Bella expresión de danza contemporánea que resalta el movimiento de los cuerpos que transitan en la búsqueda de la perfección en cuanto posibilidad expresiva del ser. Si se quiere una ruta de manifestación metafísica desde la corporalidad conciente y onírica en torno a la recuperación del cuerpo como "centro de gravedad", perdiendo el temor suspendiendo el pudor.
Los cuerpos siempre en movimiento, un movimiento que desplaza, cuerpos que buscan su propio ser, abierto a los cuerpos "próximos" que están ahí en el mismo espacio, cerca muy cerca uno de los otro, sin la mirada. Los cuerpos se relacionan en el movimiento y no en la quietud, una representación necesario del cuerpo social contemporáneo que muchas veces no se reconoce en la mirada, pero que sin embargo transitan o habitan un mismo espacio común.
Reconocer las corporalidades en el movimiento, en el pasar cotidiano, dejando esa sensación de que siempre se va a algún lugar de destino, casi siempre apresurado. La puesta en escena invita a esa representación mostrándonos una alternativa vinculada a la contemplación. Lo sublime del movimiento en la belleza de los cuerpos escapando del rutinario movimiento de la ciudad apresurada. La escena de esos esos cuerpos en movimiento, expresión de la belleza, redimiéndonos de la quietud que condena al ser. El arte como expresión de la trascendencia del ser.
Lo erótico sin pudor, los cuerpos concientes de la sensualidad, la nube como una niebla de ensueño, ahí aparece el encanto de lo onírico como vía expresiva que rodea al cuerpo, traspasándolo, impregnándolo, humedeciéndolo, en esa carencia de la desnudez frente a la intemperie, somos y no somos, asumir el tránsito en el movimiento.
El cuerpo del individuo, un poco lejos del otro, sin embargo próximo. El cruce entre un cuerpo y otro, moverse sin limitar ni enfrentar al otro cuerpo. La distancia, el respeto, sin violencia de oposiciones. El cuerpo liberado a la expresión de lo que siente más de lo que piensa. Cuerpo y cuerpos, conciencia de este transitar humano, ese misterio del encuentro con otros, ese espacio sagrado, la donación y la reciprocidad, como ese ciclo necesario, tan necesario como las estaciones del tiempo.
No sólo los cuerpos, sino que algo más. El paisaje, el cuerpo y los cuerpos rodeados por un entorno. El entorno no como límite sino que como el espacio en el cual el movimiento del ser se desprende. El cuerpo se desplaza siempre en un lugar, pensar que el desarrollo del ser no sólo se puede dar en el ensimismamiento, superar de algún modo el extravío de las miradas. Hermosa invitación a pensar el movimiento propio para sociedades que requieren con urgencia el reencuentro de lo próximo para tomar conciencia de lo que somos.
Un nuevo acierto del GAM que contribuye al seguir pensando quiénes somos como sociedad, gran trabajo de José Vidal y hermosa presentación de las y los performers en escena: Francisca Concha, Maira Aldana, Marahui Cárdenas, Melissa Briones, Natalia Bakulic, Raffaella Di Girolamo, Rommy Rojas, Vivian Odeth Moreno, Yanara Salinas, Antonio Rivas, Jorge Olivera, Marcel Torres, Matías Castro, Mathias Chacón, Pedro Drapela.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra