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Nionoksa, Rusia, ¿el nuevo Chernóbil? Por Sonia Brito, Lorena Basualto y Andrea Berríos

Hace unas semanas, fuimos testigos a través de los medios de comunicación, de la muerte de cinco ingenieros y dos militares de la agencia atómica rusa ROSATOM, tras la explosión de un misil de crucero de propulsión nuclear sucedido el día 8 de agosto del 2019 en Moscú, particularmente en Nionoksa, poblado emplazado cerca del lugar donde estalló el misil. Lo anterior, provocó aumento de la cantidad de radiación gama de hasta 16 veces en relación al nivel usual. (BBC, 2019)

Vale recordar, que el año 1986, se provoca un accidente nuclear en Chernóbil, con efectos sobre la salud y un número indeterminado de muertes directas por la explosión y secuelas a largo plazo, referidas a la radiación en las personas de las zonas afectadas (OMS, 2005). La radioactividad tuvo diferentes consecuencias que superaron las fronteras del país tales como, diversos tipos de cáncer incubados a lo largo de estos treinta y tres años en diferentes generaciones; los efectos de la lluvia ácida que contaminaron pastizales y animales produciendo daños ecológicos que hasta la actualidad persisten, como la contaminación de la leche que aún no cumple con las condiciones para ser consumida.

De acuerdo con lo señalado por Bequette (1996),

Para evaluar mejor el impacto ecológico de la catástrofe, conviene saber que el periodo de desintegración del yodo-131 es de ocho días; el del cesio- 134 dos años; el del estroncio- 90, treinta años y el del plutonio -239, tiene una semivida de 24.100 años, cifras que en promedio hay que multiplicarlo por quince afin de determinar el tiempo necesario para que los elementos desaparezcan completamente del ambiente (p. 43).

Según datos de la ONU y otros organismos, recopilados por Díaz (2011) en un reportaje a 25 años de Chernobil, existirían al menos cincuenta víctimas directas, cuatro mil muertos por cáncer y millones de muertos al largo de estos años, cifras que se han ocultado por lo escandaloso y atentatorio a los Derechos Fundamentales de las personas de vivir en un ambiente seguro y libre de contaminación. Esto es, sin armas nucleares y reactores, que son como la espada de Damocles para la humanidad, temerosa de los vaivenes y veleidades de quienes detentan el poder, generando una humanidad movida como títeres en manos de la tiranía, de la locura y sed de dominio.

Cabe mencionar, que el arsenal nuclear más grande del planeta está en manos de Rusia, que no se conforma con sus 8.500 cabezas nucleares, sino que desde hace algún tiempo trabaja para modernizar tanto sus armas como sus sistemas de lanzamiento. Se estima, que un cuarto de ellas está listo para ser utilizadas. De hecho, la primera prueba atómica la realizaron los soviéticos en el año 1949 y hoy continúan cultivando este tipo de armas con treinta nueve centros nucleares repartidos en su vasto territorio (Bauer, 2019)

Ciertamente, Nionoksa nos hace presente la megalomanía de mandatarios representados por Puttin, Trump, Kim Jong-un, entre otros, quienes asumen que las personas somos grandes conglomerados de soldados, o que las muertes y enfermedades son externalidades negativas o efectos colaterales de sus decisiones perversas. A sí mismo, las lógicas de seguridad nacional, expresadas en crímenes de odio, fobia a los turistas, discriminación a inmigrantes son cada vez más explicitas y recurrentes.

¿Llegará un momento en que viviremos en grandes fuertes, resguardados y blindados por gruesas murallas, en donde nadie pueda cruzar las fronteras? O tal vez ¿volveremos a momentos de la historia humana donde el poder soberbio de algunos pisotea a pueblos y trabajadores sin posibilidad de defensa? Es más, desde el ojo panóptico, en relación con los nuevos nacionalismos, permite comprender el motivo por las cuales las potencias mundiales se autoproclaman jueces del mundo y administradores del bienestar de la humanidad. El problema, es cuando estos poderosos se enceguecen y arrastran a sus pueblos a los conflictos bélicos que, junto a otros factores; políticos, sociales y económico, convergen para hacer estallar guerras, las que obviamente no sólo afecta a los círculos militares, sino también, a la población civil. Cabe recordar, que en medio de la primera y segunda guerra mundial millares de mujeres, hombres, niños, niñas fueron afectados por los gases tóxicos y los desastres causados por las bombas nucleares. En este contexto, es necesario recordar que, así como hubo una generación que vivió las dos guerras mundiales, existe una generación de rusos y europeos que han vivido dos atentados de hecatombe nuclear y que a la postre se han constituido en crímenes de lesa humanidad. Así, por pequeñas y mezquinas alianzas y por intereses particulares de los países, a veces difícil de descifrar, como sostiene Bosemberg (2006), se han cometido horrores que han dejado heridas y cicatrices imborrables de generaciones de hombres, mujeres, niños y niñas que han visto devastados sus esperanzas, sus sueños e ideales. Por tanto, estamos frente a una memoria reciente donde la historia decrece al modo que afirmó Einstein (s/a) “no sé cómo será la tercera guerra mundial, pero la cuarta, será con piedras y palos” (s/p).

