"Mirlo que cantas en plena noche
toma estas alas rotas y aprende a volar
durante toda tu vida
sólo esperabas este momento
para alzar el vuelo".
(Paul McCartney. Blackbird)
El mirlo es una hermosa ave negra y gris que no simboliza lo maléfico, posee un hermoso canto, suele atrapar la mirada del transeúnte observador capaz de dejarse llevar por las distracciones que ofrece un paseo cotidiano de esos que nos permiten reencontrarnos con el maravilloso acto de habitar la ciudad. Los distintos barrios de Santiago pueden donarnos esa experiencia maravillosa que permite agradar al espíritu que siempre requiere del misterio de la experiencia estética. Por ejemplo, caminar por el Parque Balmaceda de la comuna de Providencia, bordeando el río Mapocho hasta la altura de la estación del metro Salvador, buscar callecitas para cruzar el patrimonial barrio de Triana. Un paseo que nos revela algunas de las virtudes urbanas y arquitectónicas de nuestra ciudad.
Con ese ánimo tranquilo que aporta una caminata y atendiendo el deseo de la buena nutrición, alrededor de este barrio en la calle Eliodoro Yáñez 961 se encuentra el restaurante y cafetería "Mirlo" que ya está cumpliendo cinco años y que cuenta con un respaldo fiel de aquellos vecinos que ya lo conocen. La oferta de comida, café y pastelería es exquisita refleja el trabajo amoroso que realizan la nutricionista Gabriela Medina, su madre Pamela Flores y su pareja Matías López.
La experiencia de comer en este lugar entrega una comida fresca pensada a escala menor, atendida con preocupación en la calidad de los productos dependiendo de la estación del año. Una comida consciente con los ciclos de la naturaleza. La casona antigua es acogedora y está bien preparada para atender a sus clientes que en su mayoría parecen parroquianos. "Mirlo" constituye una interesante apuesta para el buen comer amparado en un "manifiesto" culinario que es una buena carta de presentación.
En mi pasada, pude degustar un exquisito robalo con polenta acompañada de verduras con una refrescante limonada, un cheesecake vasco y un exquisito café. La decoración es simple y delicada, con el detalle de un arreglo floral en sus mesas. Una imponente ventana que permite disfrutar del sol junto a una atención cargada de cortesía. Un lugar especial en el cual hay espacio para vegetarianos y veganos, en definitiva para todos aquellos que buscan comer disfrutando de la sana nutrición.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra