Nawelpi, “el amigo de los cuentos” de Antonio González. Manuscritos originales en lengua mapuche waidsüfche (1901-1902), recopilados por Gabriel Pozo Menares y Margarita Canio Llanquinao, en la pasantía realizada entre 2010 y 2012 en el Instituto Ibero-Americano de Berlín, Alemania y publicado por ocho libros Editores 2024. Director de la editorial Gonzalo Badal, Editora General Florencia Velasco, Director de Arte Carlos Altamirano, Diseño Editorial Marisol Abarca, obra financiada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio con el patrocinio de Ibero-Amerikanisches Institut, 143 páginas.
Generalmente en literatura, desde la mirada occidental un cuento se caracteriza por su corta extensión que, además, suele tener una estructura cerrada donde se desarrolla una historia y se registra un clímax. Los sucesos narrados, se centran en una anécdota, cuyo narrador se encarga de establecer los personajes, que suelen ser de variado tipo, incluyendo animales o fuerzas de lo inerte, de modo tal que las acciones se desarrollan en un tiempo y en un espacio, constituyendo una trama generalmente intensa la que se inicia desde una situación que se complica y se resuelve, mediante finales cerrados o abiertos. Suelen existir tres tipos de personajes; los principales que intervienen de forma activa a lo largo de la historia. Los secundarios que suelen acompañar a los principales y en algunos relatos suelen tomar decisiones que les repercutirán, haciendo más atractiva la trama, y están los personajes terciarios, que actúan como coro ya que aparecen de forma esporádica o están presentes a lo largo de la trama, pero sus acciones no son relevantes. Recordemos que otra característica general de los relatos cortos es la presencia de personajes según sus roles, es decir, está el protagonista quien lleva la condición de personaje principal en la historia, sobre el que se centra la trama y se lleva a cabo la acción. El protagonista suele tener una serie de objetivos o deseos que se ven obstaculizados por algún conflicto o problema que debe superar a lo largo de la historia. Su rol los caracteriza como personajes complejos, con virtudes y defectos que los hacen más interesantes para el lector, oidor o espectador. En tanto que el antagonista, se opone al protagonista y representa una amenaza para sus objetivos o deseos. El antagonista puede ser un rival, o cualquier otra fuerza que impida que el protagonista alcance sus metas. Los antagonistas habitualmente tienen motivaciones propias y suelen ser personajes complejos en sí mismos. Los personajes secundarios, suelen tener un papel exiguo en la historia. Estos personajes pueden ser aliados o cualquier otra persona y/o animal, o materia inerte que ayude o afecte al protagonista de alguna manera. Los personajes secundarios suelen tener una función cómica, dramática o simplemente servir para dar más profundidad a la historia. En general según su imagen, suelen ser de dos tipos; los Arquetipos aquellos que representan valores, rasgos, ideas o cualidades esenciales para el ser humano, como el amor, la belleza, la maldad, la bondad, la locura, entre otros, o los Estereotipos, dado que poseen rasgos característicos que existen en cierto grupo de personas, como el anciano enfadado, el gobernante déspota, el sacerdote que predica pero no practica, la mujer fatal, la mujer necia, la santurrona.
Pero vamos al libro y a los relatos de Nawelpi, la obra de Antonio González, entendiendo que a principios del siglo veinte, el despojo de tierras se produjo tanto en las cuidades de Buenos Aires y La Plata en la llamada campaña del desierto, en tanto que en Chile ocurría lo mismo con los procesos de ocupación de la Araucanía, el genocidio estuvo en manos de colonos y estancieros, pero también por parte de los ejércitos de ambos países y posteriormente hasta el día de hoy por las policías, recuerden ustedes que a la mayoría de los indígenas se les ponía “nombres y apellidos cristianos”, aunque no tuvieran ningún derecho, ni siquiera a la nacionalidad de estas repúblicas incipientes, con libertad de vientre y alejados de la esclavitud, no obstante, durante mucho tiempo fueron buenos deseos, cabe recordar hasta el día de hoy la mano de obra boliviana en los fundos del centro sur, los cultivos y las cosechas son con malas pagas, por eso los chilenos no les trabajan y se ven obligados a los subcontratistas que los traen en condiciones indignas o miserables, recordemos el notable caso del Fra Fra Errázuriz, no sólo por su robo de aguas , sino también por el hacinamiento y la esclavitud de su trabajadores, en el eufemismo de “colaboradores” con que los dueños de las tierras de los despojos (desde Rancagua al sur, ya hay varias generaciones que desaparecieron las comunidades) sobre todo porque estas zonas son más bien planas, y junto con arrasar con el bosque nativo, hoy son plantaciones para China, fundamentalmente, porque acá sólo dejan para el mercado lo que no exportan. Pero volvamos al libro que fue rescatado por el antropólogo alemán Robert Lehmann-Nitsche, que trabajaba en el museo de La Plata, y a quien llegó a compartir una amistad, luego de sus numerosas huidas (hablamos de Antonio González) “escabullirse del ejército, sobreviviendo de los disparos por la espalda. Sin embargo, tan pronto fue capturado, se entregó a servir como “baqueano”, convirtiéndose en un soldado más, obligado a ayudar a los altos mandos para capturar a su propia gente de las tolderías” (Canio y Pozo 2013:204) (Pág. 12). En el año 1930, Robert Lehmann-Nitsche se jubiló y vuelve a Alemania, donando una serie de manuscritos, entre ellos los originales de Antonio González, catalogados como Legajo Textos Araucanos I (N-0070w 23), específicamente el Complejo B. En el marco del presente libro, solo hemos excluido tres páginas: B-95 y B-96, una traducción al castellano del ”cuento del poncho colorado”, y B-118, un manuscrito de Lehmann-Nitsche que no está relacionado con la obra de Nawelpi” (pág. 13).