Quizás, hoy podamos adelantarnos en decir que la tercera guerra será por agua, por territorios, por armamentos, por tecnología, por energías, por mezquindades, por ignorancias, por estrechez de raciocinio e individualismo. Y esto, se puede desprender desde las mismas afirmaciones del jefe de ROSATOM, Likhachev quien impactó a la opinión pública cuando señaló: “continuará el trabajo sobre este nuevo tipo de armas que, bajo cualquier circunstancia, se hará hasta el final" (Likhachev citado por Silva, 2019, s/p). Al respecto, cobran vida las palabras de Einstein (s/a): “dos cosas son infinitas, la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo” (s/p).

Ahora bien, desde los otros continentes no se puede contemplar Nionoksa como un acontecimiento lejano sin ninguna incidencia para nuestros pueblos. Desde el sur, se podría increpar al viejo continente, para que asuma su edad y aplique su sabiduría por siglos construida: ¡Europa tan antigua, tan añosa e ignorante, que todavía no aprendes de tus calamidades, de tus derrotas y de tus afanes imperialistas que te enceguece, te encandila, al punto de no mirar la dignidad del ser humano, perpetuando la esclavitud y el vasallaje como un poder que aplasta e invisibiliza a las personas!

En este sentido, América Latina, tiene el desafío de no imitar a estas potencias de la deshumanización, que como hijo del colonialismo se revela al autoritarismo, arbitrariedades y armamentismo. Hoy es imperativo, construir nuevos relatos de decolonización, intersubjetividades, nuevas ciudadanías, interculturalidad-es y amistad cívica. Cuestión que es un aprendizaje continuo y comunitariamente construido. Es necesario, que los gobiernos rechacen la energía nuclear para fines armamentistas y más bien, se opte por energías renovables, perspicacia que queremos se comparta como efecto multiplicador de sabiduría y aprecio a la naturaleza y a la humanidad. De esta manera, se requiere encarnar en nuestros pueblos y gobernantes las palabras de Benedetti (s/a) quien en su lenguaje poético proclamaba un criterio de discernimiento de la historia: “hay una sola grieta decididamente profunda y es la que media entre la maravilla del hombre (y la mujer) y los desmaravilladores” (s/p), tales como Bolsonaro y Ortega, solo por nombrar a algunos.

Referencias

Bauer, U. (2019). Arreglo de cuentas en el Golfo Pérsico. Recuperado de: https://www.dw.com/es/arreglo-de-cuentas-en-el-golfo-p%C3%A9rsico/a-49252219 BBC (14 de agosto 2019). Prueba nuclear en Rusia: la radiación hasta 16 veces superior que se registró tras una explosión. Recuperado de: https://www.elobservador.com.uy/nota/prueba-nuclear-en-rusia-la-radiacion-hasta-16-veces-superior-que-se-registro-tras-una-explosion-20198147633. Benedetti, M. (s/a). Grietas. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/grietas-777440/html/6fa12768-0eba-442c-b545-e5d77bd37a95_2.html Bequette, F. (1996). Un mundo sin desechos. ¿Una Utopía? Correo de la UNESCO, 49 (3), 43-46. Bosemberg, L. (2006). Las guerras mundiales: problemas y controversias en torno a los orígenes. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, (33), 289-309. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=127112581011 Díaz, A. (2011). Chernobil. 25 años después. Recuperado de: https://www.elmundo.es/especiales/chernobil/consecuencias/index.html Einstein, A. (s/a). Dos cosas son infinitas. Recuperado de: https://www.muyhistoria.es/contemporanea/articulo/quince-frases-geniales-de-albert-einstein Einstein, A. (s/a). Sobre la tercera guerra mundial. Recuperado de: https://inciclopedia.org/wiki/Tercera_Guerra_Mundial OMS (2005). Chernóbil: la verdadera escala del accidente. Recuperado de: ttps://www.who.int/mediacentre/news/releases/2005/pr38/es/index1.html Silva, C. (2019). Rusia asegura que la explosión en una base militar se debió a la prueba de "nuevas armas". Recuperado de: https://www.msn.com/es-cl/noticias/mundo/rusia-asegura-que-la-explosi%C3%B3n-en-una-base-militar-se-debi%C3%B3-a-la-prueba-de-nuevas-armas/ar-AAFJx9D

Dra. Sonia Brito Rodríguez Mg. Lorena Basualto Porra Lic. Andrea Berríos Brito

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