año 1970 en Chile, con la brigada Ramona Parra, hermoseando los muros de todo Chile con el programa de la Unidad Popular: el cobre para todos los chilenos; medio litro de leche gratis para todos los niños; la tierra para el que la trabaja; los niños nacen para ser felices, etc.

Es una misiçon imposible la tentativa de borrar de los muros de la ciudad las demandas populares, cuando estamos viviendo un alzamiento popular tan profundo como el que conmueve hoy a nuestro país.

El Gam de hoy día es un digno heredero de esa epopeya que fue la construcción del edificio proyectado para recibir la Tercera Asamblea de la Unctad en 1972, y que acogió posteriormente al Centro Cultural Gabriela Mistral, recinto que el pueblo hizo suyo colmado las salas de espectáculo, la sala de plenarios, el casino y sus bellos espacios exteriores. Imposible tapar el cielo con un dedo.

Te saluda
Miguel Lawner
Premio Nacional de Arquitectura 2019.

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