Los treinta y un testimonios de tradición oral mapuche, que constituyen el libro, corresponden a “ngütram -historias y experiencias verídicas-, piam -historias de connotación mítica- ülkantun -cantos tradicionales-, epew -historias fabulosas con la participación de animales, y unas cartas escritas en mapuzugún y castellano.” (pág. 17). En la primera parte del libro todos los textos están en mapuzugún, la segunda parte es una traducción libre y adaptación de los testimonios, recordando enseñanzas y consejos para los hijos, el relato de un gran juego de palín en el Waidsüfmpu -se denomina así a la persona que vive o transita por los pasos cordilleranos - , hay varios relatos con descripciones de los opresores wingka, o relatos para conquistar a una mujer, o acostarse con una mujer a escondidas, hay picardía no sólo en los temas sino en la forma de contar, como cuando relata un matrimonio tradicional y al llegar la novia se le debe pintar con sangre los brazos y las piernas, y ella debe llevar a casa el animal carneado que debe estar a una distancia alejada de la ruka, luego ella deberá trozarlo y cocinarlo para los asistentes a la boda, con la casa barrida, debe traer la leña y el agua y trabajar en la confección de hilo. Todos deben verla en esos afanes, pues así se gana el respeto de los nuevos parientes. O cuando el Witranalwe que es un Weküfü de las personas hechiceras o brujos desentierran a las personas fallecidas, esto significa que quien los ve o se enferma gravemente o pronto va a morir, los Witranalwe brillan de noche porque iluminan su entorno dado que están revestidos de plata eso incluye su caballo. Nawelpi, narra diversas historias, pero especialmente las persecuciones y cómo algunos logran huir de las matanzas de los wingkas, así, la Campaña del Desierto, en Argentina, fue una serie de expediciones militares que se llevaron a cabo entre 1878 y 1885. El objetivo de la campaña era expandir el territorio nacional hacia el sur y controlar las tierras habitadas por los pueblos indígenas, así se inicia el despojo y saqueo en ese país, liderado por el general Julio Argentino Roca, quien era ministro de Guerra y Marina en el gobierno de Nicolás Avellaneda. En Chile, en cambio, la pacificación de la Araucanía se produjo tras el fin de la Guerra de Arauco, que duró entre 1578 y 1598. El gobierno chileno logró conquistar el territorio mapuche y unirlo al resto del país, mucho antes que los argentinos por eso un número importante de mapuches cruzaron la cordillera hacia el lado argentino, a pesar de la pacificación, los hechos que ocurrieron durante este proceso dieron lugar a los conflictos actuales entre el gobierno chileno y algunas comunidades mapuches, la nueva república durante la llamada Guerra a muerte (1819-1824), fue una mezcla de los llamados bandoleros o montoneros, que asolaron las haciendas, demostraron la debilidad de las nuevas autoridades criollas de la zona, se sumaron las revoluciones liberales de 1851 y 1859, en las que participaron agrupaciones mapuches lideradas por el toqui y ñidolongko Juan Mañilwenü (1790-1862). En ese contexto de guerrilla y posicionamiento del Estado nacional chileno, nagche o nagpuleches ("abajinos" o costeños) y wenteche, y otros grupos habitantes de la zona central y la costa de la provincia de Arauco, se vieron forzados a tomar posición frente a estos eventos para mantener sus intereses intactos y no perder su dominio territorial, tal como lo hicieron durante el periodo colonial, sólo que ahora se le sumaban los colonos alemanes, unos cuantos suizos y franceses que desde el sur, y gracias a las tierras entregadas por el estado (despojando así a sus verdaderos dueños) se posicionan en esas zonas, hasta nuestros días. Las distintas generaciones ya ni siquiera saben de los crímenes cometidos por sus bisabuelos con la anuencia de los jueces y la policía, bueno hoy no es tan distinto, si además consideramos que desaparecen lideresas como Julia Chuñir Catricura, una mujer defensora de derechos humanos indígena y Presidenta de la comunidad indígena de Putreguel de la comuna de Máfil, en la región de Los Ríos, Chile. Es reconocida en su comunidad, y hoy en el mundo entero, por su labor de defensa del territorio mapuche frente a intereses externos de adquirir las tierras de la comunidad para fines privados. Hoy deberíamos decir, Nawelpi, es el neocapitalismo y el Estado, quienes nos cuentan los cuentos de justicia, como antaño, más de doscientos, cuatrocientos años, casi quinientos y la situación del despojo se mantiene, como mantienen los gobiernos, y en especial chile, las precarias leyes de protección a los pueblos nación indígenas. Pero entre lo más deplorable sigue siendo como el SERVEL, continúa avalando la corrupción de los partidos políticos, con esas rendiciones que no se ajustan a la ley, mientras nos preguntamos, ¿aquellos personajes principales de los partidos que hablan de corrupción mantienen secuestrado al SERVICIO ELECTORAL?, o será que la democracia es otro cuento que ni por transparencia responde a los estándares mínimos, y entre cuenteros y partidos con campañas de boleta fácil en el último minuto, hay un pepito paga doble a costa del erario nacional y todos los politicastros de lo más bien, incluyendo a los personajes secundarios y cómplices como el SERVEL, y entonces la contraloría pasa a ser un personaje terciario, una suerte de coro decorativo que deja que la corruptela continúe, y al igual que con la desaparición de Julia Chuñir Catricura, aquí sólo se trata de dinero y nadie hace nada.
Hans Schuster, escritor.